Escuela judía ortodoxa de Holanda: en problemas por aferrarse a la Torá

| 19 septiembre, 2019

IMANE RACHIDI. EFE / LA VANGUARDIA.- El colegio Cheider, la única escuela judía ortodoxa de Holanda, fundada por un excombatiente de la Resistencia, se encuentra en el ojo del huracán tras ser acusada por el Gobierno holandés de priorizar «los argumentos religiosos» sobre las leyes y ofrecer una educación segregada y basada solo en la Torá.

Este histórico centro fue puesto en marcha en 1974 por Arthur Cohen, que consideraba entonces que la educación judía era prácticamente inexistente en Holanda y el pensamiento judío ortodoxo tradicional «amenazaba con perderse».

En su piso de cuatro habitaciones en Ámsterdam, bautizado como El Cheider (sala, en hebreo), el excombatiente judío comenzó a educar a cinco estudiantes en los valores religiosos.

En 1993, la escuela se mudó a su actual edificio, en Buitenveldert (Ámsterdam), convirtiéndose en una escuela oficial de primaria y secundaria que a día de hoy ofrece a 120 estudiantes de entre 4 y 18 años una educación ortodoxa.

«La misión de Cheider es ofrecer tanto una educación religiosa judía como profana, dentro de una ideología fundamentada en las regulaciones judías tomadas de la Torá y el Talmud. Sus palabras (de Dios) son la verdad, toda la que ha revelado en el Monte Sinaí», explica el colegio en su página web.

Los niños y las niñas reciben clases separadas, siguen temas regulares como Lengua y Aritmética, pero están influidos principalmente por una amplia educación judía bien diferenciada para cada sexo.

Los chicos aprenden el Talmud, uno de los libros más importantes para los judíos, el Pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia) y lo que se conoce como las leyes judías.

Por su parte, las niñas aprenden los dos últimos contenidos, pero no el Talmud, y en su lugar reciben clases de historia judía y de la Hashkafá, la perspectiva judía de la vida.

«Siempre eres judío en todo lo que haces, y eso también se aplica a la enseñanza. Tratamos de ser una escuela judía, al mismo tiempo que cumplimos las leyes holandesas», explicó su actual director, Richard Kalderen, en la revista educativa Didactief.

Pero la Inspección de Educación no considera que la escuela esté haciendo esos esfuerzos por educar en los valores democráticos y de un Estado de Derecho.

Aunque lleva años en el foco de la polémica, una investigación reciente y más exhaustiva ha concluido que la junta de la escuela da prioridad a los argumentos religiosos, y los considera más importantes que las regulaciones y la ley de igualdad educativa.

«Es un peligro para la seguridad social de los niños», añade el ministro de Educación, Arie Slob, que también muestra preocupación por las tensiones entre educación sexual y creencias religiosas en las estrictas escuelas cristianas e islámicas.

En esta escuela, las cuestiones de sexualidad «se tratan de una manera incidental y desde una perspectiva judía, lo que significa que el profesor indica qué está permitido y qué no, en base a la ley judía».

Además, «no promueve el respeto por la diversidad sexual» y solo se discuten temas como la prohibición de la idolatría, los problemas en las relaciones familiares (incesto) o la prostitución.

Un escándalo de abusos sexuales a un estudiante de 13 años por parte de un maestro de esta escuela fue lo que dio pie al inicio de esta última investigación. El caso tuvo lugar en 2012 y el profesor recibió una sentencia de prisión de dos años, pero la junta escolar no denunció ni tomó cartas en el asunto a tiempo, según la Inspección.

«Apenas hubo un cambio real desde entonces», confirma el ministro Slob en una carta al Parlamento holandés en la que tilda de «graves» los riesgos presentados en el informe de investigación.

La inspección subraya que la política de seguridad de la escuela en estos asuntos no está «integrada y garantizada» y que si, por ejemplo, hay nuevas sospechas de abusos sexuales, «hay muy poca confianza» en que la escuela informe y reaccione a tiempo porque sigue «aferrada» a su forma de hacer las cosas.

Recuerda que algunos de los maestros no han recibido nunca la capacitación adecuada para su puesto, y el colegio «no involucra» a los padres en la educación de sus hijos, porque no existe un consejo de participación en el que los progenitores y el personal educativo se reúna, algo que exige la ley holandesa a todas las escuelas oficiales.

Al no cumplir los requisitos, el Ministerio de Educación está preparando medidas contra la financiación de la escuela ortodoxa judía, y amenaza con hacer lo mismo con el Liceo Corneliu Haga, escuela islámica de secundaria también en Ámsterdam, que perderá la subvención si no reestructura su Junta, por problemas similares a Cheider. 

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