EFE. LA VANGUARDIA.- La organización proderechos humanos Human Rights Watch (HRW) urgió este jueves a Bangladesh a trasladar a unos 300 rohinyás que se encuentran confinados en una isla remota hasta los campamentos de refugiados situados en el interior del país.
Los miembros de esta perseguida minoría musulmana procedente de Birmania fueron rescatados por la Armada bangladesí tras pasar semanas varados en el mar y fueron enviados en mayo a la isla deshabitada de Bhasan Char, cercana a la costa bangladesí.
HRW denunció que los rohinyás se encuentran en realidad detenidos en un lugar propenso a las inundaciones y durante la época del monzón, una situación que las autoridades justifican para mantenerlos en cuarentena durante la pandemia del coronavirus.
«Las autoridades de Bangladesh están usando la pandemia como una excusa para detener a refugiados en una estrecha franja de tierra en un mar agitado por el monzón, mientras sus familias rezan con ansiedad por su vuelta», dijo en un comunicado el director para Asia de HRW, Brad Adams.
El comisionado para la Ayuda y Repatriación de Refugiados de la nación asiática, Mahbub Alam Talukder, aseguró sin embargo hoy a Efe que las autoridades no tienen previsto trasladar a los rohinyás de la isla.
«De momento no planeamos nada por el estilo, más bien queremos enviar a 100.000 (a la isla). Creemos que se encuentran bien y viven en condiciones más seguras en Bhasan Char durante el monzón», aseguró Talukder.
La isla, que cubre un área de unos 40 kilómetros cuadrados y es accesible únicamente en barco, cuenta con viviendas para unas 100.000 personas y el plan inicial del Gobierno de Bangladesh era trasladar a decenas de miles de refugiados rohinyá desde los campamentos del sureste del país.
Pero el proyecto se encuentra estancado desde el pasado febrero a causa de las críticas de grupos de derechos humanos y la negativa de los rohinyás a abandonar los campamentos.
Unos 738.000 rohinyás refugiados en Bangladesh llegaron al país en agosto de 2017 huyendo de una ola de persecución y violencia por parte del Ejército del vecino Birmania, que la ONU calificó como un ejemplo de limpieza étnica y un posible genocidio, crímenes de lesa humanidad que investigan los tribunales internacionales.
