Memes, frases hirientes y conceptos discriminatorios afectan la recuperación de mujeres y hombres que sufren por problemas con la comida
TN.- El aislamiento para evitar el avance del COVID-19 no deja atrás el bullying alimenticio. Y esto se evidencia en las redes sociales, que están llenas de “memes” que hacen alusión a cómo terminarán la cuarentena las personas. En su mayoría, el foco se encuentra en la «gordura» por comer mucho durante el encierro.
El contexto que atraviesa el mundo es excepcional para todos. El aislamiento se volvió una obligación y el único contacto con «los otros» pasó a ser virtual. Como consecuencia,la mayor compañía es con uno mismo.
“La mirada propia, que a veces puede ser demoledora, más la opinión del mundo externo, puede dañar a un enfermo que sufre Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Las redes sociales, si bien repudian hechos de discriminación, también los promueven y son la base central de las burlas”, explica a Con Bienestar la licenciada en nutrición Agustina Murcho (M.N. 7.888).
Este tipo de maltrato existe desde siempre, y uno de los términos más virales durante la cuarentena es el de «gordofobia»: rechazo consciente o inconsciente por los cuerpos de mayor peso. Esta fobia, nos cuenta, la sufren más las mujeres (en proporción de 9 por cada hombre), víctimas de innumerables burlas.
De manera contraria, «flacofobia» es el otro término que circula. Si bien es un tanto menos común que la discriminación hacia las personas con obesidad, también existe. Un caso polémico es el bullying que sufre la cantante Tini Stoessel por su delgada figura.
Más allá de la comida
La discriminación que sufren los pacientes con trastornos alimenticios genera un gran impacto para su salud. El trastorno no se limita únicamente a la comida y el cuerpo, la opinión ajena se vuelve un factor clave para que la persona enferma no vuelva a decaer.
“La Argentina es hoy uno de los países con más desórdenes alimentarios del mundo, y las redes sociales son grandes disparadores”, puntualiza la nutricionista, especialista en este tipo de trastornos.
En América Latina, se estima que 6 de cada 10 adultos padecen obesidad. De acuerdo con la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, publicada por el Ministerio de Salud y el INDEC más del 60 por ciento de la población sufre sobrepeso y obesidad.Leé tambiénSi sos ansioso, estos son los alimentos que deberías comer
“Ser gordo es tabú, es una burla constante. No se toma real consciencia del impacto que puede tener para la persona que lo sufre”, describe Murcho.
Y continúa: “Veo mucha desinformación con respecto a los alimentos, mucha demonización en donde todo genera enfermedades, todo engorda. Hay cuentas donde aseguran que ayunar es sano, que dejar de comer lo que nos gusta es lo mejor para evitar enfermedades, que realizar un plan de 21 días es la fórmula del éxito para tener un cuerpo marcado”.
Las personas que son vulnerables a desarrollar patologías alimentarias se ven atraídas por estos perfiles y el riesgo a que desarrollen un desorden alimenticio se potencia.
“Necesitamos más profesionales que generen consciencia para prevenir trastornos alimentarios y mala información relacionada con la alimentación, porque si nos llevamos mal con la comida, empezamos a tener problemas de salud física y mental”, señala la especialista.
Los TCA son alteraciones y desórdenes mentales que afectan a la ingesta y al peso de la persona. Pero, más allá de estos síntomas, se esconden dificultades psicológicas graves y complejas que repercuten en el funcionamiento normal de su vida diaria.
Los factores causantes de estos trastornos, según nos cuenta, son una combinación de elementos psicológicos (influencias familiares y conflictos psíquicos) y sociales (influencias de sus pares y expectativas sociales).
La licenciada recomienda lograr un hábito de comida sana, sin la necesidad de eliminar algún alimento, y evitar realizar dietas que pueden devenir en trastornos alimenticios.
“Aprovechar estar en casa para cocinar en forma saludable, ser consciente de lo que se come, lograr armonía, pero no privarse de todo, ni tener días a puros excesos. Si bien sabemos que en los momentos de crisis o angustia aparecen propuestas tentadoras, no hay que alarmarse”, concluye.