DiarioSur.- Según la Fiscalía y la acusación particular, la acusada estuvo durante meses humillando en público a la víctima delante de decenas de testigos.
Iba a trabajar todos los días a una biblioteca de Marbella, pero allí se encontraba con una compañera que estuvo meses humillándolo en público, refiriéndose a él como «imbécil» e «inútil», con el agravante de que cuenta con una discapacidad. Ese, al menos, es el relato de la Fiscalía y de la acusación particular, que piden para la supuesta autora de los hechos dos años de prisión y una multa por un presunto delito contra la integridad moral.
Los hechos ocurrieron en una biblioteca de Marbella. Según los escritos de acusación -a los que este periódico ha tenido acceso- la acusada, compañera de trabajo del denunciante, habría estado infligiendo durante varios meses un «trato degradante» en el ámbito laboral, «menoscabando gravemente su integridad moral, y realizando contra el mismo de forma reiterada actos hostiles y humillantes». En los escritos de acusación se hace referencia directa al uso de palabras como «imbécil», «idiota» e «inútil», además de otros comportamientos que la Fiscalía y la acusación particular consideran acoso.
Entre ellos está el perseguirle cuando sale a la calle a llamar a su madre para hacerle fotografías con su teléfono móvil, de frente y a la vista de todos; o cuestionar su capacidad para desenvolverse con la informática con expresiones del tipo «cómo sabes tú eso, imbécil, niñato, que eres un inútil que no sabes hacer nada». Además, la acusada se habría dedicado supuestamente a rehacer continuamente el trabajo realizado por la víctima, llegando incluso a romper delante de terceros las fichas de entrada de observación que éste confeccionaba con la humillación que ello le suponía.
A juicio de las acusaciones, todo estas actuaciones habrían provocado a la víctima un «trastorno adaptativo» por el que ha necesitado recibir sesiones de psicoterapia, con síntomas de ansiedad como «inquietud interna, somatizaciones que han empeorado el colon irritable que ya tenía diagnosticado el denunciante por el estrés agudo que la situación descrita le ha hecho atravesar, irritabilidad, preocupaciones excesivas cuya única temática es el trabajo, anticipación de consecuencias negativas con reacción ansiosa, nerviosismo e insomnio», así como su baja laboral.
Por todo ello, Fiscalía y acusación particular coinciden en que estos comportamientos son objeto de un delito contra la integridad moral, con el agravante de responsabilidad criminal del artículo 22.4 del Código Penal, referido a la discriminación realizada por motivos de ideología, religión o creencias, etnia, raza o nación, sexo, orientación sexual, enfermedad o discapacidad de la víctima. Por ello, piden dos años de prisión para la acusada, además de una multa.
El abogado Manuel Huertas, que representa en este caso a la acusación particular, quiso poner el acento en la protección que desde todos los ámbitos, incluido el judicial, ha de darse a este tipo de personas especialmente vulnerables. «Hacemos mucho hincapié en el acoso escolar que sufren, pero luego nos olvidamos de que estas personas crecen, y en muchos casos siguen sufriendo acoso en el trabajo», aseguró.