La organización alerta del auge de líderes autoritarios en Europa y Estados Unidos
SILVIA AYUSO. EL PAÍS.- La organización internacional Human Rights Watch ha cargado contra los líderes populistas como una de las principales amenazas para los derechos humanos y la democracia en Occidente. En su informe anual publicado este jueves, la ONG denuncia que en Europa y Estados Unidos está creciendo el rechazo a los migrantes, de lo cual se aprovechan algunos políticos para proponer hacer a un lado los derechos fundamentales en nombre de lo que quiere el «pueblo». El informe critica también la débil respuesta de líderes internacionales y el ascenso del autoritarismo, particularmente en EE UU con la elección de Donald Trump.
No es casualidad que HRW eligiera Washington, por primera vez en una década, como la ciudad desde donde presentar su informe anual sobre la situación de los derechos humanos en el mundo. Cada año, lo hace desde un lugar que considera representativo de los problemas de los que alerta. En una semana, por las calles de la capital estadounidense desfilará, antes de instalarse por cuatro años el nuevo presidente, Donald Trump, al que la organización señala como uno de los principales peligros de la nueva ola de populismo que asola la región que, hasta ahora, era un bastión de los derechos humanos.
“Trump mina muchos de los estándares básicos de decencia que son esenciales para la democracia”, denunció el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, al presentar el informe. “Si prevalecen las voces de la intolerancia, el mundo corre peligro de entrar en una era oscura”, advirtió.
Y las señales de alarma son muchas, según Roth.
“Trump y varios políticos en Europa —Marine Le Pen en Francia, Geert Wilders en Holanda— intentan llegar al poder apelando al racismo, la xenofobia, la misoginia y el nativismo. Y pretenden que el público acepte violaciones de derechos humanos, argumentando que supuestamente son necesarias para asegurar empleos, evitar cambios culturales o prevenir ataques terroristas”, dijo Roth. Mientras el responsable de HRW hablaba en Washington, Le Pen, líder del Frente Nacional de Francia, entraba precisamente en la Torre Trump de Nueva York donde el presidente electo ultima sus preparativos antes de instalarse en la Casa Blanca.
El problema de la estrategia de estos políticos, señala el informe, es que “cuando los populistas tratan los derechos como un obstáculo a lo que ellos entienden como la voluntad de la mayoría, es solo cuestión de tiempo antes de que comiencen a enfrentar a quienes no están de acuerdo con su agenda”. En este ambiente, «la verdad se convierte frecuentemente en una víctima».
Son “estas pretensiones de mayoritarismo sin límites y las embestidas a los frenos y contrapesos que limitan el poder gubernamental” las que, considera HRW, “son quizás el mayor peligro que hoy amenaza el futuro de la democracia en Occidente”.
El diagnóstico de HRW es una llamada de atención. Expone que en los países occidentales, muchas personas se sienten excluidas por la creciente desigualdad, incómodas ante cada vez más diversidad étnica y religiosa, y atemorizadas por los episodios de terrorismo, de modo que empiezan a pensar que los Gobiernos no están atendiendo las preocupaciones de la población. «Un segmento cada vez más amplio del público considera que los derechos protegen solamente a esas ‘otras’ personas, en vez de a ellas mismas, y por eso creen que son prescindibles. Los populistas sugieren que si la mayoría desea limitar los derechos de refugiados, migrantes o minorías, entonces deberían ser libres de hacerlo», explica.