AGENCIA FRONTERIZA DE NOTICIAS.- La homofobia y transfobia que existen en México están provocando que más de 10 mil personas de la comunidad gay y transexual soliciten asilo en Estados Unidos con la intención de alejarse de la discriminación laboral y gubernamental que diariamente padecen.
Además revelaron que sufren de agresión policiaca, no sólo en sus lugares de origen, sino durante toda su travesía, desde que salen de sus casas hasta que llegan a Tijuana para intentar “cruzar”.
Bárbara, una mujer transgénero originaria de Chiapas que reside desde hace tres años en Tijuana, manifestó que desde su llegada a la ciudad fronteriza, su vida ha sido un “martirio” por los acosos y agresiones de agentes de la policía municipal que en múltiples ocasiones la han “ultrajado” e incluso saqueado su hogar, expresó.
En una entrevista con AFN, confesó que ha recibido golpes y torturas policíacas todos estos años y, aunque declaró haberse acercado a todas las instancias de derechos humanos, sólo ha recibido comentarios sobre lo “quejosa” que es, por lo que dijo, ya no aguanta esta ciudad y planea pedir asilo por homofobia a las autoridades estadounidenses.
El sábado pasado, Bárbara sufrió un “saqueo” de su hogar, en éste derribaron la puerta y robaron la discografía de su “Show”, ya que ella trabaja como artista, así como sus libros, y al cuestionarla sobre los posibles culpables, ella sólo pudo pensar en una respuesta: policías.
Al no poder con tanta agresión, la mujer transgénero se ha acercado al antropólogo y defensor de los derechos humanos en Tijuana, Víctor Clark Alfaro, quien la ha orientado durante el proceso, así como a muchos casos similares a los de Bárbara a lo largo de los años.
Víctor Clark ha investigado de cerca la situación que cientos de personas de la comunidad homosexual, lésbica y transgénero de la ciudad viven diariamente, quienes, desde los años noventa comenzaron a solicitar asilo en Estados Unidos por la homofobia que se vive en México, la cual, a explicación del antropólogo, es derivada del arraigo del machismo en la cultura de nuestro país.
En esos primeros años, el asilo se otorgaba fácilmente debido a la comprobación de las agresiones homofóbicas hacia estos grupos, sin embargo, la aprobación de algunas leyes a favor de la comunidad homosexual y transexual en la Ciudad de México, han cambiado la percepción de las autoridades estadounidenses quienes pueden considerar que hay un cambio cultural en el país, el cual, expresó, está lejos de existir.
Hizo saber que las estadísticas demuestran que hace cuatro años, quienes solicitaban asilo por este motivo eran alrededor de 200 personas por año, sin embargo, ahora suman más de 10 mil casos de homosexuales y transgéneros de todo el país que desean cruzar, sin embargo, cada día es más difícil obtener ese asilo.
En el caso particular de Tijuana, se viven dos ejes muy diferentes, por un lado existe la zona “moderna” de la ciudad, donde, como él indicó, se puede ver a parejas homosexuales realizar expresiones de afecto en el Centro o Río sin ninguna consecuencia aparente, e incluso la realización de un desfile “gay” en la avenida “Revolución” cada año.
Pero no se puede decir lo mismo del “Este” del municipio, donde la cultura es mucho más cerrada y conservadora en sus prácticas colectivas, sobretodo en la población mayor, aunque aclaró la homofobia puede presentarse en cualquier ámbito o sitio, muchas veces hasta en las instituciones públicas y dependencias del gobierno donde no tienen contemplado cómo atender las necesidades específicas del sector mencionado.Asimismo, hizo saber que las personas de esta comunidad tienen un pasado muchas veces tormentoso que comienza desde el núcleo familiar, donde el maltrato comienza por la falta de aceptación de diversidad sexual que deriva en la huída de los afectados de sus hogares.
Indicó que, en base a los testimonios de las personas a las que ha ayudado a conseguir el asilo en Estados Unidos, la vida sí les cambia en ese país, ya que, si bien la homofobia existe en algunas zonas rurales, la tolerancia y oportunidades son mayores para este sector.
Por su parte, los datos proporcionados por la asociación “Centro de Servicios SER” que brinda a la comunidad de diversidad sexual atención médica reproductiva, pláticas y orientación, indican que de las 85 mujeres “trans” que atienden al año, gran parte de ellas son arrestadas regularmente debido a que no poseen identificaciones oficiales que las avalen como mujeres.
En Baja California, los transexuales no pueden cambiar su sexo en sus identificaciones, por lo que al pasar de uno a otro físicamente, quedan como “indocumentados” dentro del país al carecer de personalidad jurídica.
Las quejas son presentadas ante la Procuraduría de Derechos Humanos y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, sin embargo, es poco lo que se ha avanzado en legalidad e identificación para este grupo.
Al llegar a la Instancia Municipal de Infractores, las “trans” son revisadas frente a los hombres que se encuentren en el sitio y colocadas en una celda con decenas de ellos a pesar de la diferencia física que existe entre ambos.
Asimismo, por ser arrestadas por lo que muchas veces el juez considera que no es un delito, como el no portar identificación, las mujeres transexuales se resisten a la detención lo que deriva en maltrato físico por el esfuerzo que realizan, según las razones que las autoridades dan al personal del grupo “SER”.
Como expresó el antropólogo y concuerdan el testigo y personal de la asociación, México está lejos de un cambio, sin embargo, el exhorto es a las autoridades, quienes tienen el deber de detener la discriminación ya que el asilo dejará de ser una opción en poco tiempo.