RAGAP.- El uso de la homofobia como arma política goza de impunidad en Europa del Este. El ejemplo más reciente lo tenemos en Ucrania, donde el Primer Ministro Mykola Azarov ha alardeado de su carácter más retrógrado en plena oleada de manifestaciones pro europeístas en Kiev.
Azarov y su Gobierno son conocidos por sus campañas para no solicitar la anexión del país a la Unión Europea, cuestión que divide a la población nacional. En una retórica homófoba, el mandatario trató de “advertir” a sus partidarios de los “inconvenientes” de pertenecer al bloque, como reconocer los derechos de las personas LGBT.
“Habría que legalizar los matrimonios de un mismo sexo, y tendríamos que aprobar una ley sobre la igualdad de las minorías sexuales”, dijo en referencia a los requisitos para unirse a la UE, en una rueda de prensa el pasado sábado, junto al presidente del país Viktor Yanukovych.
Los dos gobernadores se encontraban en un edificio cercano a la Plaza de la Independencia de la capital ucraniana, donde desde el pasado 21 de noviembre se vienen produciendo grandes manifestaciones a favor de la Unión en un movimiento que ha sido bautizado con el nombre de EuroMaidan.
La causa del malestar popular se debe a que la mayoría población ucraniana apoya las aspiraciones europeas: un 45% apoya la firma de la asociación con la Unión Europea, mientras que sólo el 14% prefiere una asociación con Rusia, según una encuesta.
HOMOSEXUALIDAD EN UCRANIA
El 1991 Ucrania se convirtió en el primer país post-soviético reconocido por la ONU en despenalizar la homosexualidad, y las operaciones de cambio de sexo para adultos son legales desde 1996.
Sin embargo, no existen leyes contra la discriminación por orientación sexual o identidad de género y la constitución prohíbe el reconocimiento legal de los matrimonios entre personas del mismo sexo. El pasado mes de mayo se paralizó en el Parlamento “de forma indefinida” una propuesta de ley similar a la vigente en Rusia, que penalizaría la “propaganda homosexual” y permitiría a las empresas poder despedir a los trabajadores por su orientación sexual.