La Vanguardia.- El gobierno de coalición sostiene e incluso refuerza el apoyo a la industria de defensa
La autorización de exportaciones de armas en el primer semestre de 2020 alcanzó los 22.544,8 millones de euros, de largo, la más alta de los últimos diez años.
España se ha convertido en este periodo en una potencia en el sector de la defensa, hasta situarse en el séptimo puesto mundial. Vendemos armas a nuestros socios europeos y de la OTAN, pero también a nuestros aliados estratégicos, algunos extraordinariamente incómodos.
A la espera de conocer el informe completo de 2020, la cifra exige algunos matices. Las autorizaciones no son necesariamente ventas realizadas, sino el trámite previo. Las transacciones completadas en los primeros seis meses del año –venta y exportación– de material de guerra suman 1.189,7 millones de euros, un 5% de lo que se ha autorizado. Se trata de una cifra baja que, según reconoce el informe, está condicionada por la crisis de la Covid-19.
Alemania, Francia, Gran Bretaña y Bélgica acaparan 19.000 millones de los 22.000 ya aprobados. Estos programas están esencialmente vinculados al proyecto Eurofighter y al avión de transporte A400M, esto es, a Airbus.
Pero lo cierto es que el gobierno de coalición parece decidido a sostener e incluso reforzar el apoyo del Estado a la industria de defensa. En plena crisis de la pandemia el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, se reunió en julio pasado con el presidente de Airbus, Guillaume Faury. España se comprometió a seguir comprando material de guerra al consorcio europeo del que forma parte. En la lista: cuatro aviones, 36 helicópteros y el compromiso de financiación para otros programas.
Faury había advertido que el desplome del sector, debido a la Covid-19, podía obligar a hacer severos ajustes en la plantilla de Airbus en España, con factorías en Madrid, Castilla-La Mancha y Andalucía.