HOY.- Un juzgado archivó el caso al considerar que el acusado no conocía la orientación sexual de la víctima
La Audiencia Provincial de Badajoz ha ordenado al Juzgado de Instrucción número 2 de Badajoz reabrir la causa que investiga la existencia de un posible delito de trato degradante cometido por un hombre que llamó «maricón» y agarró por los testículos a un joven de unos 18 años de edad «que iba vestido de mujer», unos hechos a los que la Audiencia da una especial importancia porque «existen indicios» de que el autor de ese presunto delito sabía que la víctima era transexual.
Los hechos que están siendo investigados tuvieron lugar el 30 de noviembre de 2019 en el interior de una discoteca ubicada en una localidad de la provincia de Badajoz.
Fue allí donde el acusado, de entre 45 y 50 años de edad, y la víctima, que tenía alrededor de 18 años, mantuvieron un enfrentamiento que, según explica el abogado de la defensa, se desencadenó cuando su representado recriminó al joven que hubiese entrado en el servicio de las chicas.
Se produjo entonces un conflicto y con posterioridad el joven denunció haber sido víctima de un delito de daños y otro de trato degradante, hechos que fueron instruidos por el Juzgado número 2 de Badajoz. Los daños fueron supuestamente provocados en la puerta de acceso al domicilio del padre del joven y el juzgado determinó que debían ir a juicio.
Pero no sucedió lo mismo con el delito de odio, que fue archivado al considerar el juzgado instructor que no existían razones para abrir juicio oral porque no no existe la certeza de que el acusado conociera la orientación sexual del acusado.
Contra esa decisión recurrieron el abogado de la acusación y la Fiscalía de Badajoz, que han conseguido que el caso sea reabierto.
En el auto de la Audiencia Provincial de Badajoz se explica que lejos de tratarse de «una broma de mal gusto», ese tipo de hechos «en la actualidad aparecen tipificados como delito de trato degradante, de suerte que debe ser en el acto de juicio oral donde se determinen los hechos, las responsabilidades a que hubiere lugar y todas las circunstancias concurrentes».
Los magistrados que firman el auto indican que este delito contra la integridad moral castiga la conducta de quien «infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su integridad moral».
«El adjetivo degradante equivale a humillar, rebajar o envilecer, en este caso a la persona sujeto pasivo del delito, consistiendo por tanto en desconocer el valor que el ser humano tiene como tal por el hecho de serlo», añade el auto, donde se indica que los indicios apuntan a que la víctima «vestía como mujer desde hacía tiempo», razón por la que el acusado conocía su condición de transexual cuando «el investigado se dirige a esa persona y le llama supuestamente maricón y le agarra los genitales para ver si tenía, lo cual, obviamente, constituye una conducta vejatoria y degradante que, indiciariamente, atenta contra su propia identidad sexual y la propia autoestima y el respeto a que tiene derecho todo ser humano, con independencia o al margen de su condición u orientación sexual».
Para el abogado de la defensa, el delito no existe porque previamente hubo otro incidente que debe ser investigado y, además, el procesado desconocía la orientación sexual de la víctima «porque hasta ese día no había vestido como mujer y esa noche sólo utilizaba una peluca similar a las que suelen usarse en las fiestas previas a la Navidad».
