El Confidencial.- Los comunes atizan una cruenta campaña para que Barcelona rompa el hermanamiento con la ciudad de Tel Aviv.
Un centenar de plataformas, partidos y entidades catalanas se han sumado a una propuesta para que Barcelona rompa el hermanamiento que tiene con la ciudad israelí de Tel Aviv. La causa es «reforzar la cooperación con las organizaciones palestinas e internacionales, incluidas las israelíes, que trabajan para poner fin a la violación de los derechos humanos de la población palestina y a denunciar el crimen de apartheid contra el pueblo palestino». El hermanamiento entre las dos ciudades se produjo en 1998, en una decisión que se produjo al mismo tiempo que Barcelona se hermanaba con el municipio palestino de Gaza.
«Obviamente, el deshermanamiento que pretenden hacer es crear un conflicto que hasta el día de hoy no existía. Es bastante desagradable este tema y trasciende el hecho meramente político», señala a El Confidencial David Libersohn, rabino de la congregación Jabad de Barcelona, uno de los más respetados del mundo. El líder judío subraya que «puede ser que Tel Aviv y Barcelona sean ciudades con un pensamiento distinto, lo mismo que puede ser distinta la capital de Pakistán, por ejemplo. Pero el hecho de tener políticas distintas, el derecho a ser distintos, nos enriquece. Yo le aseguro que soy apolítico. Mi labor es acompañar a las personas en diferentes procesos dentro de la democracia. Pero sí le puedo decir que en la historia política de Israel estamos acostumbrados a caminar solos desde hace milenios». «Obviamente, el deshermanamiento que pretenden hacer es crear un conflicto que hasta el día de hoy no existía» Fuentes israelíes que piden el anonimato señalaron a este diario que la petición «es un sinsentido. En Israel decimos que Tel Aviv es un Estado dentro del Estado de Israel, porque es como un oasis progresista. Es la capital mundial más friendly LGTBI, la más tolerante que existe en el planeta. Y quieren castigarla por un progresismo malentendido. No saben lo que piden. Lo que subyace es un sentimiento de odio y de antisemitismo muy peligroso».
Un manifiesto justificativo de la petición señala que «la violencia que padece el pueblo palestino es diaria desde hace más de 70 años. Israel solo puede seguir imponiendo el régimen de apartheid sobre el pueblo palestino con total impunidad gracias a la complicidad internacional (…), pedimos a los partidos del Ayuntamiento de Barcelona que acuerden romper el hermanamiento con Tel Aviv y potenciar la solidaridad con el pueblo palestino». El folleto en el que se invita a firmar el manifiesto ha levantado las iras de las organizaciones judías catalanas. Y ello por dos razones: la primera, porque la iniciativa se está implementando desde a estructura del propio Ayuntamiento de Barcelona; es decir, desde una Administración pública. En otras palabras: el progresista Ayuntamiento de Barcelona quiere aislar a la muy progresista ciudad de Tel Aviv. La segunda razón del enfado es que, en los folletos para sumarse, aparece también el logotipo del Govern. El folleto en el que se invita a firmar el manifiesto ha levantado las iras de las organizaciones judías Para la Asociación Catalana de Amigos de Israel (ACAI), es muy grave que incluso el Govern apoye la campaña. «Es un absoluto escándalo. Exigimos el cese fulminante de los responsables del Govern de este repugnante acto de xenofobia y odio institucional». Los judíos apuntan, además, con nombres y apellidos a altos cargos de Cataluña: al director de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD), Vicens Margalef; a la directora general de Cooperación al Desarrollo, Yoya Alcoceba; a la consejera de Exteriores, Meritxell Serret, «y, en última instancia, al president Pere Aragonès». Las relaciones del Gobierno catalán con las comunidades judías pasan por su peor momento histórico. Atrás quedan los días en que los distintos presidentes de la Generalitat (Jordi Pujol, Pasqual Maragall, Artur Mas) visitaban Israel y se fotografiaban en sus lugares sagrados portando la kipá (gorra ritual judía).
Antisemitismo
Lejos de esa buena relación, ACAI denuncia ahora una campaña antisemita que afecta a instituciones. Y acusa que «el Ayuntamiento de Barcelona está hermano con ciudades de Irán, Turquía, Rusia o la China, países que vulneran gravemente los derechos humanos. Barcelona está incluso hermanada con la Gaza de Hamás. Pero se quieren deshermanar de Tel Aviv, una clara demostración de antisemitismo de sus promotores».
La periodista Pilar Rahola, proisraelí convencida, ha mediado en la controversia: «Esta vergüenza judeófoba que promociona el odio a toda una ciudad tiene el apoyo del Govern. ¿Ayudan al pueblo palestino así? No. Potencian extremismo, alimentan el terrorismo y alejan la paz». Por si fuera poco, el pasado 16 de junio, la Comisión de Acción Exterior del Parlament aprobó una resolución diciendo que Israel «aplica el crimen de apartheid contra el pueblo palestino». Según Amnistía Internacional, «se trata del primer Parlamento europeo que denuncia el sistema de opresión israelí como un crimen de lesa humanidad». El rabino David Libersohn, no obstante, deja escapar una reflexión: «En principio, el ofendido no es el sujeto pasivo. El ofendido suele ser el que quiere deshermanar, que es un acto que nunca debería realizarse y que está fuera de lugar». «Esta vergüenza judeófoba que promociona el odio a toda una ciudad tiene el apoyo del Govern. ¿Ayudan al pueblo palestino así? No» Ante ello, entidades israelíes han difundido lo que consideran «la lista de la vergüenza», que es un centenar de nombres de plataformas, partidos, sindicatos, organizaciones o entidades sociales que apoyan una campaña para que Barcelona rompa el hermanamiento con la ciudad israelí de Tel Aviv. «Invitamos a todos a repasar las entidades promotoras y adheridas a la campaña. Una colección de grupos especializados en vivir profesionalmente de la solidaridad. Solo hace falta mirar sus cuentas y ver que su gasto principal son sus sueldos».
Entre las entidades que figuran en la lista están Barcelona en Comú (BeC), la CUP, Arran, el comité de empresa del Ayuntamiento de Barcelona, Institut de Drets Humans de Catalunya (IDHC), Enginyers Sense Fronteres (ESF), Aigua és Vida, CCOO, UGT, USTEC, CGT, Intersindical, Iridia, Observatori DESC, Sindicat de Llogateres, entidades vecinales, casales independentistas o colectivos anarquistas, además de una bien nutrida representación de entidades dedicadas a la cooperación o simplemente al activismo social.
Un canal en la Administración pública
Para canalizar e impulsar la campaña, se creó el portal stopapartheid.cat, que redirige a la página Decidim Barcelona. En otras palabras: la campaña está cocinada en las calderas de los comunes y en las entrañas del Ayuntamiento de la capital catalana. De hecho, la plataforma Decidim Barcelona fue la que el partido de Colau hizo servir para aprobar los «presupuestos participativos»: con las propuestas impulsadas a través de esta plataforma se destinaron 30 millones de euros a los proyectos que «la ciudadanía» consideraba prioritarios. La casi totalidad de esos proyectos fueron presentados por colectivos o plataformas vinculadas a los comunes o a movimientos asociativos de la ciudad muy cercanos a esta formación. En la propuesta para romper con Tel Aviv, se afirma directamente que Decidim Barcelona es una de las responsables de la campaña. «Es la plataforma digital de participación del Ayuntamiento de Barcelona para construir una ciudad más democrática». Junto a ella, impulsan la petición dos administradoras más del portal y Joan Suleiman, representante de Palestina Lliure, como creador de la misma. La propuesta es una «campaña de solidaridad con el pueblo palestino y contra la impunidad israelí, impulsada por Lafede.cat y la Coalición Prou Complicitat con Israel, y apoyada por 108 entidades, partidos, instituciones y sindicatos de Barcelona y Cataluña». En el manifiesto que explica los motivos, en cambio, aparecen ocho entidades promotoras: Ladefe.cat, Consejo Nacional de la Juventud de Catalunya, Consejo de la Juventud de Barcelona, Suds, Comunidad Palestina de Cataluña, Prou Complicitat amb Israel o la Asociación Catalana de Judíos y Palestinos (JUNTS).
En la página habilitada para canalizar la propuesta, un activista dejó un comentario: «Me parece de poco sentido común [en referencia a los comunes, pone en mayúscula esta palabra] provocar un debate de esta propuesta por parte del Ayuntamiento de Barcelona, que las organizaciones, grupos, entidades que reclaman que el consistorio de Barcelona se pronuncie sobre este tema. Cuestiona que un Ayuntamiento que dice representar a ‘toda la ciudadanía’ de Barcelona haga y tome una actitud beligerante en contra de un país demócrata en todo el Oriente Medio, es decir, Israel».