EFE/La Vanguardia/Jorge Fuentelsaz.- Los ciudadanos de El Paso (Texas, EE.UU.) reivindican el carácter tranquilo de su ciudad y la seguridad que reina en sus calles, frente a los discursos xenófobos de la ultraderecha estadounidense, que en cada crisis migratoria dibuja la región fronteriza como una zona de caos, infectada de migrantes delincuentes y contrabandistas.
«El año pasado, casi 100 terroristas CONOCIDOS fueron detenidos cruzando ilegalmente la frontera y quién sabe cuántos más entraron en el país sin ser detectados», aseguraba ayer en Twitter el gobernador de Texas, Gregg Abbott, una de las voces más racistas dentro del Partido Republicano.
Para Abbott, refugiado es sinónimo de delincuencia y tráfico de drogas y de armas y, según él, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden «quiere dar la bienvenida con una alfombra roja a los inmigrantes ilegales».
El eco de sus declaraciones racistas se amplifica en cientos de medios de ultraderecha como Infowars, donde su colaborador Owen Shroyer ha cubierto la última oleada migrante registrada en la frontera sur con motivo del levantamiento, el pasado día 11, del Título 42, una norma que permitía la expulsión en caliente de los refugiados por la pandemia de covid-19.
Cuando la noche del jueves la Guardia Fronteriza trasladaba a cientos de migrantes detenidos en la puerta 42 de la valla fronteriza a sus instalaciones para ser procesados, Shroyer no dudó en hacer una conexión en directo en la que aseguraba que la Guardia Nacional de Texas estaba colaborando con la Patrulla Fronteriza en una operación de tráfico de personas.
EL PASO, UNA CIUDAD TRANQUILA Y SEGURA
Sin embargo, la realidad en El Paso, la ciudad fronteriza donde se ha registrado un mayor número de detenciones de migrantes en los últimos ocho meses, dista mucho de la imagen catastrófica que intentan crear políticos como Abbott.
Según la firma Smartasset, que elabora un ránking de las ciudades más seguras del país, El Paso ocupa el puesto 12 entre las localidades con menos crimen por habitante en Estados Unidos y la también fronteriza McAllen (Texas) es la tercera urbe más segura.
«La crisis migratoria ha puesto a nuestra región en el foco sobre algo que, por desgracia, no es real. De hecho, somos la gran ciudad más segura de Estados Unidos. Nuestros índices de delincuencia son muy bajos, pero los medios de comunicación presentan nuestra región como una frontera violenta, sin ley debido a la crisis migratoria», asegura a EFE el presidente de la organización The Borderplez Alliance, Jon Barela.
Barela, que ha sido, sin éxito, candidato por el Partido Republicano al Congreso de Estados Unidos, tampoco comulga con la política migratoria de Biden y subraya: «Necesitamos desesperadamente una norma de inmigración bipartita, una solución de inmigración a largo plazo», al tiempo que insta a «poner la emoción a un lado, para llegar a algo que sea lo mejor para nuestro país y para aquellos que buscan trabajo en él».
«LOS INMIGRANTES SON EL FUTURO»
Para Javier García, dueño desde hace 20 años de la ferretería Oregón, que está a menos de 50 metros de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, donde esta semana llegaron a acampar cerca de mil refugiados antes de que se entregaran en su mayoría a las autoridades, los migrantes son el futuro de Estados Unidos.
«Vienen con niños y está bien el hecho que anden los inmigrantes con sus familias pequeñas, es el futuro del país», dice García, que se queja de que los jóvenes estadounidenses cada vez tienen menos hijos y más perros y gatos.
Este ferretero de origen mexicano asegura que nunca ha tenido ningún problema de seguridad porque «El Paso siempre ha sido considerada una de las ciudad más tranquilas del país», y, además, no duda en calificar a Abbott de racista.
UNA «LAMENTABLE DISTORSIÓN»
El director de la ONG Border Network of Human Rights, Fernando García, sostiene también que «El Paso, hoy, es una de las ciudades más seguras del país, es más seguro que Austin (Texas) donde vive el gobernador Greg Abbott».
«Sin embargo, pintan a nuestra comunidad como una comunidad de caos y de violencia, lo cual no es cierto. Eso lo mandan, lo utilizan y lo consumen estadounidenses con tendencias medio racistas y xenófobas y las utilizan como la gran verdad: que hay una gran invasión al país de criminales. Esa es la lamentable distorsión que está sucediendo hoy», dice a EFE este defensor de los derechos de los migrantes en El Paso.