Antena3.- No es la primera vez que Jonathan denuncia discriminación por ser ciego a la hora de acceder a un establecimiento. «Pese a que la ley de perros guía tiene entre 20 y 30 años hay gente que no la conoce o no la quiere conocer aunque es poco frecuente tener estos encontronazos», señala. Los hechos ocurrieron en un restaurante de Sant Boi de Llobregat, Barcelona donde le prohibieron el paso por acudir con un perro guía.
Finalmente Jonathan llamó a la Policía para dar aviso de lo que estaba sucediendo. Los agentes avisan de que en estos casos hay que poner una amonestación al bar a nivel administrativo por el derecho de admisión mal llevado. Señala que las personas invidentes cuando se encuentran con este tipo de problemática lo que intentan es «bajar a tierra» a los dueños de los establecimientos. «Si no eres de aquí, pues miras en Google o llamas a la Policía». «Seguramente si hubiera llamado a la Policía le habrían dicho que yo tenía que entrar», mantiene.
«Se estaban inventando que en la mesa de al lado había un niño alérgico a los animales»
Uno de los responsable del local asegura que le invitaron a abandonar el restaurante porque en la mesa que estaba al lado el niño era alérgico a los animales, aunque señala Jonathan que eso no se supo en ningún momento y que están poniendo ahora esa excusa para justificar sus actos.
Explica el denunciante que cuando entró en el establecimiento eran las 23.00 horas, en el local había más gente y él iba acompañado de 4 personas. Cuando Jonathan llama a la Policía los agentes le dijeron que podía elevar la denuncia a un delito de odio. «No os dabais cuenta de que os estaba grabando pero estáis grabados, hay mucho más material que a partir de hoy puede ir al juzgado», señalaba.
Señala la abogada Montse Suárez que no es un delito que Jonathan grabe la escena y más «si es para poder acreditar la infracción en este caso administrativa que han cometido estos señores». «El derecho al acceso, al entorno está regulado en todas las comunidades autónomas». Sostiene la abogada que es una infracción grave el no haber permitido la entrada, la deambulación y la permanencia de Jonathan con su perro guía. La sanción es de 601 a 3.000 euros. «También podría haber delito de odio por las declaraciones de descargo que hace este hombre», indica.
«Esto sucede demasiadas veces y es discriminación absoluta»
Jonathan quiere denunciar su caso públicamente porque esto es algo que suede demasiadas veces y «es discriminación absoluta». «No me dejan entrar porque soy ciego, porque tengo la libertad absoluta de ir al sitio que entro. Si dejara hacer eso tampoco podría entrar en un supermercado. Hay muchas personas ciegas a las que le ha pasado», lamenta.