Los documentos oficiales que redactan los árbitros reflejan pocos episodios racistas en las gradas. Hay casos que se escapan
DANIELE GRASSO / BORJA ANDRINO. EL PAÍS.- El Atlético de Madrid ganó su cuarta liga en la última jornada tras empatar a uno contra el Sevilla. Era el 22 de abril de 1951 y Ben Barek, futbolista marroquí, marcó el gol del 1-1. El escritor Gonzalo Suárez estuvo como cronista en ese partido y cuenta que, tras el encuentro, un hincha sevillista lanzó un ladrillo hacia Barek. El delantero corrió tras el aficionado, le alcanzó y entregó a dos guardias civiles que asistían impasibles a la escena. Al marcharse, el aficionado le gritó: «¡No vuelvas por Sevilla, negro de mierda, porque te mataremos!».
Es uno de los primeros episodios documentados de un insulto racista en un partido de Primera División en España. Fue de una persona en concreto y fuera del campo, por lo que no habría quedado reflejado en el acta del partido, el documento oficial que redactan los árbitros y acredita lo que ha ocurrido durante los 90 minutos de juego. En ellas se recoge el resultado, las tarjetas amarillas o rojas, los incidentes y otras circunstancias del encuentro.
EL PAÍS ha analizado los textos de 34.200 actas, disponibles en la página web de la Real Federación de Fútbol desde el año 2003, para buscar la presencia de episodios racistas en las gradas del fútbol profesional español. En el rastreo se han tenido en cuenta solo descalificativos o actos xenófobos.
En las diecisiete temporadas disponibles, hay 68 actas de partidos de Primera, Segunda y Copa del Rey que recogen insultos racistas. Han ido disminuyendo después de 2007, año de entrada en vigor de la Ley contra la Violencia en el Deporte, al igual que otros incidentes reportados en las actas como lanzamientos de objetos o de bengalas. La afición del Betis es la que más veces aparece en actas de partidos con episodios racistas (seis). Le sigue el Atlético de Madrid, con cuatro casos reconocidos.
En ocasiones el árbitro apunta solamente “insultos racistas”; en otras detalla una situación que lleva a parar el juego: “En el minuto 76, cuando el jugador del F.C. Barcelona D. Samuel Etoo Fils se disponía a sacar un córner, desde el fondo y a coro, el público de dicho fondo, le gritó: «¡UH, UH, UH, UH, UH, UH!»; de forma repetida y constante, con clara entonación de imitación del sonido de un simio”, apuntó el colegiado Esquinas Torres el 22 de febrero de 2006 durante el Zaragoza – Barcelona que dejó la imagen del enfado de Eto’o con este tipo de gritos.
Lo que no sale en las actas
Es difícil cuantificar exactamente estos comportamientos, al no existir un registro oficial. Hay partidos con episodios racistas documentados por foto o vídeo que no quedan reflejados en las actas. En febrero de este año, los hinchas del Atlético de Madrid desplegaron banderas racistas en el campo del Rayo Vallecano. Hubo expediente, pero no porque el árbitro se percatara. En enero de la temporada pasada, los ultras del Sporting de Gijón corearon “no queremos jugadores/jugadores de color”, algo que no dejó rastro en el acta del partido. En el Fuenlabrada – Almería del pasado fin de semana, un jugador senegalés llegó a encararse a hinchas que le insultaban mientras calentaba en la banda, sin que ello llegara al acta del partido.
El árbitro tiene la potestad de tomar medidas durante el encuentro. Es por ello que en la mayoría de partidos con insultos racistas reflejados en las actas se acaba pidiendo que cesen los coros por la megafonía del estadio. Fuentes del mundo arbitral subrayan que, si bien es cierto que el árbitro tiene entre sus funciones percatarse de problemas en las gradas, está centrado principalmente en lo que ocurre sobre el terreno de juego. A menudo, un insulto racista visto en un vídeo desde la grada, apenas se oye en el campo. No es lo mismo que griten 30 personas a que griten 5.000.
Para identificar el racismo como comportamiento coral y masivo en un estadio de fútbol también hay funcionarios públicos (policías) o delegados de LaLiga. Su objetivo es denunciar episodios racistas y violentos antes, durante y después del partido para trasladarlos al Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el Deporte. Esta comisión, que no cuenta con personal permanente y depende del Consejo Superior de Deportes (CSD), tramita la mayoría de denuncias que llegan. En su última memoria anual, solo un 1% de las denuncias fueron por contenido racista o xenófobo.
LaLiga, por su parte, ha tramitado 335 denuncias a este organismo desde 2014. Solo tres de ellas estaban relacionadas con insultos racistas: dos en El Molinón de Gijón (una de ellas, la que se menciona más arriba y que no llegó al acta arbitral) y una en La Rosaleda de Málaga.
El periodista y escritor Salva Moya ha publicado tres libros sobre el racismo en el fútbol y ha defendido una tesis doctoral sobre el mismo tema en 2011. En ella recoge, desde los albores del fútbol, unas 300 episodios de racismo en la cancha en las diferentes ligas europeas. También entrevistó a 25 jugadores y exjugadores extranjeros de Primera y Segunda División. Más de la mitad de ellos admitían haber sufrido insultos racistas, en pocas ocasiones recogidos en un acta del partido: “El problema es que el árbitro tiene que estar en muchos frentes. Si él ve un gesto coral, tiene obligación de ponerlo en el acta. Pero le cuesta estar pendiente”, opina Moya. “Hay más racismo del que tenemos constatado, porque al fin al cabo lo vemos solo cuando los protagonistas se quejan. Hay que saber aceptar que hay un problema. Y tener datos para conocer su calado”. A día de hoy, ni LaLiga ni la Real Federación de Fútbol realizan un recuento oficial de episodios racistas en los estadios.
Metodología. Para identificar los partidos con insultos racistas hemos buscado en los apartados de «público» y de «otras incidencias» de las 34.200 actas publicadas en la web de la Real Federación de Fútbol. Hemos realizado una búsqueda por palabras, utilizando estos términos y sus derivadas: racismo, negro, perro, mono, uh, xenofobo, racista, nazi, fascista. Hemos filtrado manualmente los más de cien resultados conseguidos para eliminar falsos positivos («camiseta de color negro», «pancarta contra el racismo», etc.). Con la misma metodología, hemos encontrado otras incidencias, como lanzamiento de objetos y bengalaas.