El mandatario comparó los pedidos de ayuda con bromas telefónicas; es la controversia más reciente en torno a la respuesta de su gobierno a los niveles récord de violencia contra las mujeres.
NATALIE KRITOEFF. THE NEW YORK TIMES.- Las cifras eran sorprendentes: en marzo, dijo el gobierno de México, los centros de llamadas de emergencia del país se desbordaron con más de 26.000 reportes de violencia contra las mujeres, la cifra má alta desde la creación de la línea directa de ayuda.
Pero el presidente de México le restó importancia al anuncio realizado por su propio gabinete, sugiriendo, sin evidencia, que la mayoría de las llamadas de auxilio no eran más que bromas.
“El noventa por ciento de esas llamadas que te sirven a ti de base son falsas”, dijo el presidente, Andrés Manuel López Obrador, cuando le preguntaron sobre el aumento de las llamadas en una reciente conferencia de prensa. “Esto sucede lo mismo en las llamadas que recibe el metro sobre sabotajes, sobre bombas”.
López Obrador, un populista de izquierda, ganó la presidencia hace más de un año con la promesa de transformar México en una sociedad más igualitaria. Nombró al primer gabinete paritario de la historia del país y designó a feministas reconocidas en altos cargos.
Pero el gobierno del presidente ha sido incapaz de detener el asesinato diario de mujeres en el país, y, a veces, parece desestimar por completo el problema.
Cuando le preguntaron hace poco sobre los crímenes de odio contra las mujeres, López Obrador dijo que “se ha manipulado mucho sobre este asunto en los medios”. Él culpó a las “políticas neoliberales” del feminicidio, el asesinato de mujeres a causa de su género, y argumentó que “los conservadores se disfrazan de feministas, muy raro, porque vieron que era la posibilidad de atacarnos”.
Cuando decenas de miles marchaban en la capital en las protestas feministas más numerosas de la historia reciente, en marzo, les pidió a las mujeres que dejaran de vandalizar la propiedad federal y dijo que el movimiento era obra de los opositores políticos “que quieren ver que este gobierno fracase”.
Ahora, cuando la pandemia obliga a los mexicanos a quedarse en casa más a menudo, López Obrador ha insistido en que la crisis no ha hecho que la vida sea más peligrosa para las víctimas de violencia doméstica, porque, a diferencia de otros países, “estamos acostumbrados los mexicanos a convivir, a estar juntos”.
Si bien las Naciones Unidas han instado a los países a intensificar las medidas contra la violencia doméstica durante los confinamientos nacionales, López Obrador ha calificado a la familia mexicana de “excepcional” y el “núcleo humano más fraterno”, sugiriendo que los lazos de parentesco protegen del abuso a las mujeres mexicanas.
“Decían que iba a haber violencia interfamiliar, y no la hubo”, dijo en una conferencia de prensa reciente, contradiciendo las estadísticas de su propio gobierno.
“Es el primer presidente que, de plano, niega que hay situaciones de violencia”, dijo Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios, un grupo que ayuda a supervisar y operar refugios de violencia doméstica en todo el país.
Esta semana, su gobierno fue ridiculizado después de que se dio a conocer una campaña publicitaria que pedía a los posibles abusadores “no pierdas la paciencia” y “respira y cuenta hasta diez”, mensajes que los críticos dijeron que no tenían ninguna posibilidad de persuadir a los hombres para que no atacaran a sus esposas o hijos.
Uno de los videos presentaba a familiares enojados que se calmaban después de que un narrador sugería agitar “la bandera blanca de la paz” antes de que “la violencia se apodere de ti”.
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Martha Tagle, legisladora de la oposición, dijo que la campaña “pretende ubicar la responsabilidad de la violencia contra las mujeres en las propias mujeres”.
El grupo responsable de la organización de una protesta feminista a inicios de este año escribió en Twitter “cuenten hasta diez ustedes”, gobierno mexicano, “porque ese es el número de feminicidios a diario en el país”.
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Candelaria Ochoa, directora de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, una agencia federal, dijo que el gobierno todavía estaba afinando la campaña para condenar específicamente la violencia contra las mujeres.
Cuando se le preguntó acerca de los comentarios del presidente, Ochoa señaló que la mayoría de las llamadas a la línea de ayuda 911 del gobierno para ese tipo de asistencia no son, de hecho, emergencias reales.
Sin embargo, el informe del gobierno que cita el número récord de llamadas de violencia doméstica en marzo excluyó las bromas o llamadas no urgentes del recuento, lo que indica un aumento real.
Ochoa dijo que se habían presentado menos mujeres en los Centros de Justicia para las Mujeres, las oficinas administradas por el gobierno que ayudan a enjuiciar los delitos relacionados con el género, pero agregó que era posible que algunas mujeres fueran menos propensas a salir durante la pandemia.
“Quizás no están saliendo las mujeres a denunciar, a recibir una atención”, dijo.
El presidente también ha enojado a las feministas al reducir el presupuesto de las guarderías. El año pasado desistió de una medida que habría recortado los fondos destinados a albergues para víctimas de violencia doméstica, luego de la reacción enfática de grupos de derechos humanos.
“Él vino a suspender o eliminar programas dirigidos a apoyar directamente a las comunidades con mayor situación de vulnerabilidad. Y entre ellas están, por supuesto, las mujeres”, dijo Figueroa. La necesidad de estos servicios es particularmente alta ahora, dijo.
El número de mujeres que huyen de sus hogares hacia los refugios de la red se ha incrementado en un 77 por ciento desde que entraron en vigor las medidas de distanciamiento social. En abril, uno de los meses más letales de los últimos años, alrededor de 11 mujeres fueron asesinadas cada día.
A pesar de la indignación suscitada por sus declaraciones sobre la violencia doméstica, López Obrador ha sido elogiado por elevar a prominentes defensoras de las mujeres a los más altos niveles de gobierno, y por darles el control sobre la respuesta del gobierno a la violencia.
Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, estuvo junto al presidente en una reciente conferencia de prensa y dijo “tenemos un sistema patriarcal”, donde “tenemos que reconocer que hay violencia en muchas ocasiones en contra de las mujeres”. Entre los aliados más cercanos del presidente está Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México y una de las políticas más poderosas del país.
“No me gustan las declaraciones de López Obrador con respecto a las mujeres, pero él le está dejando total libertad a las feministas para que hagan una política feminista”, dijo Marta Lamas, activista feminista y profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“El presidente no sabe todo ni tiene por qué saberlo, pero ha delegado en las especialistas y los especialistas los temas que deben manejar”, dijo Ochoa. “Yo soy feminista, me asumo feminista y el presidente sabe perfectamente que la política que estoy desarrollando es contra la violencia hacia las mujeres”.
Mientras tanto, el asesinato diario de mujeres mexicanas continúa. La semana pasada, Diana Carolina Raygoza, una estudiante de Derecho de 21 años, fue encontrada muerta en su cama, con el cuerpo mutilado por 39 heridas de arma blanca.
En agosto, Diana, una estudiante de leyes de 21 años, escribió en Facebook que un desconocido la había acosado sexualmente y seguido en el transporte público, y que nadie había intervenido. La etiqueta #JusticiaParaDiana fue tendencia en Twitter esta semana, cuando la gente se enteró de su muerte.
“No saben el asco y la incomodidad que sentí”, escribió la joven en Facebook en aquella ocasión. “¿Tenemos que esperar a que pasen actos de mayor gravedad para empezar a reaccionar, gente?”.