GLOBAL VOICES.- La República Islámica de Irán retiró de la solicitud del documento nacional de identidad la opción “otro credo”, en una medida que parece tener como objetivo final negar la ciudadanía iraní a millones de personas.
Los miembros de minorías religiosas no reconocidas como el bahaísmo, el yaresanismo, el mandeísmo y los cristianos convertidos deberán mentir o esconder su credo para ejercer el derecho de la ciudadanía en Irán. De acuerdo a estas nuevas medidas del Centro de Censos Nacional, los solicitantes del documento de identidad podrán elegir una de las siguientes religiones reconocidas: el islamismo, el zoroastrianismo, el judaísmo y el cristianismo.
En Irán, las minorías pertenecientes a religiones reconocidas han sido víctimas de discriminación por años y muchas se vieron forzadas a dejar el país desde la revolución de 1979.
Esta última medida del Gobierno iraní marca un nuevo capítulo en la situación dramática que se desarrolla en el país desde hace meses. Previamente, ocurrió la severa represión a manifestantes. Antes de eso, la muerte en noviembre de 2019 de unas 1500 personas, incluidos 17 adolescentes, como resultado de las medidas enérgicas para reprimir a protestantes que estaban en contra del régimen. El 8 de enero de 2020, la Guardia Revolucionaria derribó un vuelo comercial ucraniano, hecho que dejó un saldo total de 176 víctimas mortales. Otro arresto masivo tuvo lugar cuando los manifestantes salieron a las calles luego de que el Gobierno, en respuesta a la presión internacional, confesó que derribó el avión por error. Todavía no hay noticias de qué ocurrió con los miles de arrestados en las protestas de noviembre y enero.
¿Qué impacto tendrá esta nueva política?
El documento nacional de identidad es un requisito previo para cualquier trámite oficial en Irán, como la inscripción a una universidad, la solicitud de un pasaporte, la vente y compra de propiedades y automóviles, la reserva de hoteles y vuelos, la obtención de permisos de trabajo, la realización de transacciones bancarias, la tramitación de una queja, la realización de contratos y el acceso a la pensión. Simin Fahandej, representante del bahaísmo en Naciones Unidas, declaró a Global Voices que “no acceder al documento nacional de identidad hace que la realización de las actividades cotidianas sea prácticamente imposible”.
“El estado chiíta quiere marginar a las minorías para quedarse con el poder”, declaró Behnaz Hosseini, investigador radicado en Europa que publicó muchos artículos y libros sobre religiones minoritarias, a la organización de derechos religiosos Article 18. “El régimen intensifica la presión sobre las minorías para que migren o, en el caso de los yaresaníes, para quitarles su identidad al convertirlos al islamismo”.
40 años de persecución y discriminación
La persecución de minorías religiosas comenzó en los primeros días de la revolución, con el arresto de los baha’is, así como los asesinatos extrajudiciales de personas convertidas al cristianismo y de quienes los defendían. Hasta quienes pertenecían a minorías reconocidas, como los musulmanes sunies, se convirtieron en ciudadanos de segunda y hasta tercera clase.
“La persecución de los baha’is por parte de la República Islámica se convirtió en una política constante durante los últimos 40 años”, declaró a Global Voices Afshin Shahi, profesor de política de Oriente Medio y de relaciones internacionales en la Universidad de Bradford. “Inclusive con gobiernos más moderados, la comunidad baha’i fue víctima de discriminación. El régimen vio históricamente a los miembros de la comunidad bahai como un potencial rival. Esto generó una paranoia política que se tradujo en prejuicio religioso. En un momento en que el régimen se enfrenta a desafíos cada vez mayores, no me llama la atención que hayan tomado nuevas medidas para presionar aún más a esta comunidad vulnerable”.
De acuerdo a Simin Fahandej, los bahá’ís no tienen acceso a la educación superior en Irán, ni pueden ser empleados en el ámbito público ni reciben beneficios del sistema previsional. “Las personas de origen bahá’í que se inscriben en las universidades son rechazados de entrada; se les dice que sus solicitudes de inscripción están ‘incompletas’”, explicó Fahandej a Global Voices. “Inclusive en los casos en que los bahá’ís logran inscribirse, son expulsados de las instituciones en cuanto se descubre su origen”.
“En esencia, el Gobierno iraní usó durante los últimos 40 años todas las tácticas posibles para que los baha’is tuvieran que mentir sobre sus creencias”, dijo Fahandej. “En los primeros años de la revolución, se les decía que si negaban su religión no serían ejecutados. Fueron forzados a elegir entre su fe y el derecho a trabajar, y ahora entre su fe y el derecho a ser ciudadanos. Para los baha’ís, la verdad es la “base de todas las cualidades humanas”, va en contra de sus creencias mentir sobre su fe. Este nuevo problema con los documentos de identidad es una nueva estrategia para que los baha’is nieguen y mientan sobre su fe”.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Con esta medida, la República Islámica no solo va en contra de la Declaración Universal de Derechos Humanos, declaración de la que forma parte como nación, sino que además va en contra de su propia Constitución.
El artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
El artículo 19 de la Constitución iraní establece que “Las personas de Irán, sin importar a qué grupo étnico o tribu pertenezcan, cuentan con los mismos derechos; el color, la raza, la lengua y la apariencia no implican ningún privilegio”.
Con la eliminación de la opción “otro credo” en la solicitud del documento nacional de identidad, millones en Irán que pertenecen a minorías religiosas son excluidos del “pueblo de Irán”.
Simin Fahandej cree en la acción internacional. “La comunidad internacional baha’i denuncia estas violaciones en las agencias de Naciones Unidas a nivel internacional”, explica Fahandej. “La presión internacional siempre sirve para que los Gobiernos se hagan cargo de sus compromisos y obligaciones en la esfera internacional. Los Gobiernos no quieren ser vistos como violadores de derechos humanos, por lo que denunciar estos problemas en el marco internacional y crear consciencia sobre su existencia y un aspecto importante al buscar justicia”.