elPeriódico.- Ya hay veredicto. Los nueve miembros del jurado que han juzgado a David Soler, alias ‘El Tuvi’, consideran al acusado culpable de todos los delitos que planteaban tanto la fiscal como las acusaciones particulares: asesinato, al haber ensañamiento y alevosía, y agresión sexual al atentar contra su libertad sexual de manera violenta. También, que lo hizo con ánimo de dominación machista y discriminación racial hacia ella por su origen argelino y que la decisión de matarla fue con la intención de ocultar el delito sexual.
El jurado, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres, ha alcanzado este dictamen en apenas un día, ya que la magistrada presidenta del tribunal les había entregado a las 10.30 horas de este lunes las 34 preguntas del objeto del veredicto, el cuestionario al que han debido contestar motivando cada respuesta en relación con las pruebas presentadas durante el juicio. A partir de ese momento, se han retirado a deliberar y en cuanto han dispuesto del dictamen, lo han comunicado al letrado de la Administración de Justicia de la sala del jurado, quien lo ha dado por bueno una vez comprobado que no hay contradicciones ni errores.
Los jurados han rechazado, por tanto, la versión de la defensa, que acabó admitiendo el homicidio, pero no el resto de acusaciones, y que buscaba dos circunstancias atenuantes basándose en que estaba afectado por el consumo de drogas y alcohol y por la lesión que sufrió tras un accidente de tráfico en diciembre de 2015, que ha alterado levemente su capacidad volitiva, es decir, que la mató porque no pudo controlar sus impulsos.
Prisión permanente revisable
Este veredicto es el camino más directo hacia la pena que pedían tanto la fiscal, Carmen Nicasio Aliaga, como los tres abogados de la familia, los penalistas Jesús Ruiz de Valbuena, Isabel Carricondo y Juan Carlos Navarro: la prisión permanente revisable. De todas maneras, lo que se ha producido ahora es el dictamen del jurado, es decir, el veredicto. La pena debe ser decidida a partir de este instante por la magistrada presidenta del tribunal de jurado, quien emitirá la sentencia condenatoria en los próximos días.
El juicio se ha prolongado a lo largo de ocho jornadas, en la que los jurados han podido escuchar a los dos máximos responsables de la investigación, el jefe del grupo de Homicidios de la Comandancia de Valencia y el de la UCO, pero también al jefe de la sección de análisis del comportamiento (SACD) de la Guardia Civil, al médico forense que dirigió la autopsia o a los psiquiatras forenses, también del Instituto de Medicina Legal (IML) de Valencia que valoraron si el acusado tenía alguna merma en su capacidad de entendimiento o alguna alteración de su voluntad cuando acabó con la vida de Wafaa Sebbah.
El desgarro de la madre de Wafaa
Además, han desfilado ante el tribunal popular la madre de Wafaa, con cuya declaración se vivió uno de los momentos más emotivos y desgarradores del juicio, y decenas de amigos de acusado y víctima; todos, menos una, Jadda, se posicionaron sin ningún género de duda del lado de Wafaa y explicaron que David S. O. estaba obsesionado con el sexo y con Wafaa, que nunca quiso tener nada con él más allá de la amistad, y que no sufría ningún trastorno mental.
Además, el jurado ha podido escuchar a dos exnovias y ambas han coincidido en que el acusado era un maltratador psicológico y físico y que mostraba un carácter violento cuando no conseguía lo que quería: a una de ellas, testigo protegida en esta causa, la dejó inconsciente con su táctica preferida, el estrangulamiento con un ‘mataleón’ por no retirar la denuncia por violencia machista y a la otra chica la violó una noche, hecho que está denunciado y en otra ocasión quemó el coche de su nueva pareja.
Así mismo, compareció ante el tribunal el preso de confianza que fue la sombra de David S. O. durante las primeras semanas en prisión, quien rememoró ante los jurados cómo le confesó «con una sonrisa» las torturas y la muerte de Wafaa, la estrangulación y la violación -«me la quería follar y ella no quería», reprodujo textualmente en la sala-.
Un crimen salvaje
Los hechos por los que ahora será condenado David S. O., Tuvi, ocurrieron a lo largo de la tarde y la noche del domingo, 17 de noviembre de 2019, cuando el agresor se llevó a Wafaa Sebbah, que tenia 19 años y él, 29, al chalé de su abuelo, en las afueras de Carcaixent, con la excusa de tomar algo, situación que se producía con cierta frecuencia, ya que ambos eran del mismo grupo de amigos.
Pero, ahora ha quedado probado que la intención del acusado era tener relaciones sexuales con Wafaa, a lo que ella se habría negado una vez más. A partir de ahí, la dejó inconsciente con un ‘mataleón’ (ya lo hizo cinco meses antes justo antes de asesinar presuntamente de 37 cuchilladas a Isabell Raducanu y a su hija nonata de seis meses de gestación en Xàtiva) y, tras inmovilizarla, la sometió a una «parafernalia sádico-sexual», en palabras del jefe del SACD, que incluyó arrancarle los pantalalones y la braga y romperle el sujetador entre las copas, tirotearla al menos en siete ocasiones con una carabina de balines, apuñalarla al menos tres veces.
Finalmente, para ocultar lo que había sucedido y eludir su detención, la trasladó en el maletro de su coche a una finca agrícola, también en Carcaixent y propiedad entonces de su familia, ubicada a unos cuatro kilómetros del chalé donde la torturó. Una vez allí le encintó la cabeza, tapándole por completo la boca y la nariz, y los antebrazos con adhesivo de precinto y la arrojó, aún viva, al fondo de un pozo de riego de unos 16 metros de profundidad. La joven sufrió una serie de fracturas en la parte derecha de su cuerpo, por los golpes sufridos en esa caída, todos ellos con sangrado, lo que demuestra que aún había respuesta vital, y murió asfixiada.
Su cuerpo, totalmente destrozado por el efecto de la putrefacción dado el tiempo transcurrido y el lugar donde permaneció, tardó 19 meses en ser encontrado. Fue recuperado por la Guardia Civil a las 17.00 horas del 17 de junio de 2021, en presencia de su asesino, que había sido detenido un día antes tras culminar la investigación policial. Durante el levantamiento del cuerpo, aún tuvo la sangre fría de pedir un bocadillo a la Guardia Civil mientras agentes de ese cuerpo extraían el cadáver a trozos del interior del pozo.