El autor de la masacre de Hipercor, Rafael Caride, expulsado de ETA tras pedir perdón, abandona la cárcel este domingo
PEDRO GOROSPE. EL PAÍS.- El juez de la Audiencia Nacional Alejandro Abascal, en funciones de guardia esta semana, ha ordenado este sábado la retirada de fotografías de presos etarras que se podían ver en una de las casetas del recinto festivo de Bilbao que comienza este sábado su Semana Grande. El magistrado de refuerzo del Juzgado Central de Instrucción número 6 ha tomado esta decisión tras la denuncia de la asociación Dignidad y Justicia, en la que se solicitaba la retirada de dichas fotografías por constituir un delito de humillación a las víctimas y de enaltecimiento del terrorismo. Es una práctica habitual que año tras año, se muestren las imágenes de los presos de la banda en las fiestas de Bilbao y de otros pueblos. En los últimos homenajes públicos a los presos de ETA que abandonan la cárcel tras cumplir sus penas, algunos de los participantes exhibían la imagen de otros terroristas presos.
En su auto, Abascal considera que la exhibición de esas fotografías en la caseta Txori-Barrote, con gran afluencia de gente, puede provocar un daño a las víctimas del terrorismo y a sus familiares, por lo que debe prohibirse la exhibición de dichas fotografías. Según exponía la denuncia de Dignidad y Justicia, en la mencionada caseta de la Semana Grande de Bilbao se exhibían «de forma pública y ostentosa» las fotografías de presos de ETA, «muchos de ellos condenados por asesinato». Uno de ellos, el asesino de Luis Portero, padre del fundador de la asociación.
Acompañando a cada foto está escrito el nombre de cada etarra y en el frontal de la caseta se puede leer la frase Euskal preso eta iheslariak etxera (Presos vascos y huidos, a casa). En la parte trasera de la caseta, en euskera y en inglés, se hace referencia a los miembros de la organización terrorista que se encuentran en prisión cumpliendo condena por su pertenencia o por su colaboración con la banda, así como a favor de los etarras huidos, explica la denuncia.
Atentado de Hipercor
Rafael Caride Simón, el responsable de colocar el coche bomba en los bajos del Hipercor de Barcelona que causó 21 muertos y 45 heridos en 1987, sale este domingo en libertad definitiva de la prisión guipuzcoana de Martutene después de pasar 19 de los 790 años a los que fue condenado en cárceles españolas y otros siete en francesas. Los últimos dos los ha cumplido en libertad condicional, solo pernoctando en la cárcel.
Lutxo, un alias de Caride con el que apenas se le conoce, de origen gallego y exjefe del comando Barcelona cuando organizó el atentado, reorientó su vida en una década. En julio de 2003 demostró a su mundo que seguía fiel a la organización cuando, junto al que fuera jefe de los comandos operativos de ETA hasta su detención en 1987 Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros, provocó su expulsión del juicio que se celebraba contra ellos en la Audiencia Nacional por su participación en la matanza de Hipercor. Ambos aseguraron que no aceptaban ni el juicio ni el tribunal. Caride Simón eludió su responsabilidad y dijo en vez de responder a las preguntas: «Pienso que los responsables de esta masacre no están aquí en este juicio». Santi Potros golpeó el cristal blindado de la pecera de la sala de vistas.
Siete años después, en 2010, ocho presos -el propio Rafael Caride, Carmen Guisasola, Joseba Urrusolo Sistiaga, Kepa Pikabea, Andoni Alza, Koldo Carrasco, Fernando de Luis Astarloa y Josu García- firmaron una misiva en representación de unos 30 o 40 presos en la que planteaban al resto, por vez primera, el «reconocimiento-reparación de los daños causados» a las víctimas del terrorismo.
Para entonces ya estaban en la prisión de Nanclares, en Álava, y dentro de lo que se conoció como la vía Nanclares. En octubre de ese año, ETA le echó de su colectivo de presos. En noviembre de 2011, se reunió cara a cara con una víctima, Rosa, que no quiso facilitar sus apellidos y que sufrió el atentado de Hipercor, y luego, en junio de 2012, con Roberto Manrique, de la asociación de víctimas de Cataluña. Las dos víctimas creyeron las palabras de arrepentimiento de Caride y la empatía que mostró en los encuentros con el dolor de ambos.