El fuerte dispositivo policial impidió que el grupo de franquistas se acercara a menos de 200 metros del cementerio de Mingorrubio
ABC.- El Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia denunciará los insultos homófobos que los concentrados ante el cementerio de Mingorrubio lanzaron ayer contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Los hechos sucedieron poco después de las once de la mañana, cuando un grupo de defensores de Franco, ataviados con la bandera nacional y con la vista puesta en la entrada del recinto en el que minutos después enterrarían al dictador, comenzaron a insultar a Marlaska: «¡Marlaska maricón!», se escuchó en repetidas ocasiones.
En las inmediaciones se pudo ver hasta a 300 defensores de Franco desde que empezó el proceso de exhumación en el Valle de los Caídos. Estos tuvieron también palabras para defender su imagen y memoria: « Viva el santo caudillo de España».
El proceso para la exhumación comenzó sobre las diez y media de la mañana. En el emplazamiento de la tumba se ubicó una carpa que obstaculizó la visión de los trabajos. Las puertas de la Basílica se abrieron poco antes de la una de la tarde, para sacar a hombros el ataúd. Los familiares cubrieron el féretro con una bandera con el escudo del Ducado de Franco.
Los restos del dictador fueron trasladados entonces al helicóptero en el que ha volado hasta El Pardo, donde aterrizó tras 2o minutos de viaje. La comitiva familiar, que llegó en coche, fue recibida con gritos de «¡Franco, Franco!» por el mismo grupo que insultó al ministro. El fuerte dispositivo policial desplegado hasta el lugar impidió que se acercaran a más de 200 metros del cementerio. Entre los asistentes se encontraba el ex teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, que encabezó el golpe de Estado del 23-F. Ya en el cementerio de Mingorrubio, la familia Franco puso sobre el féretro la bandera preconstitucional con el águila de San Juan. El nieto del dictador, Francis Franco, la llevó al Valle de los Caídos tras ondearla en su casa, pero el Gobierno le impidió entrar con ella en la Basílica y tuvieron que dejarla en uno de los coches.