Diversas organizaciones de extrema derecha están floreciendo por todo el Estado con la misma premisa que Hogar Social Madrid: discurso antiinmigrante centrado en la acción social
ALEJANDRO TORRÚS. PÚBLICO.- Estamos en la sede de Hogar Social Madrid, un palacete en el centro de Madrid que en su día fue vivienda de Millán Astray. Es enorme. Gigantesco. Melisa D.Ruiz, portavoz y líder indiscutible, explica las bondades del grupo en un primer paseo por las instalaciones. Muestra su enorme preocupación por las clases populares que han sufrido la crisis. Carga tintas con el nivel de desempleo. «Inadmisible», dice. Reitera su desprecio por «patriotas de pandereta» como Amancio Ortega y aporta el sorprendente dato de que la izquierda no ha terminado de comprender la lucha de clases. De repente, nos encontramos con Juan Luis, un hombre de 42 años que habita desde hace tres días en el edificio que okupó Hogar Social Madrid, según nos cuenta. Juan Luis habla maravillas de Hogar Social Madrid, el único colectivo que le ha prestado ayuda. Nunca ha escuchado hablar de nazis, neonazis y fascistas. Casualidad.
Melisa escucha atenta y saca pecho. «Las etiquetas de neonazis o de extrema derecha son para perjudicarnos. Nosotros sólo somos patriotas y defendemos a nuestra gente», dice la mujer que, supuestamente, esconde un tatuaje con una esvástica en su tobillo. Hogar Social Madrid tiene alrededor de 200 miembros en Madrid y anuncia que, en breve, abrirán otra sede en otra ciudad española. El colectivo marca el paso de la nueva extrema derecha en España: un discurso antiinmigrante centrado en la reclamación de los españoles primero, que se mueve y se expande principalmente en las redes sociales y que renuncia a simple vista a las banderas tradicionales de la extrema derecha.
Hogar Social Madrid marca el paso de la extrema derecha: discurso antiinmigrante centrado en la reclamación de los españoles primero
No son los únicos. Diversas organizaciones de extrema derecha están floreciendo por todo el Estado con las mismas premisas que Hogar Social Madrid: discurso antiinmigrante centrado en la acción social y situando en el centro los problemas de la sociedad: desempleo, falta de acceso a los servicios públicos y, entre otras cosas, cláusulas suelo o pobreza energética. Un ejemplo son las asociaciones Centro Social y Nacional de Salamanca, la Asociación Cultural Alfonso I de Cantabria, el grupo Iberia Crúor de Jaén, el colectivo Málaga 1487, Acción Social Cádiz y la asociación Lo Nuestro de Murcia.
Las seis agrupaciones firmaron un manifiesto el pasado mes de enero en el que se comprometían a «colaborar, llevar a cabo acciones conjuntas y a trasladar a las calles» su mensaje basado en cuatro «valores y principios»: «defensa de la soberanía nacional«, «justicia social», «preferencia nacional» y «defensa de los valores españoles». Su primera acción conjunta, según ha podido saber Público, consistirá en una campaña que promocionará el mensaje de «los españoles primero». Los seis colectivos nacieron hace ya varios años pero es ahora, con el auge de Hogar Social Madrid, y con el uso de las redes sociales, cuando están consiguiendo llegar a un mayor número de personas.
Así lo atestigua Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, que advierte de que la extrema derecha se está reorganizando a través de internet. «Antes necesitaban una sede para adoctrinar, ahora pueden adoctrinar y captar a jóvenes a través de la propaganda en las redes sociales», señala el experto, que apunta a Hogar Social Madrid como el nuevo «catalizador» de la extrema derecha española o fascismo 2.0. Una extrema derecha que, por una parte, puede regresar de experimentos fallidos como Frente Nacional, España 2000 o Alianza, o, por otro lado y, principal problema, pueden ser jóvenes que se están politizando ahora y se enrolan en estas nuevos grupos atraídos por el mensaje de «los españoles primero».
Un primer vistazo en las redes sociales otorga la razón a Ibarra. Sus páginas webs son una muestra del enésimo viaje a la centralidad de la extrema derecha. No hay ‘aguiluchos’, no hay exaltación de la violencia y, mucho menos, símbolos nazis. Lo más claro que se encuentra en sus páginas y que les vincula con la extrema derecha es su solidaridad con los condenados por el asalto de Blanquerna, que estuvo protagonizado por Manuel Andrino, jefe nacional de La Falange. Son jóvenes, muchos con estudios universitarios. En su táctica está dejar de lado todo lo que pueda «dividir» a la organización. En palabras de Melisa: «La toma de postura siempre conlleva una división y nosotros queremos unión». O en las Sinforiano Bezanilla: «Ya es hora de que los españoles dejemos de estar separados en izquierdas o derechas. Tenemos que estar todos unidos porque la situación es gravísima».
Facebook Centro Social y Nacional de Salamanca
Así, las webs de los grupos mencionados centran sus mensajes en la acción social. El grupo Iberia Crúor de Jaén, por ejemplo, programa charlas informativas sobre cláusulas suelo, realiza acciones que piden la nacionalización de las eléctricas y, por supuesto, reparte comida y ropa dos domingos al mes. De las acusaciones de tener miembros con una destacada ideología ultraderechista no saben nada. Su presidente es Mario Martos:
«Nacimos hace 8 años en Jaén. Éramos cuatro gatos y muy jóvenes. Teníamos entre 18 y 20 años y teníamos en común la ideología: nacionalismo español. Éramos una asociación que hacía actividades culturales y con el tiempo hemos ido evolucionado hacia la acción social», señala este joven, de 27 años, que reconoce que en los últimos años han conseguido aumentar su repercusión gracias a las redes sociales. «El mensaje que lanzamos estaba ahí antes, pero ahora todo el mundo tiene un móvil en la mano con acceso a internet. Dentro de nuestras limitaciones, hemos crecido bastante», reconoce Martos.
Cuando uno busca en Google el nombre de Asociación Cruor Jaen el primer adjetivo que encuentra el buscador es el de «nazis». ¿Casualidad? «Es una campaña de difamación de la extrema izquierda». «Nosotros sólo defendemos la historia de España. A Don Pelayo, la Reconquista, los Reyes Católicos, el imperio…», prosigue este joven, que asegura que Iberia Crúor de Jaén se identifica con los 144 puntos que ha propuesto la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, en su carrera por la presidencia de Francia.
Movimiento contra la Intolerancia advierte de que la extrema derecha se está reorganizando a través de internet
Desde el Centro Social y Nacional de Salamanca, su líder, que se identifica con el nombre de David, cuenta a través a de una conversación telefónica que lleva desde los 16 años militando en grupos «identitarios» y que se enroló «al ver cómo está España» ya que están dejando «de lado a los españoles y la unidad de la nación corre peligro». «Nosotros defendemos la unidad, la identidad cultural y la prioridad nacional», incide este joven de 29 años, que lleva 11 años, desde su fundación, en el Centro Social y Nacional.
Mención especial merece el caso de la Asociación Cultural Alfonso I de Cantabria. Por diversos motivos. Primero, porque es la única que está más centrada en actos culturales que en la acción social y, segundo, por su líder: Sinforiano Bezanilla. Mientras que tres de los líderes que intervienen en este reportaje se sitúan entre los 20 y 30 años, Sinforiano tiene 52 años y un pasado fácilmente accesible en Google: número 1 de Frente Nacional en las autonómicas de 2011 y ex de Falange. «Estoy muy orgulloso de mi pasado, pero no me gustaría que mi posicionamiento personal se tome como posicionamiento de la asociación. Somos alrededor de 50 personas, quedan dos, tres o cuatro que militaron conmigo en aquella época. El resto son gente joven«, dice este hombre que asegura que también militó en el PSOE cuando era muy joven y que recurre a los vergonzantes datos de desempleo para justificar su retórica antiinmigrante.
Sinforiano tiene un discurso muy marcado en el rechazo a la inmigración y al establishment. Carga contra PSOE y PP por igual, denuncia que los inmigrantes tienen privilegios en España y que fue Aznar el que abrió la puerta de manera masiva a la mano de obra extranjera. Además, es el único de los líderes con los que ha hablado Público que defiende la dictadura de Franco. «Creo que el país evolucionó a bien en ese tiempo. No fue lo mismo en los 40 que en los 50, 60 o 70. Supo evolucionar. Tuvo muchos aciertos y algún que otro error. Creo que tiene un balance positivo», señala.
El abandono de las experiencias fascistas y autoritarias por estas organizaciones persigue llegar a un número mayor de personas y salir del gueto donde la extrema derecha está instalada desde que Fuerza Nueva desapareciera del Congreso. La crisis del régimen de 1978 que se dejó ver con el movimiento 15M abrió la puerta a partidos como Podemos, que se distanció de los partidos tradicionales y propugnó el fin de la austeridad, pero esa misma puerta (con mucho menos espacio) quedó abierta para partidos de extrema derecha y ahora estas organizaciones están explorando ese mismo camino con el discurso de preferencia nacional y de justicia social.
El abandono de estas organizaciones de las experiencias fascistas, al menos sobre el papel, persigue salir del gueto donde la extrema derecha está instalada
Este propósito de la extrema derecha tiene más sentido aún cuando se analizan, por ejemplo, informes como el que acaba de hacer público el Real Instituto ElCano, que señala que la «extrema derecha ha fracasado estrepitosamente en España desde la transición a la democracia» porque «su mensaje y sus protagonistas se ven como demasiado cercanos al pasado franquista«. «Un largo pasado autoritario y nacionalista actúa en el presente como una vacuna contra los partidos de extrema derecha», asegura Carmen González, autora del informe.
Los datos proporcionados por el Real Instituto Elcano, en este sentido, tienen una doble lectura. Por una parte, resultan tranquilizadores cuando resaltan que solo el 4% de los españoles menciona la inmigración como un problema importante para el país. También tranquiliza que gran parte del descontento generado por la crisis económica ha sido capitalizado por el movimiento 15M, primero, y Podemos, después, que han centrado sus críticas en las élites políticas y económicas y no en la población migrante. Por otro lado, el mismo informe también recoge datos para la preocupación y para no creer que se trata de un asunto menor: el 74% de la población considera que el número de inmigrantes en España es demasiado alto, y un 41% declarara que probablemente votaría a un partido que defendiera posturas antiinmigrantes.
El 77% de los españoles, además, considera que los trabajadores españoles deberían tener prioridad en el mercado laboral. «Esto sugiere que los temores hacia la inmigración tienen relación con el alto nivel de desempleo», señala el informe del Real Instituto El Cano. Estos últimos datos deben servir como alarma ante el riesgo de que el mensaje antiinmigrante lanzado por estas organizaciones vaya encontrando eco en la sociedad.
Y la extrema derecha lo sabe bien. Melisa D. Ruiz repite cada vez que tiene oportunidad el dato de desempleo. También lo hace Sinforiano, Mario y David, de Centro Social y Nacional de Salamanca. Cinco millones, cinco millones, cinco millones. Una vez explotado este punto, el siguiente es el de las plazas escolares y las becas comedor. No hay entrevista ni entrevistado que no haya derivado en la frase de que los «extranjeros tienen más privilegios que los españoles». «Por supuesto que los inmigrantes tienen más privilegios que los españoles. Por supuesto. Se les dan alimentos que luego tiran a la basura», dice Bezanilla, que se muestra convencido de que el mensaje antiinmigrante calará entre la población: «Tenemos que perder el miedo y decir lo que pensamos: en España hay demasiado inmigrante y no pasa nada por decirlo».
Individuos de «dudosa moral»
El distanciamiento de estas organizaciones del prototipo instaurado de ‘neofacista’ o ‘neonazi’ es evidente y buscado. Si usted está esperando encontrarse un cabeza rapada con una sudadera ‘boomber’ y botas militares, prácticamente puede ir olvidándose. No significa que no existan, ni tan siquiera que algunos de los que antaño estuvieron vinculados a ultras como Outlaw o Suburbios hoy puedan estar con un jersey y una camisa tras una bandera de Hogar Social Madrid. Significa, más bien, que un grupo de la extrema derecha ha cambiado su manera de presentarse al mundo. Ha cambiado su manera de comunicarse, relacionarse y quiere abandonar la marginalidad. Quiere abandonar el gueto y estrechar vínculos con la sociedad. Pero eso no significa que hayan cambiado ni uno solo de sus postulados.
Las organizaciones de extrema derecha que florecen en Europa tienen en común su reivindicación identitaria y el discurso antiinmigrante
Melisa D. Ruiz, de Hogar Social Madrid, tiene clarísima esta consigna. No censura la bandera franquista, ni tan siquiera la nazi. Dice que son «opciones personales», pero dentro de una manifestación de Hogar Social Madrid o dentro de su sede no permite ninguna de estas banderas: «En los actos de Hogar Social Madrid sólo puede haber banderas de Hogar Social Madrid. Y eso lo dejo bien claro». Así, Melisa también ha puesto frenos a una rápida expansión de su organización. No quiero perder el liderazgo comunicativo ni organizativo. No quiere que una persona desconocida fastidie el esfuerzo realizado por HSM para que su disfraz pase lo más desapercibido posible. «¿Te da miedo que se te cuele un neonazi?», pregunta el periodista. «No un neonazi. Me da miedo que se me cuele un individuo de dudosa moral», responde la entrevistada.
Sería un error, no obstante, pensar que estas organizaciones siguen un patrón homogéneo o que todas son iguales. O que todos los individuos que están dentro de la misma organización piensan igual. En eso consiste la apuesta tranversal. O que todas las organizaciones de extrema derecha o ultraderecha que están floreciendo en Europa son iguales. No es lo mismo Amanecer Dorado que Frente Nacional. Y no es lo mismo el FPÖ que el Partido de la Libertad (PVV) de Geert Wilders. No obstante, todos ellos tienen elementos en común con nuestro fascismo 2.0: la reivindicación identitaria, es decir, la preferencia nacional o la atribución exclusiva a los nacionales de los derechos políticos, económicos y sociales. Asimismo, otro rasgo característico de toda esta nueva extrema derecha a nivel europeo es su aversión hacia la sociedad multicultural y su deseo por limitar la inmigración.
De hecho, la identificación de estos colectivos de extrema derecha con sus parientes en Europa marca un punto importante de diferenciación. Hogar Social Madrid, por ejemplo, se identifica con Amanecer Dorado; Cruor Jaén, con Marine Le Pen; Centro Social y Nacional de Salamanca dice no sentirse identificado con ninguna formación política, mientras Sinforiano Benzanilla dice que «se la trae al pairo lo que pase en Francia». «Nada se puede comparar a España», dice.
Muchas de las características que hoy encontramos en estos grupos de extrema derecha se encuentran ya en Casa Pound, de Italia
Pero estos grupos o esta nueva forma de extrema derecha no salen de la nada. Ni tampoco se puede considerar que Hogar Social Madrid sea el fundador o creador de nada. Hogar Social Madrid está hermanado, por un lado, con Amanecer Dorado, y como ellos se están intentando dar a conocer a través del reparto de comida; y, por otro lado, con Casa Pound, de Gianluca Iannone, quienes también comenzaron su andadura en Italia ocupando una casa y adoptando formas y protestas que tradicionalmente habían sido abanderadas por el movimiento antiglobalización de las izquierdas.
Muchas de las características que hoy encontramos en estos grupos de extrema derecha se encuentran ya en la organización de Ianluca Iannone, a quien Melisa D.Ruiz de HSM define como «un líder nato» y a quien ha conocido en sus viajes a Roma. No obstante, cabe destacar que hoy por hoy este tipo de organizaciones no son especialmente grandes, ni suponen un riesgo de cara al presente. Son pequeñas. Hogar Social Madrid tiene 200 miembros. En la Asociación Cultural Alfonso I se juntan alrededor de 50 personas. 60 en el Centro Social y Nacional de Salamanca. El problema no es tanto lo que son ahora sino la evolución que pueda tener la combinación de la acción propagandística en las redes sociales con el reparto de comida en las clases más afectadas por la crisis.
Fascismo del tercer milenio o extremo centro alto
Casa Pound nació en Roma en 2003 con la ocupación de un edificio enorme de seis plantas y actualmente tiene un centenar de sedes en toda Italia;veinticinco las abrió el año pasado. Es el movimiento de extrema derecha sin partido que más crece en Europa y, por eso, un análisis del recorrido realizado por este grupo italiano que toma su nombre del poeta seguidor de Mussolini Ezra Pound sirve para ver por dónde irán los tiros en la extrema derecha española.
En el crecimiento de Casa Pound han tenido un papel fundamental la música y el ocio para atraer a los jóvenes. Destaca, especialmente, el grupo ZetaZeroAlfa (ver vídeo). Emanuele Toscano y Daniele di Nunzio publicaron en 2011 el libro Dentro y fuera de CasaPound en el que analizan cómo «este grupo utiliza códigos culturales e incluso la misma música que la izquierda». «Muchos jóvenes van a sus conciertos no porque sean fascistas, sino porque simplemente les gusta el ambiente», explicó Toscano en declaraciones a El Mundo.
La importancia del ocio y de la cultura para atraer a los jóvenes es un dato que Melisa, en su discurso, tiene muy en cuenta
La importancia del ocio y de la cultura para atraer a los jóvenes es un dato que Melisa, en su discurso, tiene muy en cuenta. De hecho, la líder de Hogar Social Madrid no duda en citar al pensador comunista Gramsci para hablar de hegemonía y de la necesidad de conquistar la cultura para alcanzar el Estado. «En eso la izquierda nos lleva mucha ventaja», dice la líder de Hogar Social Madrid, que quiere potenciar la oferta de ocio de HSM.
La ocupación de casas para alojar a familias italianas, tal y como está haciendo ahora HSM, también ha estado en el ADN de este grupo italiano. Respecto a su mirada del pasado, Casa Pound hace una especie de «fascismo a la carta». Coge lo que quiere y desecha lo que no interesa. De una manera muy similar lo hace Melisa. Lo mismo elige al Estado Social de Mussolini como ejemplo de Estado socialista, que te dice que no defiende a Franco, pero sí tiene buenas palabras para su política de vivienda pública, o señala que no defiende a Hitler a la vez que apunta que no se puede hablar libremente sobre el holocausto porque ponerlo en duda es delito.
Es más que interesante en este sentido el artículo de Stefano Bartolini, exdirector del Centro de Estudios Avanzados Robert Schuman, que lleva por título Los nietos del Duce, entre la novedad, la herencia, la persistencia y el amanecer del nuevo siglo, en el que destaca que Casa Pound y los nuevos grupos como este destacan por tener un programa “fascista de izquierda” tratando de regresar a los orígenes del fascismo y de intentar cambiar su imagen: “Los neofascistas del siglo XXI han readaptado las fórmulas de la comunicación, han cambiado sus símbolos, han creado nuevas normas, pero siguen siendo lo que han sido siempre».
En este sentido, Bartolini advierte de que aunque parezcan haber abandonado sus ideas más radicales todo es pura apariencia: “Los neofascistas han escondido al público muchas de sus ideas más impresentables. Son capaces de reservarse toda su simbología más nostálgica si es necesario. En estas condiciones, nada nos impide creer que conseguirán nuevos espacios y nuevos trampolines para intentar el gran asalto”.
La extrema derecha se está reorganizando y tiene un plan para reinventarse y volver a calar entre los más jóvenes
La organización italiana ha conseguido ocupar un espacio olvidado por la vieja política: las clases populares y marginales. Precisamente, el mismo espectro al que dirige su mirada la extrema derecha española. De momento, tanto en Italia como en España siguen siendo muy minoritarios, a pesar del ruido que hacemos los medios de comunicación y de la demostración de fuerza que realizaron hace apenas un año en Madrid. Sin embargo, el riesgo está ahí. La extrema derecha se está reorganizando y tiene un plan para reinventarse y volver a calar entre los más jóvenes.
Enmanuele Toscano lo expresa muy claramente. Esta nueva extrema derecha es mucho más peligrosa que grupos neonazis asociados a las temidas ‘cazas’ nocturnas’ y a clubes de fútbol: «Esos grupos son minoritarios. CasaPound es una mancha de aceite cada vez más grande«, dice el investigador. Lo mismo sucede en España. Las temidas ‘cazas’ de grupos nazis van cayendo. Los ultras asociados a los clubes de fútbol disponen de mucho menos poder que, por ejemplo, en los 90. Pero florecen organizaciones como HSM. Toscano marca la solución: nada de ilegalizar y sí crear alternativas políticas que atraigan a los más jóvenes.