Levante-EMV.- La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia del Consejo de Europa llama también la atención sobre el antigitanismo y la LGTBIfobia.
La guerra en Ucrania ha generado un gran sufrimiento a la población ucraniana y ha forzado a millones de personas a abandonar el país, pero también ha impactado en parte de la ciudadanía rusa que se opone a la agresión. La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia del Consejo de Europa ha detectado, en países europeos, casos de discriminación y resentimiento antirruso contra refugiados procedentes de Rusia.
En su informe anual relativo a 2022, hecho público este jueves, la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI por sus siglas en inglés) alerta de este fenómeno y pide que los países estén vigilantes para frenarlo y evitar que escalen a situaciones de violencia.
La responsable de este organismo del Consejo de Europa, Maria Daniella Marouda, ha explicado que en países vecinos de Rusia se han detectado situaciones en las que ciudadanos rusoparlantes o minorías rusas han necesitado protección: «Hemos visto este resentimiento, este sentimiento, y es algo sobre lo que debemos alertar a los gobiernos. (…) No deberíamos mantenernos al margen y obviar que hay ciertos grupos de personas que están siendo objeto de animadversión e incluso discriminación», ha afirmado.
Las consecuencias de la guerra de Rusia contra Ucrania son una de las principales problemáticas europeas abordadas por el informe de ECRI, junto a la intolerancia y discriminación contra el colectivo LGTBI, el antigitanismo y la contracción «o incluso desaparición» de las organizaciones de la sociedad civil.
ECRI es una entidad del Consejo de Europa que vela por la supervisión del cumplimiento de los derechos humanos en el viejo continente y trabaja por combatir el racismo, la xenofobia, el antisemitismo y la intolerancia.
Guerra en Ucrania
En su informe anual, la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia denuncia que la guerra ha generado un «inmenso sufrimiento» a la ciudadanía ucraniana y ha provocado que millones de personas abandonen el país buscando protección en unos flujos migratorios europeos que no se veían desde la Segunda Guerra Mundial.
Reconoce este organismo que la mayoría de países europeos han respondido de forma admirable a esta situación, si bien esa respuesta ha variado en función de la nacionalidad y el origen étnico de las personas que solicitaban asilo: en países vecinos e incluso en la frontera ucraniana se ha detectado un trato desigual a ciudadanos ucranianos de etnia gitana, así como a personas asiáticas y africanas que trataban de huir del país. En algunos casos se les llegó a denegar el refugio. Estas situaciones han sido debidamente investigadas, según ECRI.
Marouda ha subrayado que la respuesta general a la hora de acoger a ciudadanos y ciudadanas ucranianas debería ser la norma en Europa para todas las personas que lleguen al continente huyendo de la guerra y buscando protección internacional.
El informe denuncia la retórica tóxica, ultranacionalista y antiucraniana utilizada por los líderes rusos y los medios de comunicación de Rusia antes y durante la invasión de Ucrania, que se ha utilizado como una «falsa, vergonzosa y repugnante» justificación de la guerra. La manifestación del odio, ha destacado Marouda, puede llevar a crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio y «ahora tenemos que añadir el crimen de la agresión».
ECRI también ha querido poner el foco en la situación que viven algunos ciudadanos rusos que han abandonado su país como consecuencia de la guerra por oposición política, por oposición a la postura bélica, para evitar ser reclutados… Han sido centenares de miles quienes dejaron Rusia y se establecieron en países europeos y algunos de ellos han sido mal recibidos en los países de destino.
Se han detectado casos de discriminación y sentimiento antirruso, si bien ECRI celebra que las autoridades y organismos de igualdad hayan actuado con diligencia para acabar con la hostilidad y los discursos de odio. El secretario ejecutivo de la institución, Johan Friestedt, ha advertido que se debe estar vigilante en el futuro: «Es delicado porque todos estamos centrados en Ucrania, pero no debemos olvidarnos de esto. Deberíamos ocuparnos de todas las formas de odio y discriminación», ha aseverado.
Antigitanismo en Europa y en España
ECRI también llama la atención en su informe sobre el hecho de que el antigitanismo, el discurso de odio y la discriminación contra los gitanos están muy extendidos en Europa.
Se denuncia la segregación de los niños y niñas gitanos en las escuelas y las pésimas condiciones de vivienda de este grupo vulnerable, así como que las autoridades no están haciendo apenas nada para mejorarlo, algo «decepcionante».
Se sigue dando una imagen negativa y estereotipada de la población gitana en los medios de comunicación, se lanzan mensajes de odio en campañas electorales contra ellos y se documentan abusos policiales que terminan incluso con la muerte de chicos jóvenes.
El organismo del Consejo de Europa ha señalado a España por no haber implementado medidas para mejorar la escolarización de niños y niñas gitanas.
LGTBIfobia
El informe anual de ECRI destaca tanto avances en los derechos del colectivo LGTBI en algunos países (con la prohibición de terapias de conversión o de la esterilización de personas trans y el reconocimiento del matrimonio del mismo sexo) como reacción en otros.
«Se tiene que hacer mucho más en toda Europa para evitar y combatir la discriminación, el discurso de odio y los delitos de odio contra las personas LGTBI», explicita el informe.
«La simple existencia de las personas LGTBI es considerada un tabú. Si no hablas de ello, no puedes detectar casos de discursos de odio, delitos de odio o violencia. Así que es un gran problema», ha incidido Marouda.
Por último, la entidad expresa su preocupación por los obstáculos que están encarando en algunos países las organizaciones no gubernamentales y entidades de la sociedad civil que trabajan con migrantes, el colectivo LGTBI o las minorías étnicas o religiosas. Parte de esos obstáculos son la imposición de procedimientos burocráticos engorrosos, impuestos adicionales, inspecciones redundantes e intentos de limitar la financiación de las organizaciones.