El Comercio/Alejandro Fuente.- La Fiscalía tiene abiertas diligencias preliminares y ha solicitado al centro escolar en el que estudian un informe sobre los hechos y, en su caso, las medidas adoptadas al respecto
Cinco menores, cuatro de 13 años y otra de 15, han sido identificadas como presuntas autoras de la agresión a otra niña de 13 hace varias semanas en El Entrego. Todas ellas carecen de antecedentes previos.
La Fiscalía del Principado de Asturias ha informado de que la Sección de Menores tiene abiertas diligencias preliminares para recabar los hechos supuestamente sucedidos y la entidad de los mismos y recuerda que las jóvenes de 13 años identificadas son inimputables de acuerdo con la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores.
Además, han solicitado al centro escolar en el que estudian las menores un informe sobre los hechos y, en su caso, las medidas adoptadas al respecto.
«Todos nos han dado la espalda»
«La niña no quiere ir a la escuela, está mal y tiene pánico», relata con notable indignación Aroa Álvarez Díaz, la madre de la niña de trece años que ha denunciado una grave agresión a su hija, además de acoso en el colegio donde cursa segundo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), de El Entrego. Ayer ya no fue al aula. «Y no sé nada del centro ni de Inspección Educativa; nadie me ha llamado». ¿Qué opción le queda a esta familia? «Vamos a tener que cambiarla de escuela. Queríamos que acabara el curso, pero no habrá otra salida. Se muere de miedo».
La voz de alarma la daba Aroa a través de EL COMERCIO. Asegura que desde febrero sufre el hostigamiento de, al menos, tres compañeras. Se ha interpuesto denuncia ante la Policía Nacional que ya remitió las diligencias a la Fiscalía de Menores el pasado mes. En la Consejería de Educación se ha señalado, por su parte, que el centro educativo tiene abierto un protocolo de acoso y el Servicio de Inspección Educativa está haciendo un seguimiento del caso. «Pero es mentira», aseguraba ayer la madre; «lo abrieron y lo cerraron negando que hubiera acoso, y abrieron uno de conflicto». La niña tiene risa nerviosa y eso es, al parecer, lo que genera el malestar tanto con las presuntas agresoras como en el propio centro. «Nos hicieron firmar una especie de contrato de conducta por el que si se ríe la pueden expulsar una semana; la castigan a ella porque la consideran parte del problema». El colegio concertado solo se centró en señalar que la agresión se produjo fuera de sus instalaciones.
Aroa dice sentir «indignación» cuando escucha a los políticos que hay que salir a denunciar este tipo de actitudes y que se va a actuar con contundencia. El propio presidente del Principado, Adrián Barbón, hacía un llamamiento a la comunidad educativa, tras el reciente suicidio de una joven de veinte años en Gijón que denunció en una carta haber sufrido acoso escolar: «Ante la mínima sospecha de acoso escolar, no callen, no miren a otro lado».
Pero Aroa Álvarez cuenta que «en el propio centro, cuando denuncié lo que estaba ocurriendo desde febrero, me hicieron sentir mal e indefensa. No fueron justos cuando ellos mismos veían lo que pasaba y no hicieron nada; dicen que no, que no es acoso a pesar de todo. El día que yo hablé con la inspectora fue el del funeral de Claudia (la joven de Gijón). ¿Qué predicamos? A nosotros nos están dando todos la espalda. Hace dos semanas que tuvimos que interponer la denuncia y no sabemos nada de la investigación».
Al final, tres menores, junto a otras amigas de El Entrego, le propinaron una paliza a la hija de Aroa hace un par de semanas, cuando salía de clases particulares. «Fui a aparcar el coche y vi muchas niñas a la puerta de donde mi hija va a clase particular, entre ellas, las que le acosan en el colegio y amigas de estas, y llamé a la Policía porque sabía que iba a pasar algo», recuerda Aroa. Asegura, todavía conmocionada, que «tras aparcar, me acerqué, y ya la sentí gritar. Estaba en el suelo y otra niña amiga de sus acosadoras le pegaba patadas en la cabeza y en el cuerpo».