El Mundo.- Saray permanece en la UCI de un hospital de Zaragoza con diversas roturas y contusiones.
Saray es una niña de 10 años, de origen colombiano, que vive en Zaragoza con sus padres, Katya y Carlos, y un hermano pequeño.
Desde el pasado viernes está ingresada en la UCI del Hospital Miguel Servet de la capital aragonesa tras sufrir una fractura de cadera, una fisura en un tobillo y diversas contusiones, fruto de un posible intento de suicidio por un supuesto acoso escolar que, según su familia, la menor llevaba «sufriendo desde el curso pasado en el colegio Agustín Gericó», concertado, donde estudia desde enero de 2021.
Según ha explicado este domingo la madre a ‘El Periódico de Aragón’, «Saray dejó sobre la mesa del salón una nota en la que se despedía de su hermano y de su padre». La nota manuscrita está en poder la Policía Nacional, que investiga lo ocurrido, aseguran los progenitores de Saray.
Además, poco antes, la niña le mandó un mensaje a su abuela, que vive en Colombia y con la que está muy unida, a través de Whatsapp, «también despidiéndose de ella».
Esta previsto que los padres interpongan este lunes una denuncia en comisaría contra el centro y quienes «le hacían la vida imposible casi a diario», según ha señalado Katya.
La madre asegura que está reviviendo cada segundo previo a lo ocurrido el viernes, e incluso el jueves, cuando ya detectaron que algo no iba del todo bien tras la vuelta de la menor al colegio después de las vacaciones.
En el momento de la caída, Saray se encontraba sola en casa, pues su madre había salido, su hermano no había vuelto del colegio y su padre, trasportista de profesión, estaba trabajando.
La madre recuerda que cuando regresaba a casa se encontró a mucha gente junto a su hija que, «tendida en la acera, se quejaba mucho por el dolor».
Por lo que ha contado la propia niña a sus padres y al personal sanitario que le atiende, aseguran que está relacionado con el «acoso escolar» que empezó a sufrir el año pasado por parte de otras compañeras de curso.
La madre ha explicado al citado medio que lo pusieron «en conocimiento de la tutora, le contamos lo que estaba pasando, que la insultaban y la agredían casi a diario en la hora del recreo otras alumnas de otra clase, pero nunca se tomaron medidas».
Añade que «le decían sudaca de mierda, vuelve a tu país, o puta colombiana no vas a tener amigos, le golpeaban, le tiraban del pelo, le mojaban la ropa…»
Así las cosas, Katya acabó «repitiendo curso», lo que, en un principio, sería un alivio al no coincidir con quienes le insultaban, pero, al regresar a clase el pasado jueves, «volvieron las agresiones, los insultos y las burlas por haber repetido».