Varios establecimentos y empresas de Harlem y Brooklyn reciben una carta con una esvástica y consignas xenofóbicas, homofóbicas y antisemitas, incluyendo la famosa frase de Donald Turmp: «Make america great again».
LUIS M. ÁLVAREZ.- Nueva York estrena una nueva manera de distribuir el odio: el correo ordinario. Una panadería-carnicería, un despacho de abogados y una firma de representación legal son los destinatarios en Brooklyn de una carta con una gran esvástica y varias consignas xenofóbicas, homofóbicas y antisemitas, mientras que en Harlem las cartas han llegado a la Harlem Bussiness Alliance, La joyería Número Uno y un establecimiento de Starbucks, además del Consulado israelí en Midtown East.
Acompañados de una gran esvástica, la primera consigna alude directamente al mismísimo presidente de los Estados Unidos, al proclamar «MAKE AMERICA GREA AGAIN!!!», el famoso eslogan de campaña de Donald Trump, que animaba a «hacer América grande de nuevo», seguida de «JUDEN RAUS», un eslogan utilizado en la Alemania nazi que significa «judíos fuera», mientras que la tercera proclama directamente que «negros y maricas deben arder en el infierno», terminando con un sencillo «la identidad cristiana está de vuelta» (como si alguna vez se hubiera ido).
Tan sólo se tiene conocimiento de nueve diferentes empresas, establecimientos u organizaciones que hayan recibido esta inquietante misiva, que algunas han recibido el mismo día del Yom Kippur, máxima festividad entre los judíos como el encargado de la joyería Numero Uno, cuya carta fue abierta por una de sus empleadas quien, a pesar de ser católica, quedó «muy impactada». Paul Freund, trabajador de la carnicería que ha recibido la misma misiva manifiesta que no está asustado y considera que «quien quiera que haya hecho esto en 2017 es para mí un estúpido».
«A la luz de lo que está pasando en el mundo, todas las amenazas deben tomarse muy enserio (…). No vamos a esperar por un incidente antes de acreditar una amenaza (….). Los crímenes de odio son asuntos serios (…). Esta amenaza contra uno de los establecimientos queridos de nuestra comunidad, a través del correo estadounidense, es absolutamente un crimen de odio», asegura el Dov Hiskind, un asambleísta del estado de Nueva York al visitar la pastelería Weiss.
La homofobia en la calle fue de las primeras consecuencias del efecto Donal Trump, nada más conocerse el resultado de las votaciones presidenciales, siendo Brian Brown, jefe de la National Organization for Marriage, una organización religiosa calificada como extremista, que no tardaban en enviarle una carta con sus peticiones. En la misma línea se manifestaba el Ku Klux Klan, que rápidamente salía del armario para desplegar toda su iconografía nazi, llegando a estallas la violencia en Charlottesville a principios de este año, sin que fuera expresamente condenada por el presidente, a pesar de producirse la muerte de una contramnifestante pacifista, Heather Heyer, atropellada cuando un vehículo se precipita contra la multitud. Los últimos en exponer abiertametne su odio eran los evangelistas de Nashville a través de un manifiesto, aunque se encontraron con el rechazo de un gran parte de sus conciudadanos.
El análisis de los primeros cien días de gobierno de Donald Trump ya constataban que el presidente de los Estados Unidos estaba haciendo lo contrario de lo que había anunciado en su campaña en loq ue respecta a los derechos de la comunidad LGBT, dando rienda suelta para que el odio se incrementara en la calle.