A mediados de marzo, ocho centros de internamiento de migrantes en Reino Unido iniciaban una huelga de hambre. Un solicitante de asilo se cose los labios para protestar contra estas cárceles para sin papeles
MARTÍN CÚNEO. EL DIAGONAL. El 9 de marzo, 60 detenidos en el centro de internamiento de Dungavel, en Escocia, cerca de Glasgow, comenzaron a rechazar los alimentos para denunciar “la forma en la que son tratados desde hace mucho tiempo”, el hacinamiento en las celdas, hasta ocho en un misma habitación, y el hecho de que el Reino Unido es el único país de la Unión Europea que no tiene límites de tiempo para recluir a los migrantes que esperan ser deportados.
Pocos días después ya eran 70 los internos en huelga de hambre, y la medida de fuerza se contagiaba a ocho centros de detención, entre ellos Yarl’s Wood (Bedfordshire), Harmondsworth y Colnbrook (cerca del aeropuerto de Heathrow), además de Tinsley House y Brook House (cerca del aeropuerto de Gatwick).
En Harmondsworth, el mayor CIE de Reino Unido, con más de 600 migrantes recluidos, las protestas por la suciedad, el maltrato, el hacinamiento en las celdas –que los internos comparan con “jaulas de animales”– llevó a que el 24 de marzo un solicitante de asilo se cosiera con hilo la boca, según informó The Independent, después de haber pasado nueve meses detenido en este centro de internamiento.
Una reciente investigación del Independent Monitoring Board (IMB), institución independiente que monitoria la situación en las cárceles y centros de migrantes, señalaba que la interminable detención en estos centros tiene “un efecto destructivo en el bienestar y la salud de los detenidos”. A principios de marzo, una serie de vídeos con cámara oculta aireaba las deplorables condiciones de vida de la población migrante en Harmondsworth. En una de las piezas quedaba patente que la administración encerraba a los migrantes dos horas extra en sus celdas para reducir costes.
“El agua ha estado cortada todo el día”, contaba un interno de Harmondsworth el 13 de marzo. Y no era por mantenimiento. “No les importa lo que hagamos aquí dentro. Nos estamos muriendo. Por la protesta de ayer, uno de mis compañeros ha ido al hospital porque se ha puesto enfermo. Estaba en la huelga de hambre y se puso a vomitar. Ahora no sabemos dónde está”, contaba.
Al sureste de Londres, el mismo viernes 13 de marzo los testimonios se replicaban con semejante desesperación: “No estamos comiendo en el centro de detención de Dover. La mitad de la gente ya está en huelga. Nos estamos organizando y hablando con la gente. Somos seres humanos”.
Los teléfonos con cámara están prohibidos en los centros de detención de migrantes. Cuando se le preguntó la razón a un representante del Ministerio del Interior, éste contestó que era para impedir que los detenidos envíen fotos a los medios de comunicación de las peleas, las autolesiones y «estas malas condiciones, como las ratas y cualquier otra mierda que hay aquí «. El Gobierno «no quiere la mala publicidad que implica», afirmaba el funcionario.
Un guardia descontento explica que la nueva administración está haciendo que el personal trabaje más turnos con menos descanso entre ellos.
La investigación de Corporate Watch desveló que la gestora del CIE de Harmondsworth comenzó a encerrar a los detenidos en sus celdas durante dos horas más por la noche. De esta forma, los detenidos pasan casi la mitad de su tiempo encerrados en sus celdas.