Al Alami Amaouch, alias ‘Abu Hamza’, es el «padre espiritual» de muchos yihadistas europeos. Holanda alega que no puede hacer mucho dado que el religioso no ha cometido ningún delito
IMANE RACHIDI. EL CONFIDENCIAL.- El predicador marroquí-holandés Al Alami Amaouch no es santo de devoción de nadie en Benelux. El Gobierno de Holanda aplaudió hasta con las orejas al ver que el imán marchó a ejercer en una mezquita en Bélgica hace ya 11 años. Un dolor de cabeza menos, pensó más de uno. Pero a finales de 2016, los belgas lo mandaron de vuelta a casa porque lo consideraron “incontrolable”y estaban hartos de sus fechorías. No ha sido nada fácil, y han tenido que recurrir a la Justicia, pero el pasado noviembre emitieron una orden de expulsión contra el que consideran “el veneno” de los jóvenes musulmanes y el “padre espiritual” de numerosos jóvenes yihadistas europeos.
“Sabemos que se está quedando en La Haya. Pero es que tiene un pasaporte holandés, por lo que puede quedarse donde le plazca, en La Haya, Groninga, Maastricht o cualquier otro sitio. Eso sí, si parece que viola la ley, tomaremos las medidas necesarias”, confirmó un portavoz del municipio de La Haya al diario holandés ‘De Telegraaf’. Se le ha visto predicar en varias mezquitas, entre ellas en la zona de Transvaal y en Schilderswijk, en el centro de la ciudad y de mayoría musulmana. Holanda no puede detenerle porque –alega- no cuenta con pruebas suficientes, y tampoco podría expulsarle ni revocarle la nacionalidad, que obtuvo en los noventa.
El Ministerio de Seguridad y Justicia ha tomado medidas en un caso similar el pasado agosto, contra el controvertido imam salafista Fawaz Jneid. Las autoridades holandesas le han prohibido predicar durante seis meses por cuestiones de seguridad y porque consideraron que contribuye a la radicalización de los jóvenes musulmanes de la ciudad. El ayuntamiento de La Haya ha denunciado en varias ocasiones que sus sermones incitan al extremismo y que había que tomar medidas para frenarle. Jneid fue despedido en 2012 por la Junta de Mezquitas de Holanda, después de hacerse público que había dirigido varias bodas ilegales, de hombres mayores con chicas menores de edad, en la mezquita de Al Sounnah. También pronunciaba sermones homófobos y pidió “la muerte” del cineasta holandés Theo van Gogh unos meses antes d que fuera asesinado en 2004 a manos de un islamista radical, seguidor de Jneid.
El imán de 50 años es conocido entre sus seguidores como Abu Hamza. Bélgica le acusó de “ser un peligro para la sociedad por glorificar el terrorismo y predicar el odio”. En julio del año pasado, la Seguridad del Estado belga revocó el permiso de trabajo de este predicador, que él utilizaba para ejercer en la mezquita de Verviers, en la provincia belga de Lieja (Valonia). En ese pequeño pueblo, ha establecido un circulo extremista muy amplio, según el secretario de Estado belga, Theo Francken. Ese fue uno de los intentos fallidos para frenar a predicador porque en lugar de escarmentar, el religioso apeló la decisión y siguió ejerciendo mientras tanto.
Sin embargo, cinco meses después, el Consejo belga de Apelaciones de Inmigración rechazó la apelación y le dio al religioso treinta días para abandonar el país. Holanda temía que vuelva a casa voluntariamente, o que, al no irse de Bélgica, las autoridades de ese país lo extraditen a territorio holandés. El religioso se defendió el pasado marzo diciendo que sus palabras “no incitan a la violencia”, pero en ningún momento se distanció o condenó al grupo extremista Estado Islámico.
Abu Hamza tiene la nacionalidad holandesa desde que se casó con una mujer de La Haya en los años 90. Por lo tanto, no se le puede prohibir la entrada sin razón de peso a los Países Bajos, cuando no tiene realmente antecedentes penales ni ha sido condenado judicialmente por algún delito. De hecho, la de Bélgica es una decisión sin precedentes y los analistas consideran que puede ser la primera pero no la última medida de este tipo en Europa para frenar a los religiosos radicales que se mueven a sus anchas y sin control alguno por la región.
El predicador se trasladó a Bélgica en 2006 y desde entonces ha jugado “un importante papel” en la radicalización de muchos jóvenes, entre ellos los miembros de la célula de Verviers. La organización fue desmantelada en enero de 2015, tan solo unos días después del atentado contra la revista satírica “Charlie Hebdo” en Paris. Dos supuestos yihadistas murieron y uno resultó herido en una redadas antiterroristas en esa ciudad, después de que los tres abrieran fuego con armas automáticas y fusiles kalashnikov contra las fuerzas especiales. La policía, que señala a Abu Hamza como la fuente de radicalización de esa célula, no detalla cuál fue exactamente su papel ni tampoco logró demostrar suficientemente su influencia sobre esos jóvenes como para llevarlo ante la Justicia.
Practicante de exorcismos coránicos
El predicador también está asociado con la partida a Siria de numerosos jóvenes belgas y holandeses, y con varias incitaciones a la muerte en sus charlas. En uno de sus sermones, amenazó al poeta marroquí Ahmed Assid por “ateo” y pidió a Dios que “le corte la lengua y las piernas”. Además, y según la Seguridad del Estado belga, fue él quien “animó” al argelino Mohamed Merah a llevar a cabo la matanza y el tiroteo en la escuela judía y contra militares franceses en activo en Montauban y Toulouse, en el año 2012. Como consecuencia de esa tragedia, siete personas fueron asesinadas y cinco resultaron heridas.
El imam ejerció en los últimos años entre Bélgica y Holanda. Predicaba en la mayoría de las mezquitas salafistas y daba lecciones privadas a pequeños grupos de jóvenes. El predicador del odio, como le ha bautizado la prensa de ambos países, siguió haciendo de las suyas después incluso de los recientes atentados en el aeropuerto de Bruselas y en Paris. Se trata de un habitual de la ciudad de La Haya, donde residía antes de mudarse a Bélgica.
El Confidencial pregunta en el barrio de Schilderswijk sobre Abu Hamza, y la gente teme hablar de él. Los que lo han hecho señalan su relación con la mezquita local As Sunnah, donde ha sido invitado en varias ocasiones para dar charlas. Es muy popular y respetado entre los jóvenes salafistas de esta zona por sus sermones religiosos. Otros hacen mención a sus otros “saberes”: sus conocidas sesiones de ruqyia, algo así como exorcismo mediante la recitación del Corán para “curar” los daños de los que creen haber sido víctimas de brujería y para sacar los malos espíritus que, los creyentes en magia negra, consideran que se apoderan del cuerpo y alma de la persona.
Y de tal palo, tal astilla. Uno de sus cuatro hijos, Sohaib, de 17 años, está desde el pasado agosto en el punto de mira de las autoridades belgas después de publicar un video en el que aparece andando por la calle mientras reza y hace un llamamiento a “matar a todos los cristianos y apóstatas, y no dejar ninguno vivo”. El funcionariado belga reaccionó a eso: “Le viene de familia”. Sohaib pronunció estas palabras apenas dos semanas después del brutal asesinato de un cura en Francia por dos partidarios del Estado Islámico. El joven se encuentra desde entonces en una institución cerrada bajo vigilanciaen Bélgica y permanecerá allí varios meses.