La justicia valida la lista árabe que había sido descalificada por la la Comisión Electoral Central
JUAN CARLOS SANZ. EL PAÍS.- El Tribunal Supremo, considerado guardián de los valores democráticos en Israel, ha dado un vuelco a la campaña de las legislativas del 9 de abril al vetar a un candidato judío que se había declarado heredero de un movimiento racista proscrito desde hace tres décadas. El Alto Tribunal validó además este domingo una lista electoral de la minoría árabe israelí que había sido excluida de los comicios el pasado día 7 por la Comisión Electoral Central —un órgano integrado por los partidos políticos—, pese a contar con el aval del fiscal general.
Los jueces de Israel han enmendado el sesgo nacionalista de la Comisión Electoral Central, en la que hicieron pesar su mayoría las fuerzas que integran la coalición gubernamental saliente del primer ministro, Benjamín Netanyahu, calificada como la más derechista en los 70 años de historia del Estado judío.
La Comisión había avalado la candidatura de Michael Ben Ari, líder del partido nacionalista extremista Poder Judío. Este aspirante electoral se declara heredero de la formación política Kach, fundada en los años ochenta del siglo pasado por el rabino extremista Meir Kahane. Su partido fue prohibido por propugnar el racismo, la prohibición de los matrimonios de religión mixta y la deportación masiva de palestinos. El Supremo ha vetado ahora a Ben Ari por ocho votos a favor de sus magistrados, frente a uno en contra, de conformidad con el fiscal general, Avichai Mandelblit.
El cordón sanitario impuesto desde hace más de 30 años a los kahanistas, que tuvieron presencia en la Knesset (Parlamento) entre 1984 y 1988, se había roto en Israel tras la presión política de Netanyahu. El jefe de Gobierno conservador contribuyó el mes pasado a forjar la alianza del partido Poder Judío con otros grupos de la extrema derecha con el objetivo de favorecer el voto útil de derechas y garantizarse futuros socios de coalición. Para ello les prometió las carteras ministeriales de Educación y Vivienda si lograba sumar una nueva mayoría parlamentaria. Los sufragios kahanistas suelen perderse al no superar el listón del 3,5% de los votos nacionales exigido por la ley electoral para poder acceder a la Knesset.
El proscrito partido Kach figura en las listas de grupos terroristas de Estados Unidos y de la UE. Uno de sus seguidores, el colono Baruch Goldstein, mató a tiros a 29 palestinos en la mezquita de Ibrahim (Tumba de los Patriarcas para los judíos) de Hebrón (Cisjordania) en 1994. El rabino radical Meir Kahane fue asesinado en 1990 en Nueva York.
El Alto Tribunal revierte la desacalificación de fuerzas árabes
Los jueces del Supremo acordaron además por unanimidad autorizar la presentación a los comicios de Ofer Cassif, único candidato judío de la lista mayoritariamente árabe Hadash-Taal. Cassif había sido también apartado de la carrera electoral por unas declaraciones en las que equiparó a las Fuerzas Armadas de Israel con el nazismo.
Hubo, sin embargo, otro voto discrepante entre los nueve miembros del Alto Tribunal, que en Israel también ejerce el control de la legalidad constitucional, a la hora de revertir la descalificación que pesaba sobre la lista electoral de la alianza Partido Balad-Lista Árabe Unida. La Comisión Electoral Central la había invalidado por 17 votos frente a 10, a pesar de estar avalada por un dictamen de la Fiscalía General.
El conservador Partido Likud, encabezado por Netanyahu, había propuesto su exclusión al acusarle de “negar el carácter judío del Estado de Israel” y “apoyar a grupos armados” contrarios a su existencia. “Quienes respaldan el terrorismo no tienen cabida en la Knesset”, advirtió el primer ministro en Twitter.
Las fuerzas políticas árabes representan en el Parlamento a los palestinos que permanecieron dentro de las fronteras de Israel tras su creación en 1948 y a sus descendientes (cerca del 20% de los 8,8 millones de habitantes). Se presentaron unidas a las anteriores elecciones. celebradas en 2015, y se convirtieron en el tercer grupo parlamentario tras el Likud y el laborismo. Ahora acuden divididas a las urnas.
“Los partidos han utilizado desde hace 20 años la Comisión Central Electoral de manera racista”, aseguró en un comunicado la ONG Adalah, dedicada a la defensa legal de la principal minoría de Israel, “con el fin de deslegitimar a los representantes de los electores árabes”.