ROSALINA MORENO. CONFILEGAL.- El etarra Germán Urizar de Paz fue homenajeado, de nuevo, ayer en Bilbao, después de que el 3 de marzo se le diera la bienvenida en la capital vizcaína tras su excarcelación. Este homenaje se produce un día antes de la conmemoración del asesinato del policía José Manuel Cruz Martín, al que Urizar asesinó en 1991 en Barakaldo (Vizcaya).
Hoy se cumplen 28 años. Germán Urizar fue el autor material del crimen.
Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), asociación que denunció en la Audiencia Nacional el anterior homenaje a Urizar, ha anunciado que ampliarán la demanda.
Ha denunciado que se ha celebrado “el enésimo ‘ongi etorri’ a Germán Urizar, cuyo “mérito ha sido el de asesinar con bomba lapa al policía José Manuel Cruz”, y ha recordado que precisamente hoy es el aniversario su víctima. “Conociéndoles no me cabe ninguna duda que lo hacen adrede“, ha asegurado.
Ordóñez también ha informado que hubo, además, una nueva bienvenida al preso de ETA Ekaitz Ezkerra Laspeñas, vecino de San Sebastián, que fue puesto en libertad el domingo tras estar excarcelado en Burgos.
José Manuel Cruz tenía 27 años cuando le quitaron la vida. Era de Huelva. Había ingresado en la policía en 1988 y estaba destinado en el País Vasco desde el 1 de febrero de 1989. Estaba casado con Catalina Rebollo Samaniego, que se quedó viuda con 24 años. El matrimonio no tenía hijos.
El agente falleció como consecuencia de la explosión de una bomba adosada a los bajos de su coche, que también causó graves heridas a su mujer, que le acompañaba.
Ella sufrió una fuerte crisis nerviosa al ver el cuerpo de su marido completamente destrozado dentro del coche. Varios transeúntes la sacaron del amasijo de hierros en que había quedado convertido el vehículo. Resultó herida grave en las piernas y estuvo incapacitada 270 días.
La onda expansiva de la explosión produjo, además, heridas leves a un joven de 15 años, Asier de la Mata, y a María del Carmen Álvarez Serrano, de 37.
En 1995 fueron condenados a 50 años de cárcel como autores del asesinato los etarras Raúl Alonso Álvarez, Germán Urízar de Paz y Jesús María Mendinueta Flores, alias Manu.
Urizar fue detenido el 6 de junio de 1991 cuando intentaba asesinar –junto a otros dos integrantes del subcomando del comando Bizkaia, llamado ‘Matalaz’– a otro funcionario de Policía en Barakaldo.
Mendinueta Flores fue arrestado en una operación contra el grupo Vizcaya de ETA el 29 de agosto de 1991, en la que resultaron muertos tras un tiroteo el etarra Juan María Ormazabal, El Turco, y el ertzaina Alfonso Menchaca.
En 2006 fue condenado a 52 años, también como autor, Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias Gadafi, que consiguió huir de la operación en que fue detenido Mendinueta. La Audiencia Nacional consideró probado que Mendinueta Flores e Iglesias Chouzas confeccionaron el artefacto explosivo que mató al agente. Después se lo entregaron a Alonso Álvarez y Urízar de Paz, con la información del domicilio y los datos del vehículo de José Manuel. Ambos forzaron la cerradura del vehículo y colocaron el artefacto bajo el asiento del conductor.
DENUNCIA POR PRESUNTOS DELITOS DE ENALTECIMIENTO DEL TERRORISMO Y DE HUMILLACIÓN A LAS VÍCTIMAS
Covite presentó una denuncia en marzo contra la asociación Kalera Kalera, impulsada por la izquierda abertzale para reclamar la excarcelación de todos los presos de ETA, que promovió el primer homenaje, celebrado en Bilbao.
Considera que puede ser constitutivo de los presuntos delitos de enaltecimiento del terrorismo y de humillación a las víctimas.
Covite también pedió a la Audiencia Nacional que indague acerca de la responsabilidad del Ayuntamiento de Bilbao, gobernado por Juan Mari Arbuto del PNV, en la cesión de la calle Portal de Zamudio de la capital vizcaína para la celebración del homenaje, así como en el papel de la Consejería de Interior en la concesión del permiso para llevar a cabo este acto en la vía pública.
Informó que de acuerdo con las informaciones publicadas, alrededor de un centenar de personas celebraron el pasado 3 de marzo la salida de la prisión de Algeciras y llegada a Bilbao de Urizar, donde le recibieron entre vítores y pancartas en un homenaje organizado por Kalera Kalera.
Como se ve en las imágenes que trascendierib del acto, le dedicaron un aurresku, que es un baile de honor. Para Covite el objetivo de este homenaje fue “honrar su trayectoria criminal”.
En lo que va de 2019 el Observatorio de la Radicalización de Covite ha documentado siete homenajes a miembros de ETA.
Además de los dos de Urizar, informa que el 6 de enero hubo uno al miembro de ETA fallecido Juan Mari Maizkurrena, en Hernani; el 30 de enero otro al miembro de ETA fallecido Oier Gómez, que tuvo lugar en el campus de Vitoria de la UPV; el 10 de enero se hizo a Julen Ibarrola al salir de prisión tras haber cumplido condena de un año por un acto de enaltecimiento a ETA, en Amurrio; también se celebró un homenaje al miembro de ETA Iñaki Etxarte, en Azpeitia; y el acto de bienvenida a Ekaitz Ezkerra Laspeñas, celebrado ayer.
EN 2018 COVITE CONTABILIZÓ HASTA 62 HOMENAJES A ETARRAS
La presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite), Consuelo Ordóñez, y la eurodiputada Maite Pagazaurtundúa hicieron el pasado 8 de febrero un acto en San Sebastián para denunciar la “violencia moral y humanillación” que suponen para las víctimas los homenajes a terroristas de ETA y la “falta de luz y justicia” en torno a sus crímenes.
En él denunciaron que en el posterrorismo de ETA “se sigue produciendo violencia”. “Una violencia moral que no permite que las heridas puedan cerrarse de manera correcta”, apuntó Pagazaurtundúa.
Este acto coincidió con la 16 conmemoración del asesinato del hermano de Maite Pagazaurtundú, el sargento de la Policía Municipal de Andoain (Guipúzcoa) Joseba Pagazaurtundúa Ruiz, asesinado por ETA el 8 de febrero de 2003.
Pagazaurtundúa contó que un día como ese no estaba en Andoain, donde el PSE-EE hacía un homenaje a su hermano en el Ayuntamiento, porque veía necesario denunciar lo que suponen para las víctimas del terrorismo los homenajes a miembros de ETA.
La eurodiputada recordó que el año pasado no pudo ir a Andoain porque tanto a ella como a su familia les afectó “de forma muy intensa” el homenaje que hizo la izquierda abertzale en la localidad guipuzcoana a dos miembros de ETA, Iñaki Igerategi e Ignacio Otaño, condenados por colaborar en el asesinato.
Ordóñez y Pagazaurtundúa subrayaron que es “inconcebible que en una democracia se homenajee a terroristas con impunidad”.
La eurodiputada destacó que estos homenajes solo se hacen “a los miembros de ETA que no reniegan de su pasado criminal, a los que se sienten orgullosos” de haber pertenecido a la banda asesina, no a los que se han acogido a las vías de reinserción.
Además, recordó que el pasado 12 de diciembre, el Parlamento europeo aprobó por mayoría el informe de conclusiones de la Comisión Especial de Terrorismo y se instó a los países miembros de la UE a prohibir este tipo de actos.
También hizo hincapié en que esto “no es solo un tema penal, sino también social”, y ha criticado que en el País Vasco “hay muchos sectores políticos y sociales que no afean este tipo de conductas”.
Consuelo Ordóñez informó en el acto que el fenómeno del enaltecimiento del terrorismo de ETA se agravó mucho durante el año pasado, y especialmente tras la disolución de ETA.
En 2018, Covite contabilizó un total de 63 homenajes a miembros de ETA en el País Vasco y en Navarra, a los que se sumaron más de un centenar de actos en los que se promovió el enaltecimiento del terrorismo etarra y sus postulados radicales.
También registró 53 pintadas y pancartas en las que se alaba a la banda asesina.
Ordóñez ha denunciado que “en el País Vasco y en Navarra, aunque ya no nos matan, siguen secuestrando nuestra libertad”, y también ha criticado que “una parte de la sociedad, radicalizada, ha asumido los postulados de la banda terrorista y llega, incluso, a rendir honores a los terroristas excarcelados”.
Acusa a “otra parte, bastante amplia”, de participar “de esa equidistancia, de esa falsa gramática del conflicto y del impúdico reparto de responsabilidades”, y mientras tanto, “el nacionalismo vasco dominante y gobernante se afana en lograr la exculpación en torno a los antiguos miembros de ETA frente al resto de la sociedad”.