A la víctima, que había perdido a sus hijos por vivir en la calle, le machacaron la cabeza con un adoquín
CARLOS HIDALGO. ABC.- Tenía unos 45 años y en el barrio de Valdezarza (Moncloa-Aravaca) la llamaban la China. Su vida puede resumirse como un prontuario de la desdicha. Arrojada a la calle desde hacía tiempo por la mala vida, quienes algo sabían de ella en la zona aseguraban que había perdido a sus hijos por su estado de indigencia.
El punto y final a su existencia se lo ha puesto, según apuntan los indicios recabados, un hombre. De la manera más atroz, a golpes con una piedra que le destrozaron la cara y la cabeza. Así, ensangrentada y entre unos matorrales de un pequeño parque infantil de la calle de SanRestituto, junto a la boca del Metro, se la encontraron los servicios de limpieza municipales.javascript:falsePUBLICIDAD
Fuentes policiales indicaron a ABC que, por las livideces del cadáver, llevaba muerta varias horas. Desde esa misma noche. Se investiga si la China (cuyo nombre real no ha trascendido, pues se encontraba indocumentada) fue víctima de una violación o de un intento. El cuerpo «estaba en una zona complicada, no muy a la vista», precisaron nuestros informantes, por lo que nadie la observó en todo el tiempo, hasta que empezó a clarear la mañana. Yacía a unos metros del lugar donde pernoctaba y malvivía desde hacía unos tres meses. La gente del barrio sabía de ella, de vista e incluso de alguna conversación, y nadie tenía queja. Era correcta en el trato y no daba problemas.
El Grupo VI de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial de Madrid se ha hecho cargo de la investigación, con la colaboración del Grupo de Delitos Violentos de la Científica. Son los funcionarios de este segundo los que se llevaron un adoquín ensangrentado que hallaron allí mismo y con el que, supuestamente, asesinaron a la mujer. Se encuentran analizándolo en dependencias policiales, en busca de, entre otras cosas, restos biológicos que puedan poner nombre y apellidos al autor de semejante salvajada.
El cadáver, tras comprobar el Samur que nada se podía hacer por la víctima, fue trasladado al Instituto Anatómico Forense. Fuentes del caso precisaron a este periódico que tenía los pantalones bajados. No se sabe si porque la forzaron mientras dormía, con la intención de vejarla sexualmente, o si mantuvo relaciones con su asesino de manera voluntaria y, en una discusión, la golpeó. O fue porque ella se resistió. Lo cierto es que, a falta del informe preliminar de la autopsia, la zona genital no presentaba erosiones, laceraciones ni otro tipo de lesiones apreciables a simple vista que indicaran un forcejeo. Sin embargo, los agentes insisten en que hasta que el forense no realice su análisis pericial es imposible arrojar un dato en un sentido u en otro.
Al cierre de esta edición, no se habían producido detenciones. Tampoco se cierra ninguna hipótesis: desde un caso de violencia de género a una pelea entre mendigos o un ataque inopinado.