Marlaska reclama que hay que «controlar» esa desinformación, pero que el Gobierno no censura
LAURA L. CARO. ABC.- No convenció el ministro del Interior cuando atribuyó a un «lapsus» que la Guardia Civil revelara estar rastreando bulos para «minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del gobierno». Y no convenció tampoco ayer, cuando trató de dar normalidad a la instrucción dada a la Benemérita de monitorizar campañas de desinformación que generen «desafección a instituciones del Gobierno» argumentando que el fin es «proteger» a los españoles, porque «esa desafección a las instituciones -alertó- puede ir en contra de la salud pública».
«Si alguien escucha que está colapsado el sistema de sanidad y no va, ¿qué hacemos?, ¿no actuamos?… eso lo tienen que controlar las fuerzas de seguridad, no con una finalidad política, sino por seguridad de todos», se justificó. «No hay censura. Libertad de expresión. Simplemente trabajamos para proteger a la sociedad en una situación muy compleja como la actual», añadió. Y para conjurar la sospecha de que el Gobierno esté haciendo mandatos inadecuados se escudó en los funcionarios: «No me gusta instrumentalizar, pero ¿creen que la Policía Nacional y la Guardia Civil cumplirían una hipotética orden ilegal?. Yo no lo veo».
Fernando Grande-Marlaska comparecía ayer ante la Comisión de Interior del Congreso, en la que compitieron en protagonismo durante cuatro horas y media de debate esta controversia en torno al uso político de las fuerzas de Seguridad que pudiera estar haciendo el Gobierno y ya larga polémica en torno a la falta de mascarillas y guantes denunciada por policías y guardias civiles. « No faltaron», rechazó hasta el cansancio el ministro, que de paso se felicitó de que de los 667 contagios detectados entre agentes en la última semana de marzo se ha pasado a los 128 positivos registrados entre el 15 y el 22 de abril, un 75% menos. Lo hizo entre profundos elogios a la labor de los miembros de estos Cuerpos. «Deles las gracias, pero también los medios», le replicó el representante de Ciudadanos, Pablo Cambronero.
Las negaciones de Marlaska chocaron con la visión de la portavoz del PP, Ana Vázquez, que reprochó al titular del Interior su «incompetencia» y al Ejecutivo que «sólo nos permite quitarnos la mascarilla para ponernos la mordaza». «Quite sus manos de la Guardia Civil y la Policía Nacional», reclamó. Vox, a través de su diputada Macarena Olona, acusó al «Gobierno socialcomunista» de «rapiña para imponer el modelo chavista», y limitar las libertades en una estrategia de criba de Internet para «identificar al disidente».
Frente a ello, en apoyo del ministro salió Unidas Podemos. De «desaprensiva y antipatriótica» tachó a la oposición su portavoz, Enrique Santiago, que se mostró tan entusiasta con la gestión de Interior que, en otro ámbito, llegó a felicitar a los funcionarios de la Comisaría General de Extranjería por «el trabajo realizado en los Centros de Internamiento de Extranjeros», los CIE, que su formación habitualmente ha identificado como nidos de abusos policiales.
Pero las críticas a Marlaska también procedieron de los socios de Pedro Sánchez. Las de ERC y Junts Per Cataluña -estas últimas pronunciadas en un discurso en catalán por su diputada Miriam Noguera- por el uso de la Ley de Seguridad para hacer cumplir el confinamiento. El ministro terminó prometiéndoles que derogará esta norma.