Se esperaba una asistencia de 6.000 extremistas, pero finalmente han acudido alrededor de 1.800. Para intentar bloquearlos se han convocado simultáneamente otras cinco marchas.
LAURA CRUZ. PÚBLICO.- Bajo el lema “Merkel debe irse. Nosotros somos el pueblo” unos 1.800 ultras de extrema derecha se han manifestado este sábado por las calles del centro de Berlín. Se esperaba una asistencia de 6.000 extremistas, pero finalmente han acudido muchos menos. Para intentar bloquearlos se han convocado simultáneamente otras cinco marchas. La novedad en esta ocasión ha sido que la Iglesia evangélica ha programado también una manifestación por la tolerancia que ha agrupado a unas 1.000 personas.
«Si por defender a mi patria me llaman nazi, que me llamen nazi. ¡Me importa una mierda», gritó uno de los que intervinieron desde el estrado al comienzo de la marcha ultraderechista, provocando aplausos y una cerrada ovación de los manifestantes. Las exhibiciones de fuerza de la derecha extremista son cada vez más comunes en Alemania. Hace apenas dos meses más de 3.000 neonazis se manifestaron en Berlín, sentando precedente por ser una de las marchas ultras más numerosas que se recuerdan.
Siempre que esto ocurre se convocan contramanifestaciones, pero en ese caso, los racistas eran el triple que los contramanifestantes. Este sábado la plataforma “Berlín nazifrei”(Berlín libre de nazis) ha convocado una manifestación antifascista que ha agrupado a 5.000 personas. Con recorridos totalmente diferenciados y previamente estudiados por las autoridades para evitar que se cruzasen, las manifestaciones antirracistas han comenzado hacia las dos de la tarde y han recorrido lugares emblemáticos de Berlín, pasando por el monumento a los judíos de Europa, la puerta de Brandenburgo o el Parlamento alemán. Miles de personas han marchado con un ambiente festivo y gritando lemas como “Alerta antifascista” o “ningún ser humano es ilegal”.
Los extremistas comenzaron a las tres de la tarde su ruta en la estación central de Berlín. Con banderas de Alemania y simbología ultra, portaban pancartas en las que podían leerse proclamas como “fuera el Islam de Alemania”. En la propia estación de tren se produjo un altercado cuando un diputado de Die Linke (la izquierda), Hakan Tas, se disponía a comprar unas bebidas en un supermercado del recinto, momento en el que fue increpado por varios ultras que intentaron golpearle en el estómago. Afortunadamente no resultó herido, según informó el propio partido.
Los nuevos movimientos racistas surgidos en Alemania y catalizados por la aparición del partido político Alternative für Deutschland (AfD), quien resultó ser uno de los vencedores de las elecciones regionales de marzo al quedar en segunda posición en Sajonia-anhalt, preocupan tanto a un sector de la población como a la gran coalición de Merkel.
Su estética ya no suele ser tan normativa como antiguamente y en la manifestación de este sábado se podían ver a familias enteras de mediana edad e incluso algunos jóvenes. La agrupación llamada “Patriotas contra la islamización de occidente” (Pegida) que lleva varios meses manifestándose en varias ciudades alemanas y que cobra especial fuerza en la zona del este, también estuvo presente en la manifestación extremista, así como el NPD (Partido nacionaldemócrata alemán), abiertamente seguidor del nacional-socialismo y que ha tenido varios intentos de ilegalización recientes, motivo por el que pidió el voto para AfD en las pasadas elecciones de marzo.
A su paso por las inmediaciones del Bundestag, la marcha ultra ha podido confrontarse, aunque a una distancia considerable, con la de los antifascistas, quienes tras la barrera policial han gritado lemas contra el racismo a la altura de una de las orillas del río Spree.