El Español.- Los hechos sucedieron en Cambo, al sur de Francia, después de que la terrorista fuera puesta en libertad después de 20 años en la cárcel de Roanne (Loira).
El 17 de marzo de 2001, el Mosso d’Esquadra Santos Santamaría Avendaño perdía la vida después de la detonación de un coche bomba que la banda terrorista ETA puso en el Hotel Montecarlo de Roses (Girona). 20 años después, la terrorista que puso el coche que acabó con la vida del agente, ha sido puesta en libertad. Lorentxa Beyre, la autora de aquel brutal asesinato, salió de prisión 30 de abril y, en Cambo-les-Bains, una pequeña localidad del País Vasco francés, la han recibido por todo lo alto.
Las imágenes difundidas por Twitter a última hora de la tarde del sábado por la presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), Consuelo Ordóñez, son escalofriantes. En los vídeos puede apreciarse cómo cientos de personas participan en un «ongi etorri» (bienvenida) en un recinto deportivo cubierto en el que suena la música y niños y adultos con txapelas bailan cogidos de la mano al son de la música, mientras celebran el regreso de la criminal.
En otra de las grabaciones puede apreciarse un baile con gigantes que en sus ropajes llevan pancartas con el lema «Euskal Presoak Etxera» (presos vascos a casa).
La dirigente del colectivo de víctimas denuncia la falta de actuación de la Policía Nacional de Francia por haber permitido un acto de estas características que, además, no cumplía con ninguna de las medidas sanitarias que rigen en el país galo por la Covid: los asistentes no llevan mascarilla y no guardan ninguna distancia de seguridad en la fiesta en homenaje a la expresa de ETA.
COVITE ha denunciado que Beyre, natural del mismo Cambo-les-Bains, fue recibida «como una auténtica heroína», después de ser puesta en libertad de la prisión francesa de Roanne, en el departamento del Loira. Allí ha cumplido casi 20 años de prisión. Por otro lado, el colectivo de víctimas ha señalado que este tipo de actos son cada vez más extraños en España por la presión social que han ejercido. Pero, en Francia, esto es algo que no sucede.
«La recibieron entre gritos, aplausos y pasillos de honor. Sus méritos: haber asesinado o ayudado a asesinar. Una de sus víctimas fue el mosso d’esquadra, Santos Santamaría, de apenas 33 años», dijo Covite en un primer mensaje, antes de que se difundieran las imágenes de la fiesta. «Como si de una estrella del rock se tratase», añadieron.
La etarra fue detenida el 12 de diciembre de 2001 por la policía del país vecino en Auch, en el departamento de Gers, junto a los terroristas Juan Ramón Karasatorre, Jose Ramón Lete y Miren Orkolaga. Fue condenada a 27 años de prisión.
Asesina de Santos Santamaría
Aquel 17 de marzo, ETA colocó el coche bomba frente al hotel de la población costera gerundense. Después de dar aviso a través del diario Gara, los agentes de la policía autonómica catalana tuvieron 20 minutos para desalojar el hotel para evitar una catástrofe mayor. Santos Santamaría estaba acordonando la zona y se encontraba a 150 metros del vehículo cuando este explotó. Lo hizo siete minutos antes de lo que la banda terrorista dijo.
La bomba contenía 20 kilos de explosivo y estaba escondida en un Ford Escort que terminó con la vida del único Mosso d’Esquadra víctima de la banda terrorista. Santamaría tenía apenas 32 años. El día de su muerte no estaba de servicio y se puso a disposición de sus superiores para echar una mano en el desaolojo de la zona, y asíu contribuir a que la catástrofe no fuese a mayores.
El agente fue trasladado al hospital en estado grave, donde murió pocas horas después. La deflagración alcanzó también a un policía local que, afortunadamente, se recuperó. Santamaría era parte de la policía judicial del cuerpo autonómico y llevaba tres años de servicio. El atentado de Roses fue el sexto de aquel año en Cataluña, después de que la banda retomase su actividad después de la tregua.
Los 17 de marzo de todos los años sus familiares y compeñeros recuerdan al mosso en el aniversario de su muerte. Su asesina celebra hoy con los suyos su libertad.