El fichaje policial de 4.029 romaníes, de los cuales más de mil son niños y de ellos 52 tienen dos años de edad explotó como una bomba en la sociedad sueca. La existencia de un registro llamado «Itinerantes» (Kringresande), causó gran indignación, y no sólo dentro de la comunidad romaní.
MARISOL ALIAGA. MAGAZINELATINO.SE.- La noticia del fichaje ilegal fue desvelada por el matutino Dagens Nyheter el lunes 23 de septiembre. En un principio, la Policía de Skåne, donde se detectó el registro, afirmó que la información era falsa. Más tarde reconoció que el fichaje sí existía, y seguidamente volvió a cambiar de opinión declarando que no era un «registro», sino un «archivo de análisis».
El jefe máximo de la Policía Nacional, Bengt Svenson, se mostró indignado, llamó a una conferencia de prensa y declaró: «Yo creo y confío en Dios que este es el único fichaje de este tipo que existe».
Pero se equivocaba. Alrededor de 900 personas aparecieron en un registro similar y, debido a la polémica causada por las develaciones, el gobierno decidió hacer público un capítulo del «libro blanco». De este se desprende que la Dirección Nacional de Sanidad y Bienestar Social (Socialstyrelsen) utilizó, hasta 1981, los códigos «Z, «mitad Z» y «no Z», para llevar un registro de gitanos (zigenare en sueco).
«Me avergüenzo de Suecia cuando leo esto», declaró el Ministro de Integración, Erik Ullenhag, refiriéndose a los nuevos datos.
La inmensa mayoría de las personas fichadas ilegalmente por la policía de Skåne no han cometido crimen alguno, pero se trata de monitorear familias, de instaurar un registro basándose en datos biológicos. Algo que va en contra de las recomendaciones del Consejo de la Unión Europea y de la decisión del Comité de DD.HH. de la ONU.
«Se siente desagradable y aterrador. ¿Va a ser como fue en Alemania, donde el objetivo era erradicar los romaníes y los judíos? Y más aterrador aún, cuando uno ve que se trata de niños pequeños, que ni siquiera hablan ni caminan», dijo Erland Kaldaras, presidente de la Federación de Jóvenes Romaníes, al canal estatal, SVT.
Y la noticia ha ido de mal en peor. Primero el descubrimiento del fichaje policial ilegal de más de 4.000 roma-níes, cifra que más tarde aumentó con alrededor de 900 personas más. Seguidamente los datos del «libro blanco» (vitbok) acerca de los 15-20 metros de archivos, las 128 cajas conteniendo registros de la «Sección Gitana» (Zige-narsektionen), de los Archivos de la Ciudad, de Estocolmo, en Frihamnen.
El registro ha estado en uso hasta 1996, cuando se desmontó la «Sección Gitana» (Zigenarsektionen). La denominación «Z» se refería a una persona de padre y madre gitanos, mientras que «no Z» se tachaba a una persona que vivía con un gitano/a pero no era de origen romaní.
Y ya nadie puede afirmar que el fichaje de romaníes no era racista.
Funcionarios de la ciudad de Estocolmo realizaban visitas a los hogares romaníes, los fichaban y los evaluaban. Ejemplos de evaluaciones podían ser: «Parece tonta, pero amable». «La familia da una imagen indigente y, en cierta forma, retrasada mental». «Es negra como la noche».
Se trataba de culpar al grupo, se hablaba del «problema gitano», que se podía corregir a través de su asimilación y de un cambio de conducta.
El Ministro de Integración, Erik Ullenhag (FP), declaró, refriéndose a los archivos y códigos:
«Me avergüenzo de Suecia cuando leo esto. Se asocia de inmediato a la ‘biología de las razas’». Es desagradable que tales conceptos se hayan utilizado hasta tan tarde, en nuestra época.
El ministro ha sido consciente de la situación de la comunidad romaní desde hace tiempo. En 2011 encargó la elaboración de un «libro blanco», una investigación de cómo Suecia ha tratado a la comunidad romaní (o gitana) durante el siglo XX.
Al presentar este proyecto, Ullenhag declaró: «A lo largo de la historia, las poblaciones romaníes han sido víctimas de ataques inaceptables, como la esterilización forzada y la privación del derecho a la educación a los niños. Si queremos avanzar, es importante que pongamos punto final a lo que ha ocurrido, y que el Estado reconozca las injusticias que se han cometido».
No obstante, no todos confían en que el «libro blanco» sea lo que la comunidad romaní necesita. Los archivos de la ciudad de Estocolmo que ahora han salido a la luz, demuestran que no sólo la policía de Skåne ha actuado en forma racista.
«Este es el grupo más discriminado de Suecia», dijo Erik Ullenhag en el programa televisivo Agenda, el domingo por la noche.
El programa hizo un resumen de la situación de la comunidad romaní en Suecia, donde un 80% carece de un empleo, según una investigación de hace un par de años atrás. Algunos cambian de nombre, para conseguir el preciado puesto de trabajo.
El gobierno se ha puesto la meta de que, de aquí a 20 años más, los romaníes van a tener las mismas oportunidades que el resto de la población sueca. Y ha destinado 11 millones de coronas que se repartirán en cinco comunas.
Según Ullenhag, la confianza en el gobierno ha sido dañada debido a los sucesos recientes, pero el gobierno quiere llevar a cabo dos cosas: dar a conocer lo que ha pasado, históricamente, y tomar las medidas necesarias para mejorar la situación de la comunidad romaní.
«El fichaje de romaníes que se llevó a cabo durante un largo tiempo en Suecia fue racista. Esto debe darse a conocer. Nosotros nunca hemos hecho un ajuste de cuentas con una parte muy oscura de nuestra historia», dijo el ministro, en Agenda.
En el estudio se encontraba junto al ministro, Domino Kai, pedagogo de origen romaní. Él expresó su descontento frente a las medidas del gobierno, que, según él, no son suficientes.
«Se problematiza constantemente a los romaníes. Hay que invertir la pregunta: ¿Qué puede hacer la sociedad, para que los romaníes se sientan integrados a ella? Me gustaría que todo el gobierno se hiciera cargo del tema. Porque todo el registro es un síntoma del anti gitanismo que aún persiste en nuestro país, y nadie se quiere hacer cargo de esto».
Y otro de los entrevistados en el programa, Thomas Hammarberg ex Comisionado ante el Consejo Europeo por los DD.HH., expresó que Suecia debería presentar una Comisión de la Verdad y la Reconciliación.
«Una delegación gubernamental trabajó estos temas y propuso una Comisión de la Verdad y la Reconciliación, pero esta se redujo y resultó en un ‘libro blanco’», dijo Hammarberg.
Según él, esta es una medida más que nada burocrática que no va a conducir a resultados concretos.
«Espero que las discusiones recientes ayuden a entender que este es un problema serio y que se necesita más que un libro blanco. Que hay que tener claro qué se pretende lograr con esto. Y que se presente una disculpa oficial al pueblo romaní, cosa de que sea digno de fe y contribuya a que esta enorme falta de confianza se pueda superar», dijo Thomas Hammarberg.
La oscura historia de Suecia
La verdad es que Suecia tiene una historia larga y oscura, cuando se trata del tema del pueblo romaní.
Desde principios del 1900, este grupo vivió marginado y discriminado. El caso es que, mientras Olof Palme luchaba por el fin del apartheid en Sudáfrica, en la década de los 70, en Suecia el pueblo romaní vivía también en un verdadero apartheid.
Porque mientras se construía lo que sería el modelo sueco de la sociedad de bienestar, donde la igualdad entre los seres humanos era la base fundamental, había quienes no eran considerados iguales: los gitanos.
A los gitanos no se les permitía vivir junto a los demás, sus niños no podían ir a la escuela, sus mujeres eran sometidas a esterilizaciones forzadas. Durante los años 1914 a 1954 se les prohibió la entrada a Suecia, y los que estaban en el país fueron fichados. «Se nos iba a entregar a los nazis en bandeja», dijo hace poco una persona, de origen romaní, luego del escándalo con el fichaje policial ilegal.
En realidad es difícil entender cómo una sociedad de un bienestar social tan alto, como la sueca, puede tener un pasado tan oscuro. El caso es que las esterilizaciones forzadas en Suecia se llevaron a cabo hasta el año 1975, cuando se abolió la ley.
También es difícil entender el rol de la Socialdemocracia, respecto a las leyes de esterilización. Alva y Gunnar Myrdal, por ejemplo, los padres del llamado «hogar de todo el pueblo», o del «modelo sueco» (folkhemmet) se manifestaron en contra del racismo, pero aceptaron las esterilizaciones de «individuos altamente inútiles». El RFSU también estuvo de acuerdo con esta ley.
En la construcción de la sociedad de bienestar y del modelo sueco, se trataba de efectivizar al máximo la capacidad de cada miembro de la sociedad. Y de reducir costos.
Cabe decir que las leyes de esterilización se crearon con el fin de que las personas enfermas mentales no pudieran tener descendencia. Pero eran los médicos quienes determinaban quié-nes eran enfermos mentales. Mujeres romaníes fueron víctimas de esta ley.
Y que la idea de una «limpieza de la raza» no surgió de un partido de la extrema derecha. Ya en 1922 llegó una moción al Parlamento acerca de esterilización forzada de retrasados mentales, argumentando el «peligro respecto a la higiene de la raza, de que los débiles mentales se reproduzcan». La moción fue firmada por, entre otros, Alfred Petrén, quien era médico, y parlamentario de la Socialdemocracia. Él expuso su planteamiento en el Parlamento sin que nadie allí argumentara en su contra. Se sabe que Petrén había barajado incluso la posibilidad de eliminar a niños discapacitados mentales, pero había abandonado la idea debido a que esos niños tenían padres que los querían…
El «libro blanco» de Ullenhag saldrá a circulación en enero del 2014. Pero de una Comisión de la Verdad y la Reconciliación no se ven luces algunas, por el momento.