Cada vez son más las campañas en Europa que piden la aceptación de la homosexualidad en el fútbol.
Los jugadores homosexuales de Alemania tienen a su disposición una guía para ‘salir del armario’.
A nivel regional, en España hay decretos que castigan duramente los comportamientos homófobos en los terrenos de juego.
ALBERTO VARGAS. ZOOM NEWS.- La lucha contra el homofobia en el fútbol empieza a dar sus frutos. Hace unos años prácticamente nadie consideraba los gritos o cánticos contra los homosexuales como algo problemático, sin embargo, en la última temporada se han dado pasos muy importantes para tratar de erradicarlos, sobre todo en los estadios. Algo ha cambiado en el mundo del deporte desde que el futbolista estadounidense Robbie Roggers anunciara en su blog personal que sus preferencias sexuales eran los hombres y no las mujeres.
Para muchos, la Premier League es el gran referente en la lucha contra la homofobia en el fútbol. Una campaña de la asociación Stonewall ha conseguido por primera vez en la historia que varios futbolistas profesionales luzcan en sus botas los colores del arco iris, la marca de la bandera del movimiento homosexual. “Righ Behind Gay Footballer”, que es como se llama esta campaña para conseguir la “aceptación e inclusión en el fútbol británico de la homosexualidad”, ha logrado que jugadores del Everton, Norwich y del Queens Park lleven unos cordones en sus botas con los colores del arco iris.
El capitán del Everton, Phil Jagielka, llegó a pronunciarse públicamente sobre la homofobia en el fútbol al asegurar que tanto para él como para el resto de sus compañeros “la sexualidad de un jugador no es importante. Su habilidad en el campo es lo que cuenta”. Joy Barton, el futbolista del Queens Park que en su día levantó una gran polémica por llamar transexual a Thiago Silva, quiso lavar su imagen de deportista homófobo, al colaborar con esta campaña. “Hay que demostrar a los pueblos que la sexualidad no debería ser un problema. Únete al movimiento de los cordones del arco iris”, dijo en las redes sociales. Aunque esta iniciativa ha sido un éxito por su trascendencia mediática, algunos clubes de peso en la Premier se han negado a sumarse a ella. Equipos como el Tottenham o el Manchester United les prohibieron a sus jugadores lucir estos cordones.
La Bundesliga alemana también ha evolucionado en su particular lucha contra la homofobia en el deporte después de publicar hace algún tiempo una especie de guía para ayudar a los jugadores homosexuales. Este documento, elaborado directamente por la Federación Alemana de Fútbol, pretende establecer unas premisas para facilitar la vida a los profesionales que decidan hacer pública su condición sexual. Precisamente, los propios aficionados al fútbol germano son conscientes de la importancia que tiene erradicar la homofobia en los estadios de fútbol: un estudio reciente del instituto de demoscopia YouGov aseguraba el pasado mes que la mayoría de los seguidores alemanes creen que la UEFA y la FIFA “no hacen lo suficiente para combatir contra la homofobia en el deporte http://comprar-ed.com/viagra.html rey”.
Aunque el fútbol profesional en España todavía no ha dado pasos tan importantes como los de la Premier o la Bundesliga, a nivel regional sí se han producido algunos avances en la lucha contra la homofobia. En Euskadi, el pasado miércoles, se aprobó un nuevo decreto que regula la práctica deportiva a nivel autonómico en el que se considera como falta muy grave realizar una declaración pública de manera sexista u homófoba. El jugador que pronuncie un insulto homófobo puede ser castigado hasta a un año de suspensión.
Desde la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) consideran que los pasos que se han dado en el fútbol europeo son importantes aunque «hay que continuar con esta progresión». Para el vocal de la FELGTB, Rubén López, en el fútbol profesional español «por desgracia nadie se atreve a hacer nada. La situación en este sentido es desoladora. Es triste que en muchos campos de nuestro país todavía se grite ‘maricón’ cada dos por tres. Solo se han dado pequeños pasitos como la campaña contra la homofobia que presentó el Athletic de Bilbao en 2012».
Francia e Italia tienen mucho que mejorar
En Francia, los comportamientos homófobos empiezan a preocupar a los dirigentes de su Federación. Un estudio de la asociación ‘Paris Foot Gay’ dice que el fútbol francés es mayoritariamente homófobo ya que un “41% de los jugadores profesionales de Primera y Segunda División confiesan opiniones hostiles a la homosexualidad”. “El 63% de los profesionales galos dicen que les sorprendería que un compañero de equipo desvelara su condición mientras que a un 22% les gustaría que esos posibles jugadores homosexuales cambiaran de equipo”. En este estudio, que fue elaborado en marzo de este año, participaron 121 futbolistas profesionales, algunos de ellos de equipos de Primera División como el Ajaccio, Girondins, Brest, Evian, PSG y Saint-Etienne.
Aunque en el Calcio no se ha publicitado ningún estudio relacionado con los jugadores homosexuales, allí se han detectado varios comportamientos intolerantes por parte de jugadores y directivos. Luciano Moggi, exdirector general de la Juventus, dijo en su día: “Un gay no puede ser profesional del fútbol. Yo no sé si los jugadores están en contra de tenerlos en los equipos. Yo, por supuesto que sí. Yo no contrataría un jugador gay”. Otra declaración que levantó ampollas fue protagonizada por Nicola Legrottaglie, futbolista del Catania que señaló en subiografía que “la homosexualidad es una moda, una manera de estar en contra. Pero en la Biblia está claro que tanto la masculina como la femenina son pecado”.
Unas declaraciones de Marcelo Lippi cuando era seleccionador italiano también desataron la polémica al asegurar que a lo largo de su carrera no había conocido a “ningún jugador homosexual”. El actual técnico del Guangzhou chino aclaró que “nunca excluiría de la selección a un futbolista gay”. Por su parte, Fabbio Cannavaro, exjugador del Real Madrid, también realizó unas declaraciones explosivas a una revista rosa diciendo que estaba “totalmente en contra de los matrimonios entre personas del mismo sexo”.