El Español.- Abundan cada vez más en las redes sociales vídeos de menores y jóvenes que difunden un discurso basado en un envenenado concepto de desarrollo personal que fomenta el menosprecio hacia ciertos colectivos como las personas obesas o sin recursos; también las mujeres.
Este fenómeno radica en un solo personaje que, a golpe de expresiones huecas -tales como «fucking panza» o «mileurista»- y montado en coches de alta gama, se ha hecho un hueco entre ellos. La gran mayoría consume su contenido a modo de meme y no comulga con sus ideas, pero a otros los aliena de la vida real bajo un falso modelo de éxito.
Contra los pobres, los gordos…
El influencer Llados cuenta con un grupo de fieles que compran y propagan su mensaje vacío de contenido y destinado a vender sus cursos. Las voces consultadas por este medio coinciden en destacar lo peligroso de este discurso no solo para los que lo difunden, sino también por su fijación contra algunos colectivos, como las personas con sobrepeso, con pocos recursos o las mujeres; gordofobia, aporofobia y machismo.
Una doctrina que el influencer saca a relucir en sus cursos de mentoría (como es natural, de pago). “En mi vida daría mi coche para que lo lavaras, hace meses que te veo y sigues con la misma grasa”, le respondió a uno de sus fieles cuando este le pidió opinión sobre su idea de montar una empresa de lavado de coches a domicilio.
Para Jordi Camós, experto en redes sociales y formador en colegios e institutos con la conferencia La otra cara de las pantallas, sus «humillaciones» a las personas con sobrepeso o sin recursos «son mensajes discriminatorios que incitan el menosprecio». Y los seguidores que le compran esa dicotomía entre ellos (conocedores de la fórmula del éxito) y el resto (perdedores), lo replican.
…y las mujeres
Todo ello también tiene un impacto sobre la relación que defiende respecto a las mujeres. «Mi mujer es una extensión de mí y si se pone gorda, la dejo. ¿Mala persona por tener un estandar mínimo para que mi mujer esté saludable, haga ejercicio, coma bien y viva más años? Tú eres la mala persona que permites que tu mujer esté gorda. ¿De verdad la quieres?», dice uno de sus vídeos virales.
Esta derivada se repite en otros perfiles supuestamente destinados a la emprendeduría, al fitness y al ejercicio físico, que hacen una apología de la cosificación de la mujer.
Aporofobia enmascarada en desarrollo personal
Esto se sostiene sobre un falso concepto de desarrollo personal enfocado al físico y al dinero, por lo que también atenta contra el pobre. Lo contrapuesto a su modelo de éxito, aquello que sueñan ser, es lo que sobra en la economía capitalista: aquél que no resulta rentable, que es prescindible. Y se encargan de marcar esa diferencia desde el primer reel o TikTok en el que menosprecian a aquellos que no hagan deporte ni emprendan para hacer dinero. Están convencidos de su superioridad moral frente a aquellos que son rechazados.
La filósofa Adela Cortina, experta en este fenómeno, va más allá e incluso encuentra la causa de la xenofobia (el odio a los extranjeros) en el odio a los pobres. No nos “repugnan” los capaces de comprar equipos de fútbol, pero se cierran las puertas ante los refugiados políticos. El problema no es, pues, de raza, etnia o extranjería, es de pobreza. Lo recogen también el profesor José Manuel Caamaño, y el catedrático Leandro Sequeiros San Román, ambos de la Universidad Pontificia Comillas Madrid, en Revista de Fomento Social (RFS): “El pobre molesta, incluso nuestro pobre”.
A la espera de la legislación europea
¿Por qué no podemos controlar Facebook, Google, Instagram o TikTok? Si algo inadecuado aparece en los medios, autoridades como el Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC) lo retiran. «¿Pues por qué no podemos denunciar a las redes sociales por discurso de odio o de cualquier otro tipo?”, se pregunta Carme Ferré-Padia, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
En este punto, Ferré-Padia, espera que la entrada en vigor de la Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea el pasado mes de febrero permita perseguir eficazmente este tipo de contenidos. Es decir, que haga que la retirada o no de una publicación no esté en manos de los moderadores de contenido, y que los usuarios puedan impugnar sus decisiones a las autoridades.