GERMÁN GONZÁLEZ. EL MUNDO.- La Audiencia de Barcelona juzgará esta semana a diez miembros de los grupos musicales ultras Batallón de Castigo y Más que palabras por presuntamente difundir ideología nazi en su letras, promover la violencia y vender productos vinculados al nacionalsocialismo. El Servicio contra delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía de Barcelona, que coordina el fiscal Miguel Ángel Aguilar, pide de cinco a once años de cárcel para los procesados ya que considera que formaban una trama dedicada a la distribución y venta de material nazi y música con contenidos que promueven la violencia y la discriminación.
La investigación comenzó tras celebrarse en octubre de 2010 un concierto en la sala Kon-fusión de Sabadell en el que participaron estos grupos y al que acudieron unas 250 personas, la mayoría con estética skin, que hicieron proclamas y gritos ultras como el saludo nazi. La Fiscalía les acusa de delitos como integración en una asociación ilícita; delito contra el ejercicios de los Derechos Fundamentales, tenencia de armas prohibidas y difusión de ideas que pretenden rehabilitar regímenes que amparen el genocidio.
También pide la clausura definitiva de las empresas Soportes Sonores y Distribuciones Serigráticas Dso, que distribuían la música y el material, de dos sellos discrográficos y la disolución de los dos grupos, así como la anulación de los registros de los derechos de autor de sus canciones. Entre las letras de las canciones de Batallón de Castigo se puede escuchar afirmaciones como soy fascista terror del comunista, estaremos dispuestos hasta que la gloria del fascismo triunfe en la nación‘ o Cataluña no es una nación, España una, España unida.
En este sentido, el Ministerio Público remarca que los grupos presuntamente usaban las canciones para difundir el llamado ‘discurso del odio», por lo que sus letras contienen exaltaciones de la violencia contra judíos, gitanos, homosexuales, comunistas e inmigrantes. Además, constata que Los investigadores constataron que los conciertos de esas bandas servían supuestamente como «método de financiación de organizaciones y asociaciones» fascistas y que en los mismos eran habituales las agresiones y peleas, así como actos de enaltecimiento del régimen nazi del III Reich. Por eso vinculó presuntamente a estos grupos musicales con «todo un entramado organizado de forma empresarial» que tenía por objetivo no solo la venta y distribución de discos sino también distribución desde Madrid de productos relacionados con nazismo, con símbolos del III Reich y lemas fascistas o xenófobos.
El fiscal cree que esta comercialización generaba «cuantiosos beneficios económicos» ya que entre los años 2007 y 2011 sumó ventas por 2,4 millones de euros, tanto a través de internet como de la tienda física. Por eso, remarca que la «iconografía y simbología» del material que distribuía la trama «cumplía una función política de divulgación de la cultura del odio y de la exaltación» del régimen nazi con el fin de que fuera usada «por los grupos urbanos violentos denominados skinheads o captar nuevos adeptos».