Amenaza de expulsión inminente de una mujer camerunesa perseguida en su país por ser lesbiana, a la que las autoridades españolas han denegado el asilo. Tiene de plazo hasta este viernes para evitar que España la devuelva a su país. Un diario camerunés dice de ella: «Se busca a la líder de un grupo de lesbianas», y define la homosexualidad como una práctica satánica. «Pido que no me devuelvan a mi país, allí me repudia mi propio entorno», dice a eldiario.es
OLGA RODRÍGUEZ. ELDIARIO.ES.- Christelle Nangnou es lesbiana. En su país, Camerún, la homosexualidad es causa de repudio social y de castigo judicial, con penas de hasta cinco años de cárcel. Por eso, y porque recientemente la policía acudió a la casa de su familia buscándola por ser lesbiana, emprendió la huida el pasado 25 de marzo, rumbo a Madrid.
«Estando en Camerún la policía fue a buscarme acusándome de lesbiana. Fue así como mi familia se enteró de mi orientación sexual. Mi propia familia me dijo que me repudiaba por ello. El asunto se extendió por toda mi comunidad de un día para otro, recibí cartas amenazantes, incluso con amenazas de muerte y por eso decidí huir», explica a eldiario.es en conversación telefónica desde la zona de inadmitidos de Barajas, donde permanece retenida desde su llegada.
«Han intentado expulsarme y meterme en un avión tres veces, pero me he resistido. Tengo un golpe en el ojo derecho, una uña arrancada, me duele todo el cuerpo y estoy mareada por todo el trajín. Les he dicho que no puedo volver a mi país porque allí no puedo tener vida», nos cuenta a través del hilo telefónico mientras rompe a llorar. No podemos entrevistarla en persona porque no se permiten visitas a la zona de inadmitidos del aeropuerto, más que abogados y trabajadores sociales.
«Esta práctica satánica»
Cuando Christelle llegó al aeropuerto de Madrid solicitó derecho de asilo por persecución por orientación sexual. Pero le fue denegado. «Además de la entrevista que le hicieron en la Oficina de Asilo y Refugio del aeropuerto de Barajas, se aportó como prueba un recorte de un periódico de la capital, de Yaundé, donde figuraba su nombre junto a su foto y cuyo titular era «se busca a la líder de un grupo de lesbianas», explica a eldiario.es su abogado, Eduardo Gómez Cuadrado, quien trabaja en el caso con el equipo de Red Jurídica.
En dicho periódico (Journal L’Epervier) se anunciaba una recompensa «para quien proporcione información que pueda conducir a la detención» de Christelle Nangnou y se afirmaba lo siguiente: «A pesar de la posición clara del gobierno frente a la homosexualidad resulta alarmante el aumento de esta práctica satánica en nuestra sociedad».
«Pese a ello, la Oficina de Asilo y Refugio denegó la solicitud esgrimiendo que su versión era «poco creíble» y que no les quedaba claro si realmente era perseguida en su país o no. Debe ser que tienes que llegar con un cuchillo clavado en la espalda para que tu versión sea «creíble»», lamenta Gómez Cuadrado.
La defensa interpuso entonces el recurso correspondiente ante la Audiencia Nacional y solicitó junto a él, como medida cautelar, que Christelle no fuera expulsada hasta que se resolviera el recurso. Pero la Audiencia Nacional también denegó esa solicitud.
«Christelle ha estado más de dos semanas en la sala de inadmitidos del aeropuerto, negándose a subir hasta en tres ocasiones al vuelo que la llevaría de regreso a un país que no la acepta como persona», relata el letrado. Gómez Cuadrado acudió entonces al Tribunal Europeo de Derechos Humanos con sede en Estrasburgo.
«Nos enteramos de que iban a montar a Christelle de nuevo a un avión, posiblemente sedada. Nuestra pequeña maquinaria parecía diminuta, pero nos pusimos en marcha. Fui al aeropuerto corriendo para hablar con los agentes y convencerles de que no la subieran al siguiente avión porque estábamos esperando la respuesta del Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea. No me dejaron hablar con ella. Es más, me aseguraron que llegaba tarde, que ya estaba en el avión de camino a Camerún», prosigue.
«Horas más tarde el Tribunal de Estrasburgo contestaba a nuestra petición ordenando que se paralizara temporalmente la expulsión, y nos daba diez días de plazo para aportar más documentación. ‘¿De qué sirve ahora, si ya está de vuelta?’, pensé. No obstante, llamé a la Oficina de Asilo y Refugio para preguntar por Christelle y, para mi sorpresa, ella seguía allí, no había sido expulsada. Les había llegado a tiempo, por muy poco, la comunicación de Estrasburgo», relata.
Ahora Christelle tiene de plazo hasta este viernes para intentar evitar su expulsión a Camerún. «La solicitante no deberá ser expulsada hasta el 17 de abril», indica el Tribunal de Estrasburgo en su resolución. El día 15 las partes implicadas en el caso tienen que presentar el informe administrativo sobre Nangdou, el recorte de periódico camerunés en el que se la menciona y cualquier otra prueba que pueda mostrar su vulnerabilidad y persecución.
Su abogado ha podido visitarla en el aeropuerto. «Está agotada, tiene un chichón en la ceja, una uña levantada, se la ve agotada», cuenta.
Menos de diez días para evitar su expulsión
«Pido a Estrasburgo que no me devuelva a mi país, porque allí no voy a poder vivir», nos dice Christelle desde el aeropuerto madrileño. «Todas las mujeres que conozco que fueron condenadas por lesbianas han desaparecido, nunca más he sabido de ellas. En Camerún iría a la cárcel por ser lesbiana y mi propio entorno me repudia», lamenta.
La cuenta atrás para su expulsión ya ha comenzado. En pocos días Christelle Nangnou sabrá si es obligada o no a regresar a Camerún, donde está expuesta al repudio y a la cárcel.
Como denuncia Amnistía Internacional, en Camerún «hay personas encarceladas hasta tres años sin ni siquiera proceso judicial o cargos. La homofobia es endémica en la sociedad camerunesa, y las detenciones, reclusiones y juicios de gays y sospechosos de serlo son sistemáticos. También ha habido detenciones y procesamientos de lesbianas. Esto supone una grave violación de tratados internacionales de derechos humanos».
España, a la cola en peticiones y concesiones de asilo
Con el cambio de la Ley de Asilo española los informes que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR- pueda hacer en la frontera ya no son vinculantes aunque considere precisa la entrada a España de una persona demandante de asilo. El pasado año crecieron las peticiones de asilo en nuestro país, con un aumento de demandantes sirios y ucranianos principalmente. Aún así, el número no llega a las 6.000 peticiones, cuando en Alemania hay en torno a 200.000 solicitudes anuales.
Diversas organizaciones de derechos humanos denuncian que el acceso al procedimiento de asilo en nuestro país se está convirtiendo en algo cada vez más difícil. «El Estado debe garantizar protección y actuar con amplitud de miras», señala Patricia Bárcena, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), en conversación con eldiarioes.
«A veces se deniegan solicitudes solo porque no hay una prueba plena de la necesidad de asilo, cuando jurisprudencialmente se exige una prueba indiciaria, no plena», denuncia. Y añade: «Es decir, para aceptar la solicitud no hace falta que haya una amenaza concreta justo contra la persona demandante de asilo, sino una situación de guerra o persecución contra un grupo de gente que implica riesgo para esa persona».