KAOS EN LA RED.- Los trabajadores extranjeros que actualmente se encuentran en el pueblo cuentan que viven con miedo desde el pasado lunes, que el clima se ha hecho irrespirable y que sienten que en cualquier momento la situación podría derivar en un ataque contra ellos. El racismo y la xenofobia, a flor de piel.
Una manifestación de trabajadores migrantes celebrada este pasado lunes en Villacarrillo (Jaén) para pedir que no cese la búsqueda de un joven temporero de Mali desaparecido desde el 17 de diciembre, terminaba con varios incidentes menores, con contenedores volcados y rotura de lunas de algunos coches. No hubo heridos ni detenidos.
Según explicó entonces el alcalde de la localidad, Julián Gilabert, los incidentes se produjeron a partir de que los manifestantes decidieran salir a la carretera abandonando el recorrido previsto. Cerca de un millar de manifestante se habían desplazado desde toda la comarca para exigir que se intensificara la búsqueda de la persona desaparecida, tras tres semanas desde que se denunciara la desaparición, heho que, al parecer, tuvo lugar tras una discusión entre éste y su patrón.
Hasta la localidad de Villacarrillo se desplazaron un millar de personas desde distintos puntos de la comarca como Cazorla, Úbeda o Navas de San Juan, además de numerosos coches particulares, algunos con pancartas con lemas como «este país de blancos que mata a negros».
Fue el 18 de diciembre cuando familiares del joven maliense, T.C., que se había desplazado hasta Villacarrillo para trabajar en la recogida de la aceituna, denunciaron ante la Guardia Civil su desaparición, y desde entonces no se sabe nada de su paradero. La prensa tampoco había informado de tal suceso hasta que la convocatoria de la manifestación del lunes saltó, a cuenta gotas, a las páginas de algunos diarios locales y distintas agencias.
A raiz de todo lo anterior, un colectivo «fantasma» autollamado «Manos Blancas» convocaba, para la tarde de ayer miércoles, una concentración de tinte racista y xenófobo en el pueblo. Unos mil vecinos de Villacarrillo se concentraron, en respuesta a esta llamada, ante el Ayuntamiento, para supuestamente protestar por los incidentes ocasionados el lunes. La concentración, no obstante, derivó en un acto de esaltación del racismo y la xenofobia, reforzando así el clima de amenaza y amedrantamiento que desde el lunes existe en la localidad contra los trabajadores extranjeros que han llegado hasta allí para la campaña de la aceituna.
“El otro día (por el 6 de enero), no había nadie para protegernos en el pueblo”, aseguraba un hombre de unos 70 años; mientras habla, una persona de piel negra cruza la plaza y comienzan a abuchearlo. “¡Fuera, fuera!”. Otro africano se aproxima y, diligentemente, un guardia civil lo para, le coge del hombro y le aconseja que dé la vuelta junto a él, según relata el diario Jaén.
Los trabajadores extranjeros, por su parte, cuentan que viven con miedo desde el pasado lunes, que el clima se ha hecho irrespirable y que sienten que en cualquier momento la situación podría derivar en un ataque contra ellos. De momento, parece que el racismo y la xenofobia, como respuesta a una situación desagradable generada por la no menos desagradable dejación de las autoridades en la búsqueda de la persona desaparecida, se han instalado en el pueblo, como bien expone el testimonio de una de las personas presentes ayer en la concentración: «A los negros los hemos tratado como personas, y ellos nos han destrozado medio pueblo. Yo nunca he sido racista pero esto me va a hacer ser racista». O de otra que acompañbaa a ésta: «A lo mejor ha llegado el momento de que se acabe la lástima». O la sentencia de un lugareño que lo deja del todo claro: «Villacarrillo, mejor sin negros».
Y bien saben comunidades como la gitana, que cuando en ciertos pueblos de la Andalucía profunda se habla así, no es para tomarlo a broma.