La Vanguardia/EFE.- La Fiscalía federal alemana ha advertido sobre una «creciente disposición a la violencia» por parte de los llamados «Reichsbürger» -o «Ciudadanos del Reich»-, un movimiento ultraderechista ajeno a las estructuras de los partidos de ese espectro, aunque vinculados a éstos.
«Una gran parte de ese entorno está dispuesto a la violencia activa o expresan mucho más sus fantasías violentas contra los representantes institucionales», afirmó el fiscal federal, Peter Frank, en una entrevista con el dominical «Welt am Sonntag», avanzada hoy por ese medio.
De acuerdo con esos datos, actualmente hay uno 23.000 militantes identificados como miembros de los «Reichsbürger», mientras que cinco años atrás los servicios de seguridad alemanes tenían registrados unos 10.000 seguidores.
Este movimiento se caracteriza por no reconocer las fronteras actuales de la República Federal de Alemania (RFA), tampoco sus órganos constitucionales, las reglas del orden público de una democracia ni las autoridades del país a escala federal, regional ni local.
Entre sus militantes hay individuos que persiguen «reinstaurar el Reich de 1871, otros sueñan con un Reino alemán o volver a las esencias germánicas», prosigue Frank.
El golpe más consistente dado hasta ahora contra los «Reichsbürger» fue el desmantelamiento de un grupo organizado en torno a un empresario alemán de Fráncfort que se hace llamar Heinrich XIII, Príncipe Reuss, y cuyos planes incluían un golpe de estado para derribar el orden institucional de la RFA.
En el operativo policial, realizado el pasado diciembre de forma coordinada en varios estados federados, fueron detenidas una veintena de personas, entre ellas una exdiputada de Alternativa para Alemania (AfD), la única formación ultraderechista con escaños en el Parlamento federal (Bundestag).
Desde entonces se han abierto diligencias contra 55 sospechosos, a los que se imputa pertenencia o apoyo a una organización terrorista, 25 de los cuales están en prisión provisional.
A los «Reichsbürger» se les consideró hasta hace poco un grupo marginal, pero en los últimos cinco años han empezado a dominar sobre otros grupos neonazis, infiltrados entre los movimientos antivacunas y cualquier tipo de voto de protesta o descontento ciudadano.
Especial relevancia tomó, en agosto de 2020, un intento de irrumpir en la sede del Bundestag por parte de un grupo de seguidores de ese movimiento, que se disgregaron de una marcha contra las restricciones por la pandemia, pero fueron repelidos por los policías que custodian el edificio. EFE