El ex vicepresidente del Frente Nacional, quien fuera el consejero más influyente de Marine Le Pen, hace del Frexit su caballo de batalla para plantar cara al partido, de nuevo en crisis
Florian Philippot y Marine Le Pen se conocieron en una cena en 2009, cuando él era un joven recién graduado de la prestigiosa Escuela Nacional de Administración, de dónde salen los altos cargos políticos del país. La química entre ellos fue inmediata. Dos años después, él comenzó a trabajar en el Frente Nacional (FN) como responsable de comunicación, hasta ocupar la vicepresidencia. El idilio político acabó a finales de septiembre de este mismo año: tras la catástrofe electoral, le apartaron de la estrategia. Él cogió la puerta y lanzó un movimiento político bajo el nombre de Los Patriotas (al que ya había dado forma en el interior del FN) y ahora hace la competencia a su mentora, con la que ya no se habla.
Florian Philippot fue la persona que dio forma a la «desdiabolización». Animó a MLP a entrar en una nueva era deshaciéndose de los «viejos demonios», impulsando la profesionalización del partido, el rechazo frontal a la Unión Europea y el lado más social con el que conquistaron a las zonas (des)industrializadas del norte.
El presidente de Los Patriotas – 5.000 afiliados, 30 concejales regionales, 70 municipales y dos eurodiputados, en general tránsfugas del FN-, nos recibe en su bar de confianza en el distrito 6 de París, mientras comenta con el camarero su último éxito: el diputado por Paso-de-Calais, José Évrard, antiguo militante comunista, ha abandonado a Le Pen y se ha ido con él.
- ¿Qué pretende conseguir con Los Patriotas?
- Queremos dar forma a una fuerza que defienda un patriotismo moderno y creíble, sin traer con ello 30 años de pasado, que es lo que se le reprocha al FN. Queremos demostrar que podemos permanecer conectados a la sociedad francesa y al mundo de 2017: los desafío medioambientales, digitales, la ciberseguridad. Estamos en 2017, no en 1950, debemos aceptar el matrimonio igualitario, etc. Hay que tener esto presente. Defendemos la independencia nacional. Hoy es la Comisión Europea la que decide por encima del Presidente. Hace falta un Frexit organizado, metódico, nos tomaremos el tiempo de hacerlo y lo haremos, porque no hay otra solución.
- ¿Para defender esto había que salir del FN?
- No me fui solamente por eso, me fui por varias razones, pero bueno, en realidad a mí en parte me echaron, si prefiere verlo así. En el FN hay un gran caos sobre esta cuestión. Ni ellos mismos saben lo que defienden.
- Cuando creó Los Patriotas, dentro del FN, ¿estaba viendo venir la crisis del partido?
- Sí, la vi venir. Después del desastre del debate, Marine Le Pen quedó muy debilitada. Habían regresado antiguos dirigentes que estaban ahí hace 20 años y que no estaban en la línea de Marine, y empezaron a tomar más protagonismo. Impusieron una línea muy identitaria, dejando lo social de lado, y estaban creando problemas. Ya desde la primera vuelta empezamos a ver trabajadores y jóvenes irse con Mélenchon, pero después de la segunda vuelta Marine Le Pen les dejó hacer.
- ¿Usted estuvo detrás de la estrategia del debate?
- ¡Ah no, para nada! (Y se ríe). Yo presencié ese debate como una catástrofe. No sabemos lo que pasó en el debate y no lo sabremos nunca, creo. Es algo incomprensible.
- Durante nueve años han tenido una relación muy cercana. ¿Ha hablado con ella desde que se fue?
- No, no hemos hablado. Yo entré al FN por lo que ella encarnaba, esta voluntad de desdiabolización, de modernidad y una línea social que yo ayudé a desarrollar. Intenté profesionalizarlo, pero Marine Le Pen ha renunciado a ello tras de las presidenciales cuando empezaron a echar a los directivos más modernos. Ya nadie habla de la reforma laboral, donde han estado ausentes, el programa de la UE y el euro está completamente desesctructurado y han recuperado a personas muy radicales, como su cuñado Philippe Olivier. Esta gente quiere volver a hablar de inmigración, de identidad… A mí esto no me interesa. Bueno, sí, yo también hablaré de ello pero no podemos hablar únicamente de eso. Me dieron a entender que yo sobraba en este nuevo partido y yo pillé el mensaje.
- Entonces no cree que ella tenga opciones de liderar el partido.
- ¡Ah no! El partido está atrofiando, pierden afiliados, concejales, y ahora van hasta a tender la mano a los republicanos de Wauquiez, todo lo contrario a lo que ella lleva diciendo diez años. Me parece una actitud patética porque ellos mismos la han mandado a paseo.
- Decían que entre ustedes había «pura química» y ahora ella le deja de traidor y usted habla de patetismo.
- No digo que ella sea patética, digo que el gesto político es patético. No veo otra forma de decirlo, es triste y desesperado tender la mano a alguien que no quiere saber nada de ti. Yo he pasado la página y ahora miro al futuro, no voy a quedarme estancado en el FN. Hemos tenido grandes éxitos pero algo se ha roto entre nosotros y el FN está hoy en declive. El patriotismo francés, esta idea generosa y moderna de patriotismo, necesita una fuerza moderna o seguiremos perdiendo. También está La Francia Insumisa pero tiene ambigüedades, especialmente sobre el fundamentalismo islamista.
- ¿Se ha tomado la ruptura con Marine Le Pen como una traición personal?
- Me lo he tomado como una traición a los electores, cuando ahora dicen que podríamos vivir bien dentro de la UE y el euro, bajar el impuesto sobre la fortuna, cuando durante las presidenciales defendían lo contrario. La lista es larga. Yo he asumido mis responsabilidades porque soy un hombre libre. Évrard me dijo por teléfono: «me siento libre porque en el FN ya no podía dar mi opinión». Es un partido que se debe a sus antiguos demonios, su antigua línea y eso es girar en torno a las mismas cuestiones de siempre. Tampoco estoy buscando una guerra con Marine Le Pen, si un día tenemos que hablar hablaremos, pero no es el momento. Ahora veo al FN a la misma altura que Los Republicanos o el Partido Socialista, un adversario político. Ni más, ni menos.