Considera que actuó «guiado por su animadversión tanto a los postulados ideológicos no independentistas» como al origen ruso de la víctima
GERMÁN GONZÁLEZ. EL MUNDO.- «Extranjera de mierda vete a tu país y no vengas a joder la marrana aquí». Son algunas de las frases que Lidia C.H., de nacionalidad rusa, tuvo que escuchar mientras paseaba por delante del parque de la Ciutadella de Barcelona junto con su marido y sus hijos de 5 y 7 años. Las profirió presuntamente Joan G.B. cuando recriminó a la mujer y a su familia que quitasen lazos amarillos colgados de la verja del parque y escuchar como ella se dirigía en ruso a sus hijos para irse del lugar. Fue el 25 de agosto de 2018 y esta supuesta agresión se convirtió en mediática cuando partidos y entidades constitucionalistas convocaron una manifestación de apoyo a la víctima justo en un momento de máxima tensión entre partidarios y detractores del independentismo que habían llevado su particular batalla al espacio público. Mientras los primeros colocaban ‘esteladas’, carteles a favor de los líderes soberanistas presos o lazos amarillos los segundos los quitaban.
Casi dos años y medio después la Fiscalía ha presentado su escrito de acusación en el que pide dos años y nueve de meses de cárcel para Joan G.B. por un delito contra el ejercicio de los Derechos Fundamentales y otro de lesiones, además de que se tenga en cuenta la agravante de discriminación por motivos ideológicos y de nacionalidad de la víctima. Además, el fiscal Miguel Ángel Aguilar reclama que el procesado pague una multa de 2.700 euros, no se acerque a menos de 1.000 metros de la mujer durante cinco años y la indemnice con 3.400 euros por los daños morales y morales causados junto con los gastos de su tratamiento psiquiátrico por la agresión sufrida.
El escrito fiscal, al que tuvo acceso este diario, señala que la víctima su esposo y sus hijos menores volvían del supermercado y al pasar por el parque de la Ciutadella vieron en la verja «anudados lazos amarillos, símbolo usado por quienes sostienen posturas independentistas en Cataluña para la reivindicación de sus postulados políticos» por lo que «procedieron a quitar algunos de ellos». En ese momento, el procesado, que paseaba con su madre, «enojado les recriminó por ello» a lo que el marido de la víctima le respondió «que unos los ponían y otros los quitaban, momento en que el acusado comenzó a ponerse agresivo».
«Ante dicha actitud y para evitar mayores problemas» la víctima «se dirigió en lengua rusa a sus hijos diciéndoles ‘vámonos de aquí, vámonos para casa’, reaccionando el acusado con insultos xenófobos con expresiones como ‘extranjera de mierda vete a tu país y no vengas a joder la marrana aquí’, añadiendo ‘¿eres rusa?’ exigiéndole en elevado tono que le contestara» señala el fiscal. La mujer respondió: «sí, soy rusa y también soy de aquí» e instó a su familia a irse del lugar «instante en el que el acusado de forma totalmente inopinada le propinó un fuerte golpe en el lado derecho de la cara, perdiendo el equilibrio y provocando que cayera al suelo boca abajo, situándose acto seguido el agresor encima de ella para seguir propinándole puñetazos en la cara y en otras partes del cuerpo mientras ella trataba de protegerse, situación que conmocionó a los niños que lloraban y gritaban llamando a su madre».
El marido de la víctima intervino para defenderla y durante el forcejeo, el acusado sufrió paras erosiones leves. Por eso el fiscal no acusa al esposo de estas lesiones. Sin embargo, el Ministerio Público considera que el procesado «actuó en todo momento guiado por su animadversión tanto a los postulados ideológicos no independentistas que atribuyo» a la víctima, así como «a su origen y nacionalidad rusa».
Como consecuencia de la agresión, la mujer sufrió desviación del tabique nasal, contusión en el maxilar y otras erosiones de las que tardó en sanar 8 días. Sin embargo, el fiscal detalla que por el ataque «desarrolló cuadro clínico con sintomatología ansioso depresiva importante caracterizada por ansiedad basal persistente con crisis paraoxísticas, con temor a salir a la calle, miedo intenso elevada angustia, labilidad emocional y dificultades de descanso nocturno precisando tratamiento psiquiátrico con farmacología antidepresiva y tranquilizante y tratamiento psicológico».
El juicio se celebrará en la Audiencia de Barcelona en los próximos meses. Precisamente los Mossos d’Esquadra que custodian la sede de este tribunal fueron los primeros en llegar al lugar en el que se producía el altercado, ya que se encuentra a unos pocos metros. La mujer denunció al procesado ante la Policía que lo detuvieron días después de la agresión, aunque tras declarar en el juzgado quedó en libertad.