España alerta de conexiones puntuales entre yihadistas y redes de tráfico de migrantes

, | 8 mayo, 2024

COPE.- La Estrategia Nacional contra el Terrorismo ha detectado «conexiones puntuales» entre yihadistas y redes de tráfico de personas, sobre todo en el Mediterráneo central, lo que incrementa el riesgo de entrada en territorio europeo de retornados y de otros terroristas, así como de individuos altamente radicalizados.

Lo dice así el texto de esa estrategia, que actualiza la de 2019 y que este miércoles ha publicado el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Para «contrarrestar y frenar el aumento de esa amenaza», añade el texto, la colaboración y la cooperación europea e internacional en materia de seguridad en la zona es una «herramienta fundamental».

El marco geoestratégico y las amenazas

La ubicación geográfica de España le confiere una posición privilegiada, pero a la vez la sitúa en un escenario «no exento de dificultades y riesgos», subraya la estrategia, que recuerda que la principal amenaza terrorista para nuestro país sigue siendo la del terrorismo de carácter yihadista, fundamentalmente Dáesh y Al Qaeda.

En la actualidad, sus estrategias para Occidente se centran en la activación de lobos solitarios, pero también en su intención de perpetrar acciones «de cierta envergadura» en Europa, para lo cual podrían apoyarse tanto en Combatientes Terroristas Extranjeros (CTE) retornados de zonas de conflicto, como en miembros procedentes de sus distintas filiales regionales y células locales.

La estrategia muestra una especial preocupación por la crisis «multidimensional» en el Sahel, que afecta a la zona y, «de manera directa, a los intereses nacionales de España, especialmente en lo que se refiere a la amenaza terrorista y al aumento de los flujos migratorios irregulares que pueden ser aprovechados por elementos terroristas para dar cobertura a sus desplazamientos».

Por ello, España considera que los esfuerzos en la lucha antiterrorista en esta región deben centrarse en misiones de adiestramiento de las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad locales para la contención del terrorismo, así como en la mejora de los sistemas de control migratorio.

También la lucha contra el terrorismo en el Magreb constituye una prioridad para España.

Y es que, según la estrategia, los vínculos existentes entre el crimen organizado y el terrorismo «están provocando que el fenómeno yihadista se esté desarrollando y expandiendo, proporcionando a las filiales africanas de Dáesh y Al Qaeda diversos recursos logísticos, así como armamento o formación»

Considera además que existen varios elementos relacionados con el Magreb que mantienen la amenaza terrorista para España, como «los estrechos vínculos entre yihadistas magrebíes con residentes en nuestro país, así como el elevado porcentaje de CTE y terroristas detenidos en España con esta procedencia».

«Un potencial vector catalizador del terrorismo es la guerra por la invasión rusa de Ucrania», asegura al estrategia, porque la guerra ha supuesto un incremento en la circulación de armas y explosivos, así como la participación en el conflicto de combatientes voluntarios de otras nacionalidades.

«Estas circunstancias pueden ser aprovechadas por el terrorismo global, por organizaciones terroristas, grupos afines o individuos simpatizantes para socavar la seguridad pública, y en el que también actores estatales podrían llevar a cabo acciones terroristas», añade.

Y un nuevo foco de «inestabilidad mundial», la guerra entre Israel y Hamás, «está teniendo consecuencias sociales, políticas, económicas y migratorias cuyo alcance es difícil de prever».

Sí se detecta por este nuevo foco «un riesgo real y directo de afectación sobre la amenaza terrorista, el extremismo violento y el surgimiento de nuevos movimientos que promuevan una ideología radical y violenta».

Fuera de ese contexto internacional, la estrategia ve en el ámbito nacional varios factores que han contribuido al aumento de la amenaza terrorista y las resume así:

La polarización inducida por la crisis económica, sanitaria, social, energética y migratoria, así como una creciente desconfianza en las instituciones puede llevar a la adopción de ideologías extremas o radicales, especialmente entre los jóvenes.

La discriminación, el racismo y el sentimiento de agravio, que favorecen la adopción de ideologías extremas o radicales, especialmente entre los grupos marginados o excluidos.

La propaganda y la desinformación empleadas para difundir y transmitir este tipo de ideología, especialmente a través de las redes sociales y otros medios en línea.

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