“El vigilante de seguridad nos estuvo persiguiendo durante más de 20 minutos”

, | 8 mayo, 2017

El empleado que expulsó a dos gais de un centro comercial de Fuenlabrada deja de prestar servicio en el recinto

F. JAVIER BARROSO. EL PAÍS.- Cristopher Benítez González, el joven de 20 años que fue expulsado el pasado 4 de abril del centro comercial Plaza de la Estación de Fuenlabrada (194.000 habitantes), piensa llegar hasta el final y que se depuren responsabilidades por «el ataque homófobo» que sufrió junto con su novio, de 18 años. «El vigilante de seguridad nos estuvo siguiendo durante más de 20 minutos hasta que al final nos echó cuando le dijimos que no estábamos haciendo nada. La gerencia del establecimiento ha confirmado a EL PAÍS que pidieron a la empresa de seguridad que este empleado de seguridad no prestara servicio en el centro. Desde hace una semana, ya no trabaja allí.

Cristopher, profesor de baile y vecino de Fuenlabrada de toda la vida, acudió al centro comercial junto con su novio, un estudiante con el que sale desde hace tres meses. Estaban dando una vuelta para ver los escaparates. Iban cogidos de la mano y se dieron tres o cuatro besos. «En ese momento, se acercó un vigilante y nos dijo que había unas normas de seguridad en el centro. «Si volvéis a hacerlo, os echo», nos dijo», afirma Cristopher. Su pareja y él no vieron en ningún momento a un matrimonio con dos hijos, a los que supuestamente molestaron con su actitud, como afirma la empresa Ariete Seguridad para la que trabaja el vigilante.

Los jóvenes continuaron andando por el centro. «Nos estuvo persiguiendo unos 20 minutos y bastante de cerca. Entonces, mi chico se dirigió a él y le preguntó por qué nos estaba vigilando», relata el vecino de Fuenlabrada. El empleado mantuvo que había «unas normas de seguridad» y que las estaban incumpliendo, a lo que el novio de Cristopher le contestó que eso era «homofobia» y que se podía denunciar. Según el relato del joven, el vigilante se rió y les invitó a que le denunciaran. El otro joven siguió preguntándole: «Explícame, ¿qué normas de seguridad?». En ese momento, le cogió del hombro derecho y les sacó del centro comercial.

La empresa Ariete mantiene otra versión. Asegura que fueron los chicos los que se metieron con su empleado, al que increparon e insultaron. Por ello, el vigilante les echó del centro comercial. La compañía también ha negado que existan códigos para expulsar a diversos clientes (como gitanos, norteafricanos o rumanos), como recogen las diligencias policiales.

«Era una persona corpulenta, alta, de unos 40 años y con el uniforme de vigilante». Así le describe Cristopher. Después de que fueran expulsados del centro comercial, estuvieron hablando y cada uno se marchó a su casa. Su pareja fue el que movió la agresión por las redes sociales y, a partir de ahí, contactó con ellos el Observatorio Madrileño contra la Homofobia. Este los derivó a la organización en defensa del colectivo de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTBi) Fuenla Entiende, cuyos responsables los acompañaron a denunciar ante la Policía Municipal de Fuenlabrada. Esta ha remitido el atestado a la Fiscalía por la posible comisión de un delito de odio y a la Comunidad de Madrid para ver si la actuación vulnera la  Ley de Protección Integral contra la LGTBifobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual.

Cristopher reconoce que ese día pasó «mucha vergüenza y mucha impotencia» porque no sabía qué hacer. «Jamás me había pasado nada parecido. Pienso llegar hasta el final porque tenemos que luchar contra la homofobia que hay en España. Hago todo esto por las generaciones que vienen detrás de mí», afirma el joven. «Mi pareja actuó con mucho más ímpetu que yo cuando nos echaron, pero él no quería que saliera a la luz pública. Quiere pasar desapercibido», añade.

«El gerente del centro comercial se ha portado muy bien. Me ha llamado y nos ha mostrado su apoyo», reconoce este fuenlabreño. También les informó de que el vigilante ya no presta servicio en el centro a raíz del incidente que tuvo con ellos. Este responsable ya explico a EL PAÍS que el centro comercial rechazaba esa actitud y estaba en contra de cualquier forma de discriminación. 

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