El presidente del Parlamento egipcio ensalza a Al Sisi comparándole con Hitler

| 6 octubre, 2019

Más de 3.000 personas han sido arrestadas en las últimas tres semanas en la peor campaña de represión en décadas

FRANCISCO CARRIÓN. EL MUNDO.- El «puño de hierro» que ha aplastado las protestas contra el presidente egipcio Abdelfatah al Sisi ha dado paso a un renovado culto a su figura. Enormes carteles con su rostro han vuelto a erigirse en las concurridas calles de El Cairo. Los canales de televisión repiten hasta la saciedad las instantáneas de sus visitas diarias y sus acólitos lanzan encendidos discursos. El último admirador en elaborar su panegírico ha sido el presidente del Parlamento, Ali Abdel Aal, que le ha llegado a comparar con Adolf Hitler.

«Hitler cometió errores pero lo que le permitió expandirse hacia este y oeste fue que creó una infraestructura sólida«, ha declarado esta semana Abdel Aal en una de las sesiones del Hemiciclo al defender los megaproyectos emprendidos por Al Sisi desde el golpe de Estado que hizo descarrilar la transición en 2013. Algunos, como la ampliación del canal de Suez o la creación de una nueva capital, han suscitado amplias críticas.

El presidente del Parlamento, un probado partidario del mariscal de campo, vertió sus polémicas declaraciones tras exigir a los diputados que guardaran un minuto de silencio para respaldar la misión del presidente de «crear un Estado egipcio moderno». «La infraestructura que Alemania ha construido es un modelo para el mundo entero», arguyó durante su comparativa con el régimen nazi que exterminó a 11 millones de personas, entre ellas, seis millones de judíos.

«Edificar naciones en tiempos de transición precisa de medidas duras porque es durante este tiempo cuando las instituciones se construyen y la infraestructura se establece», agregó el político de una Cámara repleta de disciplinados diputados. Sus palabras han provocado un aluvión de condenas entre la castigada oposición. Abdel Aal apenas ha rectificado. «Hitler cometió muchos crímenes que nunca jalearé pero ningún país puede desarrollarse sin una infraestructura fuerte y es lo único a lo que me refería», ha despachado.

Su disparatada intervención, sin atisbo de enmienda pública, coincide con los estragos de una campaña de represión inaugurada el pasado 20 de septiembre cuando estalló una insólita oleada de protestas contra Al Sisi. Desde entonces, 3.120 personas han sido arrestadas, según la Comisión Egipcia para los Derechos y las Libertades. En total, 2.447 ha comparecido ante la fiscalía y al menos 57 han sido liberadas sin cargos. Hace dos semanas, la fiscalía cifró en «no más de un millar» los detenidos.

El imponente despliegue de seguridad -con cientos de agentes de paisano dando el alto y hurgando en los teléfonos móviles en busca de contenido político disidente- ha abortado las siguientes convocatorias de protestas, lanzadas desde Barcelona por el empresario egipcio Mohamed Ali, un ex contratista del ejército.

La cadena de arrestos, la más numerosa en años, ha alcanzado a figuras de la disidencia que no habían abrazado las manifestaciones y a una parroquia heterogénea. «El perfil es el de un egipcio medio, de clase media o baja, sin afiliación política«, indica a EL MUNDO Mohamed Lotfy. «La policía básicamente persigue a cualquier crítico con el Gobierno o el presidente», agrega.

Entre los arrestados, figuraban extranjeros como Ralph, un universitario británico detenido el 27 de septiembre en los alrededores de la céntrica plaza Tahrir de El Cairo. «Por la mañana me pararon junto a un amigo y por la tarde la policía volvió al hotel. Me llevaron a una habitación y me interrogaron durante dos horas. Estaba asustado. Eran ocho personas. Me preguntaron sobre mi y mucho sobre mis compañeros y amigos. Querían saber qué hacían y dónde vivían«, relata a EL MUNDO el joven, ya de regreso a casa.

Para aplacar las protestas, el régimen ha anunciado alguna compensación dirigida a ese 33 por ciento de la población bajo el umbral de la pobreza. El Gobierno ha anunciado que 1,8 millones de personas a las que se le había retirado del programa de alimentos subvencionados han vuelto a ser beneficiarias, cumpliendo las órdenes del presidente. «Estoy siguiendo personalmente estos procedimientos», ha detallado Al Sisi.

Las autoridades también han ofrecido vagas promesas de rebajar la censura en unos medios de comunicación controlados por el aparato de seguridad. «Nos han llegado algunos mensajes en ese sentido, prometiendo que habrá algún acercamiento a las demandas y que la situación mejorará pero eso ya lo escuchamos antes», reconoce a EL MUNDO Anuar el Sadat, sobrino del presidente asesinado en 1981. «Lo que ha sucedido en los últimos años es insostenible. No ayuda a la estabilidad del país. Las autoridades tienen reconsiderar unas acciones que han provocado que la gente esté frustrada y enfadada», añade.

HISTÓRICO

Enlaces internacionales