Las principales instituciones vascas y asociaciones relacionadas con la migración suscriben el Pacto Social Vasco, un acuerdo que ofrece las condiciones universales de dignidad básica a cualquier migrante que lo necesite
EDUARDO AZUMENDI. ELDIARIO.ES.- «¿Qué desearíamos recibir si nos encontráramos en la piel de una persona migrante forzosa por necesidad, una persona refugiada o en situación de vulnerabilidad?». Con esta pregunta ha presentado el lehendaari Iñigo Urkullu el Pacto Social vasco para la Migración, el documento que ofrece las condiciones universales de dignidad básica a cualquier migrante que lo necesite. «Se trata tan sólo de definir las condiciones universales de dignidad básica que nos gustaría recibir si fuéramos las personas migrantes, para ofrecer eso mismo a quienes ahora lo necesitan», ha precisado el lehendakari en la puesta de largo de este ambiciodo Pacto, suscrito por las principales instituciones vascas y asociaciones relacionadas con la migración.
El acuerdo, único de estas características en España, pretende responder de forma unida y solidaria ante el reto migratorio. Y, especialmente, blinda a Euskadi contra el populismo xenófobo. «Euskadi», idncó el lehendakari, «ha respondido de un modo unido y solidario ante el reto migratorio. Sin embargo, no está libre de la amenaza de un populismo xenófobo que tiene la ambición de estructurarse y expandirse a lomos de la demagogia. Proliferan poderosos discursos que presentan al migrante como una amenaza. Una falsedad cargada de racismo y populismo para extraer rendimiento partidista de la agitación del miedo».
Por eso, en su intervención se comprometió «a mantener una unidad social y política que haga efectivo el peso de la mayoría democrática» ante cualquier pretensión de obtener ventaja política o electoral mediante la utilización de mensajes xenófobos.
Una de las máximas del Pacto es que el mejor antídoto contra los estereotipos es la convivencia. El último informe del Observatorio Vasco de la Inmigración-Ikuspegi repasa los prejuicios de las vascos hacia los migrantes y refleja que el 65,6 % de los vascos cree, por ejemplo, que los migrantes son más machistas que las autóctonos. O que más de la mitad de los encuestados (un 52,9 %) son partidarios de limitar la entrada solo a personas que tengan un contrato de trabajo. El contrato es el «elemento clave» sobre el que deben pivotar, según los encuestados, las políticas de acceso a derechos y servicios, y a la situación administrativa regular.
La sociedad vasca comienza a integrar la diversidad y no ve la inmigración como un problema, pero áun queda camino por recorrer para que definitivamente se convierta en una sociedad real de acogida.
Recursos
Los firmantes del Pacto se comprometen a ofrecer los recursos necesarios para dar la respuesta humanitaria adecuada a migrantes en situación de vulnerabilidad, así como a la llegada de los que estén en tránsito o sin documentación regularizada.
También promoverán los cauces que amplíen las posibilidades de una «inmigración regularizada y que tenga en cuenta la realidad de los países de origen, el proyecto de la persona migrante y las necesidades que en Europa plantea el reto demográfico».
En materia de menores y jóvenes extranjeros no acompañados, el pacto establece que se dispondrán de los recursos necesarios para ofrecer una respuesta «compartida, equitativa y adecuada a las obligaciones legales, al cumplimiento del principio del interés superior del menor y a un proyecto de integración socio laboral» de los jóvenes.