Europa Press.- El magistrado considera que el presunto autor pretendía «alterar la paz pública mediante la ejecución de actos de terror».
Los investigadores de la Policía han hallado unos pendrives con contenido yihadista en el registro de la vivienda del detenido por el ataque mortal de este miércoles en Algeciras (Cádiz), un hombre al que el juez de la Audiencia Nacional Joaquín Gadea relaciona con el salafismo yihadista, según ha avanzado ‘El País’ y han confirmado a Europa Press fuentes conocedoras del caso.
Fuentes de la lucha antiterrorista han explicado a Europa Press que en el registro de la vivienda se han encontrado unos pendrives que son objeto de análisis policial y que apuntarían a una reciente radicalización del arrestado por asesinar a un sacristán y herir a varias personas, entre ellas un sacerdote.
Se trata de contenido yihadista muy básico, según apuntan las citadas fuentes. Los investigadores también tienen constancia de que el detenido, un marroquí de 25 años, tiene antecedentes por problemas psiquiátricos en su país.
ALTERAR LA PAZ PÚBLICA
En el auto por el que autorizó el citado registro, el magistrado de refuerzo del Juzgado Central de Instrucción Número 6 considera que los hechos pueden ser constitutivos de un delito de asesinato y lesiones con instrumento peligroso con fines terroristas, y relaciona la acción con el salafismo yihadista al concluir que con ella pretendía «alterar la paz pública mediante la ejecución de actos de terror, lo que habría podido motivar la actuación criminal».
Según ha adelantado el citado medio, el juez explica en su escrito que la Policía Nacional le entregó este miércoles un primer oficio en el que hacía un repaso de lo ocurrido desde que el detenido entró en la Iglesia de San Isidro con intenciones que «se desconocen». Una vez allí inició una discusión con los allí presentes, manifestando a los feligreses de forma vehemente que la única religión que hay que seguir es la religión islámica.
‘El País’ apunta que el magistrado explica que, tras abandonar el lugar «profiriendo mensajes en árabe cuyo contenido se desconoce», el hombre regresó sobre las 19.40 horas. En ese momento, los fieles que estaban dentro pudieron escuchar «cómo alguien ubicado en el exterior de la iglesia profiere gritos en árabe».
El juez incide en que una vez finaliza la misa, el sacerdote encargado de la misma bajó del púlpito para comprobar lo que estaba ocurriendo. En ese momento el investigado, portando en su mano un machete de grandes dimensiones y de forma súbita, habría atacado al sacerdote causándole lesiones de gran gravedad.
El detenido en Algeciras tenía orden de expulsión desde junio, pero no antecedentes penales ni por terrorismo
El sacerdote es el salesiano Antonio Rodríguez Lucena, que se encuentra fuera de todo peligro y que este mismo jueves ha dado «gracias a Dios». «Ha pasado ya todo y estoy esperando el alta, para seguir celebrando la fiesta de San Juan Bosco», ha apuntado el religioso.
El magistrado también explica que el detenido también intentó atacar a una de las personas que fue testigo de la agresión al propio sacerdote.
GRITOS DE ‘ALÁ ES GRANDE’ TRAS SU DETENCIÓN
El relato policial asumido por el juez, añade el medio, señala que el presunto yihadista huyó entonces del lugar y se dirigió a un centro de culto católico llamado Virgen La Palma, ubicado a unos 200 metros del otro templo. Allí se encontró con el sacristán al que posteriormente asesinó cuando este abandonaba el lugar por una puerta trasera.
En ese instante, relata Gadea, el detenido inicia varias acometidas sobre el sacristán, causándole unas primeras lesiones e intentando huir, aunque finalmente es alcanzado en la calle. El juez describe cómo, en ese momento, el presunto agresor da la puñalada mortal a la víctima tras mirar al cielo y gritar palabras en árabe.
Una vez que se encuentra en el centro de esa plaza, añade el magistrado, es alcanzado por el atacante, quien, una vez que le tiene en el suelo, sujeta la catana con ambas manos y, alzando la mirada al cielo y gritando unas palabras en árabe entre las que se escucha la palabra ‘Allah [Alá]’, le asesta una última estocada mortal.
En este contexto, el magistrado explica que, una vez finalizado este ataque, el acusado se dirige «de forma muy tranquila» a la ermita Europa «ubicada en esa misma plaza, e intenta acceder al interior». Allí, «sin prestar resistencia», es detenido por agentes de la Policía Local y trasladado a un centro médico para recibir asistencia facultativa, «instante en el que en reiteradas ocasiones profiere gritos de Allahu akbar [Alá es grande]».