EUROPA PRESS.- No fue por una decisión arbitral errónea o polémica. Ni por un gol del equipo rival. Ni por una cantada del portero local. Aún no había comenzado el encuentro en el que la Unión Popular de Langreo y el Mérida se disputaban el ascenso a Segunda B cuando los hinchas de ambos equipos comenzaron a increparse. Los ánimos estaban tan encendidos que ni siquiera esperaron a que sonara el pitido inicial. Antes de todo eso, ya volaban sillas, bengalas y piedras por las calles aledañas al estadio de Ganzábal. Una batalla campal.
Y no quedó ahí la cosa. Después del encuentro, en el que Langreo venció al Mérida por un gol de penalti (1-0) y logró el ascenso a una categoría en la que no estaba desde la temporada 2002-2003, se repitieron las peleas. Las mismas escenas de antes, a las que se sumaron cargas policiales y lunas de vehículos rotos.
Fue Pablo Acebal el que logró el tanto que dio el pase al equipo asturiano, tras haber empatado a cero en el partido de ida. Pero el resultado quedó empañado por el comportamiento de las aficiones.
De hecho, la Confederación Española de Policía (CEP), sindicato que representa los intereses profesionales de la mayoría de los policías destinados en el Principado, ha condenado «los graves incidentes que provocaron las aficiones en el partido disputado el ayer entre la Unión Popular de Langreo y el Mérida Club de Fútbol».
Los hechos más destacados tuvieron lugar cuando miembros del grupo ultra Legiones Sur, del Mérida, se enfrentaron a un grupo de seguidores locales en las inmediaciones del estadio Ganzábal. La organización policial señala en una nota de prensa que «por la extrema violencia empleada por sus protagonistas, se produjeron ocho policías nacionales heridos y cinco vehículos oficiales con importantes daños en sus cristales y carrocería».
Los incidentes llegaron a tal virulencia que uno de los agentes resultó herido por el impacto de una bengala en su rostro, mientras que sus compañeros tuvieron que ser atendidos por contusiones en hombro, espinilla, manos y pies.
«El mal comportamiento de aficionados del Mérida comenzó incluso antes del inicio del partido, sobre las 17:30 horas, cuando un par de seguidores tuvieron un enfrentamiento con otros tantos del club. Más tarde, y ya durante la parte final del segundo tiempo del partido, se produjeron varios amagos de invasión del campo, especialmente al pitar el árbitro un penalti y marcar gol el equipo asturiano. Intentos que, afortunadamente, fueron evitados por los policías», concluye la nota.