El repunte de la violencia ultra amenaza al fútbol

| 22 febrero, 2017

Lejos de ir extinguiéndose, la violencia en el fútbol sigue estando muy presente. Rara es la semana que no hay algún episodio de peleas entre grupos de “supuestos” aficionados de distintos equipos. Ocurre en nuestro país y fuera de él. En los torneos locales y en las competiciones internacionales. En la élite y en las divisiones más modestas.

RICARDO URIBARRI. BEZ.- Los ultras están siendo de nuevo tristes protagonistas esta temporada de numerosas agresiones que las fuerzas de seguridad no son siempre capaces de impedir. La última amenaza llega desde Rusia. Radicales de ese país han anunciado en un documental de la BBC que en el próximo Mundial de 2018 se puede vivir un “festival de la violencia”.

Hace poco más de dos años, en diciembre de 2014, el entonces secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, anunció a raíz del asesinato en Madrid de Jimmy, un seguidor del Deportivo, varias medidas  que tenían como objetivo “eliminar a los violentos del mundo del fútbol en menos de 24 meses de forma total”. Un fin que obviamente no se ha conseguido. Es cierto que las medidas de vigilancia en los recintos reducen al mínimo la posibilidad de que ocurra algo dentro, más allá de una violencia verbal que es sancionada, pero el problema se ha trasladado al exterior, a las calles, donde los ultras siguen campando a sus anchas.

Agresiones en España

En España hemos vivido en los últimos meses episodios violentos vinculados con el fútbol en Murcia, Getafe, Bilbao, Vitoria, Sevilla, Madrid, Almería, Soria, Gijón, Cáceres… En muchos de los casos los sucesos se saldaron con algún herido y numerosos destrozos en locales o en la vía pública. A pesar de las directrices de la Liga de Fútbol Profesional a los clubes para que rompan lazos con sus seguidores más radicales, evitando facilitarles entradas y desplazamientos, la realidad es que hay grupos que siguen viajando y provocando problemas. El presidente de la patronal, Javier Tebas, ya ha manifestado su temor “ante este repunte” de la violencia que “debemos cortar de cuajo. Nuestro objetivo es limpiar de violentos el fútbol español”. Para ello pide que se endurezca la ley para que los jueces puedan aplicar mano dura contra ellos.

 El problema se extiende por toda Europa. En el presente curso futbolístico ha habido casos como el de un aficionado ruso apuñalado en Roma, otro del Nápoles que también recibió una cuchillada en Estambul, graves disturbios provocados por radicales del Legia de Varsovia en Madrid e incluso una quedada entre hinchas de los equipos franceses Nancy y Estrasburgo para pegarse en un bosque con los holandeses del Feyenoord. Las fuerzas de seguridad vigilan las redes sociales, utilizadas muchas veces por los grupos para organizar sus peleas, pero en otras ocasiones no obtienen información a tiempo. En este sentido, la policía reclama desde hace tiempo a la Unión Europea una medida que en España ya se emplea: que facilite el intercambio de ficheros de los ultras cuando llegan los partidos de torneos continentales.

Las autoridades rusas han intentado desacreditar el documental emitido por la BBC en el que un ultra ruso lanzaba la amenaza contada al principio sobre la próxima Copa del Mundo. Sin embargo, el recuerdo de los graves altercados sucedidos el pasado verano en la Eurocopa de Francia, protagonizados por hinchas rusos e ingleses, deberían servir de aviso para extremar las medidas de seguridad ante una cita que puede congregar a miles de visitantes de todo el mundo. El presidente la FIFA, Gianni  Infantino, ha declarado que “no estoy preocupado por lo que pueda pasar en el Mundial de 2018, tengo plena confianza en las autoridades rusas”. En este sentido, el Gobierno del país ha remitido a la Duma (Asamblea Federal) una ley que endurecerá los castigos contra los aficionados violentos con vistas al Mundial, que incluye la deportación en el caso de los ultras extranjeros.

La motivación ideológica

A pesar de la desaparición en los últimos años de los estadios de conocidos grupos radicales como Boixos Nois, del FC Barcelona, o Ultras Sur, del Real Madrid, gracias a la iniciativa de dirigentes como Joan Laporta o Florentino Pérez, hay equipos donde la influencia de grupos radicales sigue siendo importante. En las últimas semanas se ha vivido el caso del futbolista ucraniano Roman Zozulya, que no ha podido incorporarse al Rayo en el marcado de invierno por la presión ejercida por los Bukaneros, los ultras del club vallecano, debido a las presuntas vinculaciones del futbolista con grupos armados de ultraderecha de su país, ideología opuesta a la de este grupo de la hinchada franjirroja.

En el fondo de muchas de estas peleas hay una motivación de ideología política. Las peñas violentas relacionadas con equipos en nuestro país se dividen entre las que tienen pensamiento de ultraizquierda y las de ultraderecha. Entre los primeros están los radicales del Deportivo, Celta, Sevilla, Athletic, Real Sociedad y Osasuna, además de los citados del Rayo. Entre los segundos se encuentran los del Real Madrid, Espanyol (ambos expulsados de los estadios), Atlético, Betis, Zaragoza (aunque también hay un grupo de pensamiento contrario) Sporting y Valencia.

Casi erradicada por completo la violencia dentro de los estadios, a las autoridades se les presenta  el reto de acabar también con la que los grupos ultra protagonizan fuera, que como se está demostrando con frecuencia, sigue vigente. Con una cita tan importante como el Mundial en poco más de un año, toca redoblar esfuerzos y tomar nuevas medidas. Las actuales, no funcionan.

HISTÓRICO

Enlaces internacionales