El hombre habría sido esposado, golpeado y amenazado con un arma para después ser abandonado en el monte atado a un árbol
EMMA ARAUJO. LA VOZ DE GALICIA.- Ser inmigrante y conseguir un trabajo en una explotación agrícola y al mismo tiempo regularizar tu situación laboral en España en plena pandemia es una oportunidad que nadie dejaría escapar, aunque de buenas a primeras te pidan 2.500 euros por todo el papeleo.
Así arranca la Operación Carcelero, una causa abierta por la Guardia Civil que ahora está en fase de instrucción en el juzgado número dos de Ordes, ya que este inmigrante, que llegó a Santiago desde el Levante el pasado 23 de junio, acabó golpeado y maniatado en una zona boscosa de la provincia de A Coruña.
Quien lo contrató, un empresario de 29 años de Santa Comba con propiedades agrícolas en Tordoia, fue detenido por la Guardia Civil y permaneció en prisión por orden judicial bajo la sospecha de haber cometido los delitos de detención ilegal, amenazas, lesiones y trata de seres humanos. También se investiga la relación que este empresario mantenía con hasta ocho personas más, todas extranjeras, a los que había contratado con fórmulas de dudosa legalidad.
Según declaró el inmigrante agredido, tras llegar a Santiago y pagar en varios plazos a otra persona los 2.500 euros que le reclamaba su contratador, lo alojaron en un hostal de Negreira y allí lo recogían para trabajar en una nave en Anxeriz, en Tordoia. El 30 de junio fue el último día que lo fueron a buscar, junto con otros inmigrantes, para retirar piedras. De todos los pagos que hizo hasta sumar los 2.500 euros tomó fotografías con su teléfono móvil. Y cuando quiso hacer lo mismo con las instalaciones en las que estaban trabajando fue descubierto, esposado, golpeado y amenazado con un arma. «Esto es Galicia», le dijeron. Horas después, afirmó, lo abandonaron en medio del monte atado a un árbol. Consiguió liberarse y ponerse en contacto con un amigo enviándole un mensaje desde su móvil y este avisó al 112 y a la Guardia Civil. Fue trasladado al Hospital Clínico de Santiago, cuyo parte médico constata signos de agresión, un traumatismo en la cara y lesiones compatibles con el uso de esposas en muñecas y tobillos.
Registros en la nave
Tras estos hechos, prestó declaración ante la Guardia Civil junto a otro trabajador, también contratado por el empresario xalleiro y que tenía conocimiento de parte de lo sucedido porque, según declaró, quisieron implicarlo en la agresión con el argumento de que iban a cobrar una deuda, pero logró escabullirse.
A sus testimonios se sumaron también declaraciones de varios inmigrantes que confirmaron las prácticas irregulares del empresario, que fue detenido junto con un hombre identificado como su capataz. La Guardia Civil registró en la vivienda del empresario en Santa Comba, en la que encontraron documentación manuscrita con numerosos nombres que provocaron una peritación caligráfica. También registraron la nave de Anxeriz y localizaron más material.
El sindicato CUT representa a ocho trabajadores, para los que ha solicitado residencia temporal por circunstancias excepcionales para colaborar con su testimonio en la operación Carcelero. Una de las primeras medidas es su declaración en el juzgado ordense como testigos.