La delantera británico-nigeriana Eniola Aluko deja la Juventus tras sufrir actos discriminatorios por su raza. «Me cansé de entrar en tiendas en Turín y tener la sensación de que esperaban que robase algo», lamenta
IRENE SAVIO. EL PERIÓDICO.- El racismo ahora también salpica al fútbol femenino en Italia. La futbolista británica nacida en Nigeria Eniola Aluko ha denunciado haber sido objeto de actos de discriminación en Turín, ciudad del norte de Italia a la que llegó hace 18 meses para jugar en el equipo femenino de la Juventus (Juventus Women). Una denuncia que llega después de que la atacante anunciase la semana pasada —anticipadamente y con la temporada ya en marcha—, su decisión de abandonar el conjunto italiano y regresar a Reino Unido.
«Me cansé de entrar en tiendas y tener la sensación de que el dueño se esperaba que iba a robar algo», se ha quejado Aluko, en un texto publicado en el blog que mantiene en el diario británico ‘The Guardian’. «Demasiadas veces llegas al aeropuerto [de Turín] y tienes esos esos perros policía como si fueras Pablo Escobar [el difunto narcotraficante colombiano]», ha continuado. «Turín parece haberse quedado atrás dos décadas en su apertura hacia personas de distinto tipo», ha insistido la futbolista, quien rompió un contrato que preveía que siguiese jugando en el conjunto italiano.
Aluko explicó que no fue víctima de racismo por parte del personal de la Juventus ni de los fans del equipo, pero sí acusó al ‘calcio’ italiano de estar minimizando la gravedad del fenómeno. «Creo que hay un problema en Italia y en el fútbol italiano y la respuesta a eso es lo que realmente me preocupa», ha lamentado , al subrayar que «tanto los propietarios como los hinchas parecen, sobre todo en el fútbol masculino, percibir el asunto como parte de una cultura».
Un episodio recurrente
La denuncia se produce en un momento tenso para el ‘calcio’, en el que se han verificado repetidos episodios de odio racial que han desatado una ola de protestas de los jugadores no italianos. El más conocido en España es Mario Balotelli, jugador del Brescia de la Serie A, pero es solo uno de una larga lista.
Otros son Dalbert Henrique, lateral izquierdo brasileño de la Fiorentina, quien en septiembre paró el juego después de que un grupo de hinchas imitara el sonido del mono. Y además de él, en los últimos meses, hubo también los casos del senegalés Kalidou Koulibaly, central del Nápoles, de Moise Kean, un jugador juvenil italiano de origen marfileño de la Juventus, y Romelu Lukaku, futbolista belga de ascendencia congoleña. «Si vuelvo a recibir cánticos racistas, contestaré», dijo un agotado Lukaku en septiembre pasado.
Sin que ni los clubs ni las federaciones haya encontrado aún una solución eficaz para poner un freno al racismo de sus hinchadas, la situación amenaza con trastocar hondo al campeonato italiano, ha sugerido Aluko. «Si los clubs italianos quieren seguir atrayendo talentos, deben centrarse en hacer que los internacionales se sientan como en casa», ha advertido la atacante, quien este sábado jugará (contra la Fiorentina) su último partido en el país transalpino.