ANDREÍNA LAINES. EFE.- La periodista Amanda Figueras denuncia las dificultades que tienen los musulmanes en España y cita como ejemplo de islamofobia los «ataques coordinados de odio en internet» de los que ella misma ha sido víctima.
En entrevista con Efe tras la publicación de su libro «Por qué el Islam. Mi vida como mujer, europea y musulmana» (Ediciones Península), Figueras defiende su derecho a elegir.
Aclara que no se ha convertido a esta religión, pues según precisa antes no profesaba ninguna.
«Me reconocí como musulmana o como nueva musulmana», insiste.
En su opinión, la islamofobia es un fenómeno imparable sobre todo en internet y afirma: «Necesitamos trabajar en esto muy seriamente porque a las acciones les precede la propaganda».
«No podemos dejar que se genere odio en redes sociales de manera impune porque hay consecuencias», reitera.
Ex periodista en el diario El Mundo recuerda que se interesó por el islam por motivos profesionales tras los atentados terroristas del 11 de Marzo de 2004 en Madrid.
Tras años de estudios y un proceso largo que denomina como un «camino» hacía el islam, la también traductora, aborda en su libro cuestiones como los prejuicios, el feminismo o lo qué implica ser musulmana en España.
El libro describe la paradoja de reconocerse como musulmana siendo «culturalmente católica» y las dificultades que eso conlleva.
En su libro recorre como fue su proceso hasta identificarse con el islam.
«Tenía la idea de que el islam no podría encajar conmigo como occidental, como una persona a la que le gusta la libertad y me di cuenta de que sí, claro que se puede», proclama.
Para Figueras hay que fijarse en «el islam que no se ve».
«Yo insisto en el islam que no se ve porque perdemos demasiado tiempo hablando de cosas como los velos, por desgracia tenemos que seguir hablando de terrorismo (cuando se refiere al islam), y hablamos de cosas que en el fondo no hace que la gente comprenda qué es el islam», subraya la escritora.
La autora, quien lleva velo, dice estar cansada de que se le cuestione su uso y se lo vea como un símbolo de sumisión.
«No es un signo de opresión, si fuese así yo no lo llevaría», aclara.
«Hay millones de mujeres que lo llevamos. Me gustaría que de una vez por todas dejáramos de hablar del velo, al final estamos hablando de cómo se visten las personas, de cómo se visten las mujeres porque nunca entramos a analizar cómo visten los hombres musulmanes», protesta vehementemente.
Sobre la obligatoriedad del velo en algunos países musulmanes comparte que «debería ser ilegal y -opina que- además es anti islámico».
Según Figueras, «no se puede obligar a una mujer a hacer algo en contra de su voluntad, sea lo que sea, incluso ponerse un velo».
Igualmente reivindica el derecho de las mujeres que quieran ponérselo y considera que «hay muchas lecturas del velo pero lo importante es que es una elección personal».
Sostiene que es defendible el concepto de «feminismo islámico» y señala que su objetivo es «la lucha para recuperar, por encima de todas las cosas, la igualdad que se propugna en el Corán».
«El islam es feminista. Cuando llegó el islam vino a introducir una serie de cambios y derechos para la mujer que en esa época y lugar no había», afirma la autora.
En su opinión, «el islam nos otorga unos derechos que son por los que las feministas islámicas luchan, por volver a tenerlos porque es cierto que en todo el proceso desde que llegó el islam hasta hoy en día, resulta que vivimos en sociedades patriarcales y machistas».
Para ella ese es el resultado del «control de la religión en manos de hombres».